viernes, 31 de enero de 2014
"El peso del oro", un corto sobre la megaminería a cielo abierto
Durante once minutos, Isadora, una joven catamarqueña de 16 años relata con cifras y datos concretos cada uno de los pasos de un proceso megaminero. Por un lado, especifica las ganancias que obtienen las empresas multinacionales que lo llevan adelante y, por el otro, las consecuencias para el medio ambiente y las poblaciones que viven en las zonas que son explotadas. Un corto documental producto de un gran trabajo colectivo, tal como lo definió su director, Martín Musarra.
Con la colaboración de la ONG Be Pe, la dirección de Martín Musarra y el aporte económico de la Comunidad Económica Europea, el corto “El peso del oro” se estrenó el 28 de diciembre pasado en el marco de la marcha contra la megaminería a cielo abierto, que cada sábado se realiza en la plaza del pueblo catamarqueño de Andalgalá. En La Retaguardia tuvimos el placer de hacer la presentación del corto en radio. Aunque no se pudo apreciar la excelente animación y las imágenes que acompañan el relato de Isadora, el guión es sumamente claro y sencillo para entender el camino megaminero: cómo detrás de una pequeña pulsera de oro de diez gramos hay destrucción de montañas y apropiación de agua potable de varias poblaciones argentinas.
“Es una alegría que el corto ya esté en las calles, en las pantallas, en internet, porque fue literalmente como un hijo, fueron nueve meses de laburo, entre las primeras versiones de guión, la sistematización de todo un proceso megaminero completo que nunca se había hecho, nosotros por tener la mala experiencia de La Alumbrera, como decimos siempre, teníamos la lamentable posibilidad de hacerlo, y poder sistematizar el proceso completo, contándolo por día, también por año y tratando que con ejemplos se pueda palpar un poquito más las cifras que son como algo abstracto; uno termina hablando de millones y millones y no sabe a ciencia cierta cuánto tiene que ver con la vida diaria, cosas que uno no está acostumbrado a medir en mega cifras”, contó Martín Musarra en diálogo con La Retaguardia, luego del estreno radial de su corto.
Musarra lo dirigió pero detrás hay un gran trabajo en conjunto: “hubo mucha discusión sobre cuáles eran las palabras y los ejemplos adecuados, pudimos laburar con gente con mucha afinidad, pudimos trabajar muy bien la estética con Rocío y Francisco que son amigos de mucho tiempo, y siempre nos había quedado pendiente trabajar juntos, pero las distancias a veces son complejas, y en este proyecto pudimos hacerlo y la verdad que valió la pena”, agregó.
El trabajo colectivo incluyó a toda la población catamarqueña. Por ejemplo, Isadora, la narradora del corto, tiene 16 años, la misma cantidad de años que hace que la Minera La Alumbrera se instaló en Catamarca. Musarra definió a Isadora como una hija de la lucha: “sus padres son Aldo y Ana, señores que por ahí uno los ha conocido parando camiones con la bicicleta. La verdad que la aparición de Isa fue con la claridad y el compromiso que tiene, y también este paralelo entre la vida de ella y la cantidad de años que lleva la empresa en este lugar fue algo que nos terminó de cerrar por todos lados”.
Martín Musarra está contento con el documental logrado y se le nota, está convencido de que los catamarqueños y todos los luchadores contra la megaminería se merecían un material de estas características: “queríamos hacerlo porque la lucha se lo merece, porque creemos en una manera de vida, con una comunidad informada que pueda tomar sus decisiones, que pueda involucrarse también en las discusiones de cómo se quiere vivir. Este corto es una herramienta puesta a disposición de las organizaciones, de los profesores también, ahora queda por delante sumarlo al trabajo pedagógico de los barrios, de las escuelas, que se pueda trabajar todo este bagaje de información”. A continuación les dejamos el corto documental “El Peso del Oro” para que lo disfruten, aprendan y difundan.
Abajo la devaluación y el ajustazo
En su primera cita del año, la Mesa Nacional del Frente de Izquierda resolvió publicar la declaración sobre la crisis nacional que aquí reproducimos. En la reunión de las delegaciones de las direcciones del PTS, el PO e Izquierda Socialista, realizada el lunes 27 de enero, asimismo se acordó que esta Mesa funcione semanalmente y, a la par, se repita en el resto de las legislaturas -incluyendo la de la Ciudad de Buenos Aires- la experiencia que ya iniciamos en la provincia de Buenos Aires, con reuniones periódicas de los tres partidos para discutir una gestión común de las bancas. En el Congreso Nacional el PTS reiteró la propuesta de que, independientemente del nombre, funcione una mesa de los tres partidos integrantes del FIT para discutir una agenda común y unitaria de las tres bancas de la izquierda. En ese sentido a mediados de mes les remitimos a los compañeros del PO e IS un anteproyecto de ley sobre la renacionalización bajo gestión de los trabajadores del sistema de energía eléctrica para presentar en las próximas semanas.
La violenta devaluación de la moneda dispuesta por el Gobierno nacional es un mazazo contra los trabajadores, pasivos y activos. Echa más leña al fuego de una inflación que carcome a los ingresos populares. La devaluación se suma al tarifazo en el transporte y otros ajustes, como el de la nafta. Y es un premio a los grandes empresarios, ya que apunta a licuar los salarios. La intención de este ajuste fue denunciada por nuestro Frente de Izquierda durante la campaña electoral.
La carestía, especialmente en los alimentos, ya ha pegado un nuevo salto. El anunciado “Progresar”, que es una farsa para la juventud que quiere estudiar y trabajar, ha nacido devaluado. La desvalorización de la moneda aumentará el peso de la deuda externa sobre el conjunto del Estado nacional y de las provincias, cuyas deudas están atadas al dólar, lo que terminarán pagando los trabajadores y el pueblo. La suba de la tasa de interés significará la quiebra para los trabajadores endeudados y una retracción del crédito y de la economía, con su amenaza de suspensiones y despidos. Asimismo, el Gobierno está reendeudando a Argentina con el capital financiero internacional, y malversando el fondo de garantía de la ANSES. Las reservas siguen cayendo para asegurar el pago de la deuda externa usuraria, de acuerdo a las exigencias del imperialismo, el FMI y el Club de París.
La devaluación agravará también la factura del vaciamiento energético, a partir de las importaciones de combustibles. Es que el acuerdo con Chevron y otros monopolios petroleros ha establecido la dolarización del precio de los combustibles, el tarifazo permanente. La devaluación beneficia a los monopolios cerealeros e industriales que exportan y a la masa de especuladores de la bolsa, pero acentuará todos los desequilibrios de la economía nacional. Se agravará el déficit internacional de Argentina y se acentuará la dependencia financiera del país respecto del capital extranjero y nacional.
Los Massa, Scioli, Cobos, Binner y Macri han saludado la devaluación y la suba de intereses, y reclaman la completa libertad para el mercado de capitales, al igual que las corporaciones patronales. Todos ellos, al igual que el Gobierno nacional y los gobernadores provinciales, apuestan a ponerle un techo a las discusiones salariales en las paritarias.
A los promotores de ese ajuste gigantesco, sin embargo los acosa una pesadilla aún más grande: el temor a la reacción de los trabajadores. Ante la crisis, los trabajadores tenemos la posibilidad de imponer nuestra iniciativa. Todas las luchas parciales de los últimos meses han sido ganadas por los trabajadores. La burocracia sindical, en cambio, frena la movilización de los sindicatos por un aumento general de salarios y jubilaciones, y frena también el adelantamiento de las discusiones paritarias, dejando pasar el ajuste.
La situación creada plantea a las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos antiburocráticos y combativos la promoción de asambleas, plenarios o reuniones de activistas en el camino de un reagrupamiento y coordinación nacional, para votar resoluciones de programa y de lucha. Esta actividad mostrará al conjunto del movimiento obrero que se van preparando las condiciones de la respuesta, exigiéndole a los sindicatos y a las centrales obreras (las CGT y las CTA) que inmediatamente convoquen a plenarios de delegados con mandato para votar planes de lucha y un plan de lucha de conjunto. El Frente de Izquierda se compromete a poner todas sus fuerzas en el movimiento obrero al servicio de esta perspectiva.
Nuestras reivindicaciones son claras: un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, hoy en diez mil pesos; por la indexación mensual de los salarios y jubilaciones; por el 82 % móvil; prohibición de los despidos y suspensiones: reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario. Abajo la precarización laboral: pase a planta de todos los contratados. Ningún tarifazo: por la apertura de los libros y los costos de todas las concesiones; por la reestatización bajo control de trabajadores y usuarios de la energía y del transporte, sin resarcimiento a sus vaciadores (Repsol, Edenor, Edesur, Cirigliano, Metrovías y otros). Por la apertura de los libros, y el control obrero y popular de los monopolios alimenticios y comerciales formadores de precios.
En el marco de esta movilización, planteamos el no pago de la deuda externa usuraria y fraudulenta; la nacionalización, sin resarcimiento, y el monopolio estatal de la banca y el comercio exterior.
Que la crisis la paguen los capitalistas; por un plan económico y político de los trabajadores. Por congresos de bases del movimiento obrero para discutir un programa y un plan de lucha en defensa de todas las reivindicaciones obreras, contra el ajustazo.
FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES
Partido Obrero – PTS – Izquierda Socialista
28/01/14
La violenta devaluación de la moneda dispuesta por el Gobierno nacional es un mazazo contra los trabajadores, pasivos y activos. Echa más leña al fuego de una inflación que carcome a los ingresos populares. La devaluación se suma al tarifazo en el transporte y otros ajustes, como el de la nafta. Y es un premio a los grandes empresarios, ya que apunta a licuar los salarios. La intención de este ajuste fue denunciada por nuestro Frente de Izquierda durante la campaña electoral.
La carestía, especialmente en los alimentos, ya ha pegado un nuevo salto. El anunciado “Progresar”, que es una farsa para la juventud que quiere estudiar y trabajar, ha nacido devaluado. La desvalorización de la moneda aumentará el peso de la deuda externa sobre el conjunto del Estado nacional y de las provincias, cuyas deudas están atadas al dólar, lo que terminarán pagando los trabajadores y el pueblo. La suba de la tasa de interés significará la quiebra para los trabajadores endeudados y una retracción del crédito y de la economía, con su amenaza de suspensiones y despidos. Asimismo, el Gobierno está reendeudando a Argentina con el capital financiero internacional, y malversando el fondo de garantía de la ANSES. Las reservas siguen cayendo para asegurar el pago de la deuda externa usuraria, de acuerdo a las exigencias del imperialismo, el FMI y el Club de París.
La devaluación agravará también la factura del vaciamiento energético, a partir de las importaciones de combustibles. Es que el acuerdo con Chevron y otros monopolios petroleros ha establecido la dolarización del precio de los combustibles, el tarifazo permanente. La devaluación beneficia a los monopolios cerealeros e industriales que exportan y a la masa de especuladores de la bolsa, pero acentuará todos los desequilibrios de la economía nacional. Se agravará el déficit internacional de Argentina y se acentuará la dependencia financiera del país respecto del capital extranjero y nacional.
Los Massa, Scioli, Cobos, Binner y Macri han saludado la devaluación y la suba de intereses, y reclaman la completa libertad para el mercado de capitales, al igual que las corporaciones patronales. Todos ellos, al igual que el Gobierno nacional y los gobernadores provinciales, apuestan a ponerle un techo a las discusiones salariales en las paritarias.
A los promotores de ese ajuste gigantesco, sin embargo los acosa una pesadilla aún más grande: el temor a la reacción de los trabajadores. Ante la crisis, los trabajadores tenemos la posibilidad de imponer nuestra iniciativa. Todas las luchas parciales de los últimos meses han sido ganadas por los trabajadores. La burocracia sindical, en cambio, frena la movilización de los sindicatos por un aumento general de salarios y jubilaciones, y frena también el adelantamiento de las discusiones paritarias, dejando pasar el ajuste.
La situación creada plantea a las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos antiburocráticos y combativos la promoción de asambleas, plenarios o reuniones de activistas en el camino de un reagrupamiento y coordinación nacional, para votar resoluciones de programa y de lucha. Esta actividad mostrará al conjunto del movimiento obrero que se van preparando las condiciones de la respuesta, exigiéndole a los sindicatos y a las centrales obreras (las CGT y las CTA) que inmediatamente convoquen a plenarios de delegados con mandato para votar planes de lucha y un plan de lucha de conjunto. El Frente de Izquierda se compromete a poner todas sus fuerzas en el movimiento obrero al servicio de esta perspectiva.
Nuestras reivindicaciones son claras: un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, hoy en diez mil pesos; por la indexación mensual de los salarios y jubilaciones; por el 82 % móvil; prohibición de los despidos y suspensiones: reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario. Abajo la precarización laboral: pase a planta de todos los contratados. Ningún tarifazo: por la apertura de los libros y los costos de todas las concesiones; por la reestatización bajo control de trabajadores y usuarios de la energía y del transporte, sin resarcimiento a sus vaciadores (Repsol, Edenor, Edesur, Cirigliano, Metrovías y otros). Por la apertura de los libros, y el control obrero y popular de los monopolios alimenticios y comerciales formadores de precios.
En el marco de esta movilización, planteamos el no pago de la deuda externa usuraria y fraudulenta; la nacionalización, sin resarcimiento, y el monopolio estatal de la banca y el comercio exterior.
Que la crisis la paguen los capitalistas; por un plan económico y político de los trabajadores. Por congresos de bases del movimiento obrero para discutir un programa y un plan de lucha en defensa de todas las reivindicaciones obreras, contra el ajustazo.
FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES
Partido Obrero – PTS – Izquierda Socialista
28/01/14
Las cuentas de "Progresar" no cierran
La presidenta argentina, Cristina Fernández, ha lanzado un programa denominado "Progresar" (Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina) que implica un “reconocimiento a cambio de estudios, una contraprestación de 600 pesos mensuales” para un millón y medio de jóvenes de entre 18 a 24 años de edad con un impacto sobre el coeficiente de Gini de 0.4.
Según lo expresado por la presidenta, el nuevo programa beneficiará "al 78 por ciento de jóvenes que carecen de empleo y están en los dos niveles de más bajos recursos" de la Argentina.
En la misma presentación la mandataria afirmo que el desempleo en su país es de solo un 6.6%, aunque ha reconocido en anteriores intervenciones que el trabajo informal comprende a un 34% de personas económicamente activas, entre los 16 y los 60 años de edad.
Por otra parte y de acuerdo a datos suministrados por el propio ministerio de educación, la deserción escolar secundario es de aproximadamente el 50% y existen además unas 5 millones de personas que no han concluido la escuela secundaria.
Análisis iniciales de la eficacia de "Progresar" indican que difícilmente por 600 pesos mensuales una gran parte de los jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan se inclinen (por diversos motivos no relacionados con su ingreso económico) a volver a los colegios que abandonaron o a los que nunca concurrieron y mucho menos aún lo hagan de manera constante en una sociedad en con niveles de pobreza, desempleo y condiciones de aprendizaje bloqueados por diversos factores biosocioambientales que dificultan la implementación de una medida que nuevamente llega tarde al seno de la sociedad.
Nuevamente la pregunta de ¿porqué no se hizo antes? surge en la cabeza de los habitantes que ven en este tipo de programas un mecanismo clientelar asociado a las derrotas electorales que a las convicciones políticas de cuadros gubernamentales quebrados y en retirada que pretenden conservar cuotas de impunidad propias de gobiernos menemistas-duhaldistas que tienen al kichnerismo como su continuación histórica.
La senda recorrida por la democracia representativa arrojó realmente 25% de pobreza, 10% de indigencia, 50% de deserción escolar, 5 millones de analfabetos funcionales, 70% de jubilados con pensiones mínimas y niveles de conocimiento y conciencia muy por debajo del esperado para una población gobernada por 12 años de clientelismo capitalista feudalizado por gobiernos conservadores que se apoderarán totalmente del gobierno en 2015 para perpetuar un sistema de dominación de las corporaciones agroalimenticias, petroleras, farmacéuticas y mineras gerenciadas por la clase política corrompida por sus propia codicia que los tiene heridos y al borde de la fuga.
Marcelo Rimonti. Sociólogo UBA
Según lo expresado por la presidenta, el nuevo programa beneficiará "al 78 por ciento de jóvenes que carecen de empleo y están en los dos niveles de más bajos recursos" de la Argentina.
En la misma presentación la mandataria afirmo que el desempleo en su país es de solo un 6.6%, aunque ha reconocido en anteriores intervenciones que el trabajo informal comprende a un 34% de personas económicamente activas, entre los 16 y los 60 años de edad.
Por otra parte y de acuerdo a datos suministrados por el propio ministerio de educación, la deserción escolar secundario es de aproximadamente el 50% y existen además unas 5 millones de personas que no han concluido la escuela secundaria.
Análisis iniciales de la eficacia de "Progresar" indican que difícilmente por 600 pesos mensuales una gran parte de los jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan se inclinen (por diversos motivos no relacionados con su ingreso económico) a volver a los colegios que abandonaron o a los que nunca concurrieron y mucho menos aún lo hagan de manera constante en una sociedad en con niveles de pobreza, desempleo y condiciones de aprendizaje bloqueados por diversos factores biosocioambientales que dificultan la implementación de una medida que nuevamente llega tarde al seno de la sociedad.
Nuevamente la pregunta de ¿porqué no se hizo antes? surge en la cabeza de los habitantes que ven en este tipo de programas un mecanismo clientelar asociado a las derrotas electorales que a las convicciones políticas de cuadros gubernamentales quebrados y en retirada que pretenden conservar cuotas de impunidad propias de gobiernos menemistas-duhaldistas que tienen al kichnerismo como su continuación histórica.
La senda recorrida por la democracia representativa arrojó realmente 25% de pobreza, 10% de indigencia, 50% de deserción escolar, 5 millones de analfabetos funcionales, 70% de jubilados con pensiones mínimas y niveles de conocimiento y conciencia muy por debajo del esperado para una población gobernada por 12 años de clientelismo capitalista feudalizado por gobiernos conservadores que se apoderarán totalmente del gobierno en 2015 para perpetuar un sistema de dominación de las corporaciones agroalimenticias, petroleras, farmacéuticas y mineras gerenciadas por la clase política corrompida por sus propia codicia que los tiene heridos y al borde de la fuga.
Marcelo Rimonti. Sociólogo UBA
jueves, 30 de enero de 2014
Argentina: Devaluación es un saqueo a los bolsillos populares
Los trabajadores y el pueblo no vamos a pagar los platos rotos de una fiesta ajena.
La devaluación de la semana pasada completa una serie de medidas que responden a un contexto económico difícil, que marca las contradicciones que acumuló el modelo en los últimos años y en donde el gobierno nacional terminó haciendo lo que prometió que no haría. Sin duda, la devaluación del peso, con el precio del dólar oficial que saltó de 6 a 8 pesos en menos de un mes, tendrá un claro impacto regresivo para los sectores populares.
Una vez más, como en toda depreciación de la moneda nacional, quienes salen favorecidos son los grandes exportadores y el gran capital, vinculados a los sectores transnacionales, que venían demandando una devaluación. Mientras que los grandes perjudicados somos los trabajadores y el pueblo, que como siempre sufrimos con la disminución en el poder de compra de nuestros ingresos.
De esta forma, hoy se cristalizan las transformaciones estructurales siempre pendientes; sumándose esta fuerte devaluación del peso a una serie de medidas “pro-mercado” que el gobierno nacional tomó en los últimos meses, intentando evadir sin éxito las tormentas que le sugirieron distintos sectores políticos y empresariales.
Claro ejemplo de esta orientación es la búsqueda de un arreglo con Repsol por 5.000 millones de dólares (reconociéndole el pago de una indemnización después de haber saqueado durante años nuestros recursos); los acuerdos con cinco multinacionales en el marco del CIADI (tribunal internacional del saqueo que actúa como árbitro entre estados soberanos y empresas transnacionales), por lo cual nuestro país pagará cuantiosos montos en dólares, mermando la soberanía del Estado para juzgar en el propio territorio. En la misma línea, del baúl de los recuerdos salió el intento de acordar con los acreedores del Club de París, postergado desde 2008, con la expectativa de conseguir crédito internacional a costa de endeudar nuevamente al país.
En síntesis, el gobierno profundiza una inserción económica subordinada a los grandes grupos monopólicos, así como al CIADI, al Banco Mundial y al FMI, sumándose en estos días la discusión de un acuerdo de libre comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea, que de concretarse perjudicaría gravemente a los trabajadores y a la soberanía del Estado.
Sin embargo, estos no son los únicos compromisos del gobierno con el empresariado local e internacional. Otros se han venido tejiendo desde hace años y les han permitido “llevársela con pala”, como reconoció hace tiempo ya Cristina Fernández de Kirchner. No fueron acuerdos gratuitos, sino que se montaron sobre un escenario económico frágil y que fue sumando contradicciones, permitiendo cierta recuperación del nivel de empleo y los salarios, al tiempo que se concretó el pago de 173.000 millones de dólares de deuda externa (el famoso “desendeudamiento”), la cual no solo no ha evidenciado una reducción significativa y hoy asciende a us$200.000 millones, sino que con la vuelta al crédito internacional se espera que esta se expanda nuevamente.
Ante tamaña sangría de recursos, el gobierno se desespera ahora por obtener dólares, ya sea intentando volver al crédito internacional con los organismos multilaterales; inclinándose ante inversiones extranjeras con condiciones draconianas (y hasta secretas y potencialmente contaminantes como con Chrevron); procurando acuerdos con China (como el fallido intento de la construcción de dos represas) o intentado infructuosos blanqueos de capitales no declarados (posiblemente provenientes del lavado de dinero).
Sin embargo, los sectores empresariales concentrados quieren todavía más y apuestan a una devaluación aún mayor del peso para aumentar sus ganancias. Con tal de salvaguardar sus ingresos no dudan en incrementar los precios de los productos que ellos venden y nosotros producimos, alegando aumentos de insumos.
Es evidente que este panorama de devaluación no se reduce únicamente de una disputa entre los de arriba sino que se hará sentir por abajo. La precariedad ataca la vida de más de la mitad de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, que contamos con ingresos por debajo de los 4.000 pesos para más del 50% de las y los laburantes (mientras el sector financiero ganó 34.000 millones de pesos sólo entre enero y noviembre de 2013).
Por su parte, los acuerdos de precios firmados por el Secretario de Comercio, Augusto Costa, el sucesor de Moreno, ya convalidaron precios altos de alimentos, a lo que se sumará el impacto de esta reciente devaluación que sin duda no va a pasar desapercibida en las góndolas de los supermercados.
Otra vez los de arriba van a querer que la clase trabajadora pague los platos rotos, con nuevos incrementos de tarifas, combustibles, alimentos y medicamentos, entre otros bienes de primera necesidad.
Por eso, las organizaciones abajo firmantes llamamos a poner en pie iniciativas que permitan sostener el nivel de ingresos de las y los trabajadores, impulsando la organización y la lucha desde las bases para impedir que las paritarias sean la variable de ajuste; defendiendo cada puesto de trabajo, reclamando salarios iguales a la canasta familiar, el incremento de los planes sociales, el control popular de precios y de los servicios públicos, y la aplicación de la Ley de Abastecimiento.
Asimismo, frente a la suba de la inflación reclamamos la eliminación del IVA a los productos de la canasta básica y a los medicamentos, así como la nacionalización del transporte, la energía y los combustibles bajo control de los trabajadores y el pueblo.
Para que la grave situación económica no golpee a los sectores de menos recursos, es fundamental que se impulsen medidas como la nacionalización del sistema financiero y el comercio exterior, que permitan cerrar la fuga de divisas sin castigar el bolsillo popular.
Por último, exhortamos al gobierno nacional a recuperar la soberanía, desconociendo al CIADI como tribunal con jurisdicción para los litigios con las multinacionales; y a no pagar la deuda externa que se ha comprobado que es ilegal, ilegítima y fraudulenta.
Porque queremos un país con soberanía alimentaria, energética y financiera.
¡Por una Argentina sin entrega ni explotación!
¡Por una alternativa política de los de abajo!
Primeras firmas:
COB La Brecha – Frente Popular Darío Santillán (FPDS) – Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social (MULCS) – Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) – OP Fogoneros – Agrupación Domingo Menna – Organización de Trabajadores Revolucionarios (OTR)
Ante la ofensiva de los oligopolios, ¡estatizar el comercio exterior!
La Argentina enfrenta una grave crisis cuyas dos principales manifestaciones son la trepada del dólar –que refleja una peculiar anomalía argentina, porque esa moneda se está devaluando en todo el mundo, incluyendo por supuesto América Latina y el Caribe- y la resultante escalada inflacionaria que la insólita revaluación de la divisa estadounidense produce en la economía argentina. La devaluación del peso y el impulso inflacionario son, en realidad, dos caras de una misma moneda. Pero la gran paradoja es que desplome sufrido por el peso no guarda correspondencia con la situación imperante en la economía real. Esta no tiene la solidez y el dinamismo del período 2003-2008, pero está lejos de verse reflejada en los desquiciantes movimientos que se registran en el tipo de cambio. Veamos: la producción agropecuaria se mantiene en niveles comparativamente muy elevados, aun cuando la “sojización” de la agricultura plantea numerosos problemas (económicos, sociales y ecológicos) que no podemos examinar aquí; algunas ramas del sector industrial (automóviles, motocicletas, electrónicos diversos, etcétera) marcan nuevos records a pesar de las restricciones para la importación de algunos insumos cruciales; la gran minería prosigue su marcha, más allá de lo ocurrido con Pascua Lama producto de un fallo de la justicia chilena; la explotación de hidrocarburos, estimulada por las perspectivas de Vaca Muerta retoma un ritmo ascendente; los bancos y las entidades financieras registran significativas ganancias y según un reciente estudio de la CEPAL las exportaciones argentinas crecen por encima del promedio regional.
Si esto es así, ¿qué es lo que está ocurriendo? Más allá de abrir una discusión seria sobre “el modelo”, misma que no hicieron los economistas de la oposición adscriptos férreamente al neoliberalismo de los años noventa, ni tampoco los del oficialismo, para quienes lo único que había que hacer era “profundizar” un esquema económico cuyos límites, inconsistencias y deformaciones eran evidentes por lo menos desde el 2010 y acerca de los cuáles más de una vez nos referimos en nuestro blog. Pero más allá de esta necesaria discusión, decíamos, se impone actuar con urgencia sobre la coyuntura cortando de un tajo el nudo gordiano que está asfixiando a la economía argentina con la estampida del dólar y la peligrosa escalada inflacionaria. Para ello el estado deberá recuperar, sin más dilaciones, el control del comercio exterior, fuente insustituible de las divisas que necesita el país.
Es absurdo, y a estas alturas demencial, que cinco o seis grandes oligopolios manejen el grueso de la divisas que ingresan por la vía de las exportaciones agropecuarias. En una economía tan dolarizada como la Argentina, en donde los componentes importados afectan a casi todas, por no decir todas, las actividades económicas del país, dejar que la disponibilidad de dólares quede en manos de un puñado de oligopolios es un acto de soberana insensatez. En Chile, sin ir más lejos, los ingresos de su riqueza principal, el cobre, los controla exclusivamente el estado. En nuestro país, en cambio, un 80 por ciento de lo producido por las exportaciones cerealeras lo retienen grandes oligopolios transnacionales, y especialmente Cargill y Bunge, seguidos de cerca por Continental y Dreyfus; a su vez un par de grandes empresas controlan los ingresos que producen las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario, principalmente aceite de soja; en la gran minería quienes lo hacen son las transnacionales del sector; y en el área de hidrocarburos (petróleo y gas) las propias empresas, con el agregado ahora de YPF pero sin perder de vista que ésta es una sociedad anónima y no una empresa del estado. Todas estas corporaciones están fuertemente articuladas con la banca extranjera, predominante en la Argentina, y mantienen fluidos contactos con los paraísos fiscales que proliferan sobre todo en el capitalismo desarrollado. En suma: un puñado de 100 empresas controlan aproximadamente el 80 por ciento del total de las exportaciones de la Argentina, y son ellas las que retienen los dólares que surgen de este comercio y que son requeridos por distintos sectores de la economía nacional.
De lo anterior se infiere una conclusión tan simple como contundente: quien controla la disponibilidad de dólares termina teniendo la capacidad de fijar su precio en el mercado local, especialmente ante un Banco Central debilitado y cuyas reservas cayeron de 52.190 millones de dólares en el 1010 a 28.700 millones de dólares al finalizar enero del 2014. Esta debilidad del BCRA le impide desbaratar las maniobras de la cúpula empresarial más concentrada, fuertemente orientada hacia los mercados internacionales, y para la cual el dólar “recontra alto” (uno de los pilares del menemismo) significa pingües ganancias porque desvaloriza el salario de los trabajadores y les permite alentar la carrera inflacionaria con la seguridad de que su disponibilidad de dólares la sitúa a refugio de cualquier contingencia. En consecuencia, el control de las divisas por parte de ese puñado de grandes oligopolios le permite ser el verdadero autor de las políticas económicas de un país tan dolarizado como la Argentina y, además, extorsionar a cualquier gobierno que no se someta a sus mandatos. Pueden aterrorizar a la población agitando el fantasma de la hiperinflación, que este país padeció a tan brutal costo en 1989 o el espectro del “corralito” de finales del 2001, y de ese modo desestabilizar a un gobierno que debe jugar partidas simultáneas de ajedrez (en el frente fiscal, tributario, monetario, cambiario, productivo) con enemigos que no sólo procuran derrotarlo en una puja puntual sino sobre todo derrocarlo. Y el gobierno actual comete el error de pensar que con concesiones varias podrá apaciguar el “instinto asesino”, como le llaman admirativamente los ideólogos neoliberales, de esos enormes conglomerados para las cuales la ganancia y el ganar -sobre todo el ganar, como recordaba Marx- es una verdadera religión cuyos preceptos son respetados escrupulosamente. Por ejemplo, el carácter sacrosanto de la propiedad privada y, por extraño que parezca, la convicción de que la lucha de clases es algo tan natural y omnipresente como el aire que respiramos, y libra esa batalla con todas sus fuerzas. Ante cada concesión de un gobierno satanizado como su enemigo la única respuesta que tiene es la de atacarlo con más ferocidad que antes, exigiendo, como Shylock a Antonio, más y más concesiones: ¡pague la deuda, acuda al CIADI, arregle con el Club de París, abra Vaca Muerta para empresas fugitivas de la justicia como Chevron, deje que la gran minería trabaje sin interferencias!, mientras persiste en su ataque en todos los frentes con el apoyo de la prensa hegemónica que maneja a su antojo. La crisis actual demuestra, de paso, lo ilusoria que fueron aquellas expectativas del kirchnerismo de crear una burguesía nacional, patriótica y solidaria con los intereses de las mayorías. Ya lo había dicho el Che, hace cincuenta años, y la historia le volvió a dar la razón por enésima vez: la burguesía nacional no existe.
Ahora bien: ¿cómo debería producirse la estatización del comercio exterior? Primero, no puede ser una medida aislada porque se necesita un enfoque integral que: (a) abarque a toda la cadena de comercialización del sistema agroalimentario, hoy controlado por las multinacionales, lo que debería rematar en la creación de una Junta Nacional Agroalimentaria, con las salvedades que plantearemos más abajo; (b) aumente las alícuotas impositivas a la gran propiedad rural e implemente un eficaz sistema de control que evite las sobre y sub facturaciones de las cerealeras, hoy cómplices necesarias de la corrida cambiaria; y, finalmente, (c) que re-estatice los puertos del sistema de la Hidrovía Paraná-Paraguay, privatizados en los años noventa y que son las puertas de salida de gran parte de las exportaciones agropecuarias. Estas medidas deben ser puestas en práctica con la mayor celeridad, porque el ritmo de la crisis no tolera dilaciones. Segundo, se requiere imaginación y experiencia práctica, porque no se trata de resucitar la antigua Junta Nacional de Granos o al Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio, el IAPI de la época del primer peronismo, porque el capital ha creado nuevos instrumentos financieros (compraventa a futuro, swaps, derivativos, etcétera) y la tecnología importantes innovaciones, (como el silo bolsa, que independiza al productor del riesgo que se le arruine la cosecha) lo que le permite postergar su venta hasta que el precio sea aproxime a sus expectativas, todo lo cual torna más difícil el control del comercio exterior por parte de los gobiernos. De lo anterior se desprende la necesidad de concebir una agencia estatal que regule a la totalidad del sistema agroalimentario del país, desde su origen hasta su comercialización minorista, algo bien diferente a la JNG o el IAPI. Tercero, y decisivo, esto solo será viable si se constituye un gran movimiento popular capaz de construir un instrumento político que respalde esas iniciativas y otras más encaminadas a redefinir por izquierda el rumbo de la economía argentina: la largamente demorada reforma tributaria y la elaboración de una efectiva política antiinflacionaria que resguarde los ingresos de los asalariados, para comenzar. Una convocatoria popular sin sectarismos ni soberbias burocráticas; sin verticalismos ni verdades establecidas, porque de lo contrario la respuesta de las clases y capas populares será una mezcla de impotencia, miedo paralizante ante la clara percepción del escarmiento que se cierne sobre ellas y, en algunos casos, indiferencia, mezcla que mucho tuvo que ver con el funesto desenlace sufrido por los gobiernos peronistas en 1955 y en 1976. Una decisión tan crucial e impostergable como la estatización del comercio exterior, cualquiera que sea su forma legal y jurídica, es antes que nada un hecho político que no puede ser producido por un decreto o una resolución firmada por un funcionario instalado en las “alturas” del aparato estatal. Resta ver si el gobierno es consciente de la gravedad de la situación y decide actuar en consecuencia. La experiencia pasada no permite abrigar demasiadas expectativas pero, como tantas veces lo recordaran las Madres de Plaza de Mayo, no hay peor lucha que la que no se libra.
Atilio A. Boron
miércoles, 29 de enero de 2014
Devaluación, “final de partida” y… de ciclo
La imagen del gobierno esquivando sus contradicciones con sobreproducción de relato llegó hasta que empezó a pedir “tablas” y la semana pasada pateó el tablero (hacia la derecha). “Cristina corazón, acá tenés los pibes para la devaluación”, fue una de los tantos remedos que circuló en las redes sociales ante la última medida económica del gobierno. El proyecto “nacional y popular” terminó en parodia de sí mismo y en un nuevo drama en puerta, para la mayoría de la nación.
La clásica de obra Samuel Bekett “Final de partida” (1957) puede resultar metafórica para el presente del kirchnerismo y sus puestas en escena que rememoran al teatro del absurdo. Para algunos críticos, la resistencia de Hamm (uno de los dos protagonistas centrales de la obra) a aceptar el fin puede ser comparada con la del jugador amateur de ajedrez a admitir una derrota.
Esa era la imagen del gobierno esquivando sus contradicciones con sobreproducción de relato, hasta que empezó a pedir “tablas” y la semana pasada pateó el tablero (hacia la derecha).
“Cristina corazón, acá tenés los pibes para la devaluación”, fue una de los tantos remedos que circuló en las redes sociales ante la última medida económica del gobierno. El proyecto “nacional y popular” terminó en parodia de sí mismo y en un nuevo drama en puerta, para la mayoría de la nación.
La definición de “fin de ciclo” estaba legítimamente fundamentada en dos dinámicas convergentes e interrelacionadas: la llamada crisis de sucesión política y el límite que encontró el crecimiento expansivo de la economía, que tuvo su base en el viento de cola de la economía mundial y la mega-devaluación del 2002, que abarató el precio de las fuerza de trabajo y de las mercancías argentinas en general. La inflación comenzó a ser la manifestación del agotamiento de ese “modelo”.
Una serie fortuita de eventos nacionales e internacionales, como el rebote extraordinario de la economía mundial en 2010-2011, la muerte repentina del ex – presidente Néstor Kirchner y la incapacidad política de la oposición tradicional, actuaron como contra-tendencias económicas y políticas a la decadencia. El 54% encandiló y generó la ilusión de “Cristina eterna”. El éxito empujó a la excesiva “autonomía” y al extremo al arbitraje bonapartista.
En ese año 2012 se retoman las tendencias críticas, baja del crecimiento y de las tasas chinas, disparada de la inflación, comienzo de la restricción externa, crisis energética y enfrentamiento con el movimiento obrero. Eran los tiempos del insulto gorila contra los trabajadores, cuando los docentes se habían convertido en “extorsionadores” y las enfermedades laborales (como la tendinitis de los trabajadores del subte) eran motivo de chicanas y “zonceras” del elenco gubernamental, con “Animal” Fernández a la cabeza. El salario se convirtió en ganancia, sujeta a impuesto.
El año 2013 traduce esto al terreno político electoral y certifica la derrota, sellada con la baja hasta el piso del 33% de los votos y la pérdida por derecha y por izquierda.
Si se analizan las principales medidas de este periodo, la devaluación actual y el consecuente ajuste, que favorece a los grandes empresarios, no es tan novedosa. Tarifazos propios o tercerizados, entrega y reprivatización de YPF a Chevrón, ley de ART “a la medida de la UIA”, pago religioso de la deuda externa usuraria, impuesto al salario y “techo”” a las paritarias, campaña electoral en la “madre de todas las batallas” (la provincia de Buenos Aires), basada en el discurso de la “seguridad” y conducida por Scioli. Todo bendecido por un “neo-papismo” bergogliano. Massa no lo hubiese hecho mejor.
La devaluación abrió el camino para la profundización de este ajuste. Lo que en estos días se decide es el ritmo, no el fondo. Es decir, si la “liberación” del cepo al dólar abrirá una espiralización devaluatoria e inflacionaria y la agudización de la crisis; o si será mediado y en cuotas.
El complemento del nuevo “plan” es la búsqueda de nuevos acuerdos internacionales que fortalezcan el atraso y la dependencia. La caída del salario real ya es un hecho, el aumento de las deudas provinciales (solo Córdoba tiene más del 50% de su deuda en dólares) empujará al ajuste a varios gobernadores. La dolarización del precio de los combustibles, acordados con Chevrón exigirá tarifazos a las naftas (que ya se vienen aplicando).
Las paritarias serán cualitativamente más duras y decisivas. El gobierno hizo concesiones a todas las corporaciones: a la corporación financiera de los “buitres”, a quien ofertó pagar en París, a las corporación empresaria que obtuvo una jugosa devaluación, especialmente a la famosa “oligarquía” y los monopolios cerealeros (60% aumentaron sus ganancias en pesos en un año, gracias a la devaluación, 30% en días), a Chevrón y las corporaciones petroleras y hasta la corporación armada (las policías) tuvieron sus “paritarias express” con aumento récord en cifra y en tiempo. Pero ahora exige “moderación” a los trabajadores y que sean “solidarios” y no tan…corporativos, mientras saquea su salario. El gobierno es corporativo ante las demandas de las clases dominantes y exige a los trabajadores que sean “hegemónicos”, mientras transfiera recursos del trabajo al capital.
La devaluación del equipo económico-político es igual o mayor a la del dólar. Al ministro Kicillof lo traiciona el inconsciente y es el mismo el que compara la situación con el final de la Alianza: “la brecha (entre el dólar blue y el oficial, NdR) fue tomada por los medios como sucedía en la época de De la Rúa con el Riesgo País. Buscan desestabilizar el Gobierno…” (Página 12, 26/01) El fin de la fortuna desnuda la ausencia absoluta de “virtú”. Y para colmo de males, Godot, esta vez, tampoco va a venir.
Fernando Rosso
"Me gustaría decirle un montón de cosas a Cristina"
Entrevista con Elia Espen, "Madre de la Plaza" enfrentada con el gobierno y con Hebe de Bonafini
Tiene 82 años. Dice lo que piensa, le moleste a quien le moleste. Se llama Elia Espen, es Madre de Plaza de Mayo, y suele apoyar los reclamos de los trabajadores. Marcha, religiosamente, todos los miércoles con un grupo de jubilados que exigen el cumplimiento del 82% móvil y fue investigada en el famoso Proyecto X. En 2012, por aparecer en actos con partidos de izquierda, asegura que la echaron de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Sentada en la mesa de un bar, a metros del Congreso de la Nación, Espen recuerda con tristeza el día en que se lo llevaron a su hijo Hugo, un joven de 27 años, estudiante de arquitectura de la Universidad de Buenos Aires y militante del PRT.
-¿Le sorprendió el ascenso del General César Milani?
-Pienso que el gobierno busca una amnistía encubierta y lo tienen a Milani por si acaso, por las dudas. Haberlo puesto a Milani es una cosa como decir “no nos van a tocar porque va a salir el ejército a defendernos”. No pueden salir a defender personas de los organismos de derechos humanos –se refiere a Hebe de Bonafini- a Milani que dice que por ser joven no sabía. ¿Y Alfredo Astíz que era? También era joven, pero el traidor se metió entre nosotras y así hay tres madres desaparecidas. Ser joven no justifica nada, lo que valen son los hechos. Hoy tenemos a Sergio Berni, a Milani, y a Alejandro Granados, ¿estos son los que defienden los derechos humanos?
-¿Qué opina de la política de derechos humanos durante los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner?
-Siempre digo lo mismo, que esta política fue impulsada por un matrimonio que estaba en Santa Cruz haciendo los negociados que hizo. En esa época, cuando las Madres eran atacadas y perseguidas, ellos –como defensores de los Derechos Humanos- nos hubieran mandado una esquelita muy chiquitita, que decía “los Kirchner estamos con ustedes” pero no los conocíamos y tampoco lo hicieron. Cuando vieron la oportunidad de llenarse de plata, se juntaron, habrán pensado que estas taradas –por las Madres- las podían engañar de la forma que quisiesen. Siempre hicieron las cosas en beneficio propio y, el que opina distinto, lo dejan a un lado. Se olvidan que respetar los derechos humanos es también cuidar a las personas que no tienen trabajo, educación, salud, que los jubilados estemos ganando bien y no que la defensora de los derechos humanos –por Cristina- nos haya vetado el 82% móvil.
-Ha apoyado a los petroleros de Chubut, a los trabajadores despedidos de Kraft, a los jubilados y ha participado en incontables marchas, ¿la sociedad acompaña?
-La sociedad no se compromete mucho. Algunos chicos, la juventud, un grupo de políticos que nos acompañan. Pero viajo todos los días en el tren Sarmiento y observo que la gente está cansada, trabaja todo el día y se preocupan por sus cosas. Lo entiendo. Pelean por su supervivencia.
-¿Alguna vez estuvo en Casa Rosada?
-Nunca me invitaron, fui una vez por los detenidos uruguayos que los querían extraditar y fuimos a impedirlo. Estaba con Adolfo Pérez Esquivel. Entramos, esperamos, nos sentamos para presentar la carta. Cristina no nos recibió, vino un secretario que nos dijo que la carta llegaría a Presidencia pero jamás nadie nos contestó. Con los trabajadores de Kraft también fuimos en una camioneta a Olivos, tampoco nos atendió. Volvimos y nos metimos en las rejas de la Casa Rosada, yo con el pañuelo. En ese momento estaba en sus oficinas. Le queríamos explicar qué estaba pasando realmente en Kraft. Ni las rejas pudimos pasar. No soy de las Madres de Plaza de Mayo de ellos
-¿Hay diferencias entre las Madres cercanas al gobierno y otras, críticas, como usted?
-Totalmente. Me gustaría mirarla a la cara a Cristina y decirle un montón de cosas. Educadamente, sin insultos. Pero nunca tuve esa oportunidad
-¿Qué le diría?
-Que piense, que piense mucho. Que acá no se trata de favorecer sólo a los amigos y parientes sino que hay 40 millones de argentinos. Que todos tienen los mismos derechos. Le diría que se fije por lo que está pasando Félix Díaz, que a los qom los están matando en el norte, que lo escuche.
-¿Por qué otros referentes de las organizaciones de derechos humanos están enamorados de este gobierno?
-No sé cómo encontrar la palabra justa para no ofender a nadie.
-¿Puede decir lo que piensa con libertad?
-Yo lo digo.
-¿Le trajo consecuencias?
-Me han echado de Línea Fundadora, me ha dejado mucha gente de hablar, pero no me importa. No me iré de este mundo sin decir lo que pienso.
-¿Molestó que se junte con partidos de izquierda?
-Molesta estar en la calle. Pero este gobierno no defiende a los trabajadores y tiene desaparecidos y no los menciona, como Luciano Arruga, Jorge Julio López. El ocultamiento del crimen de Paulina Lebbos, ¿no tienen nada para decir?
-¿Qué significa el pañuelo blanco que lleva puesto?
-Un santuario, algo sagrado. Yo le di mi pañuelo a una chica, Vicky Moyano, nieta recuperada que sufrió un montón, que pasó por todo. Entonces se lo di a ella en un acto por Trosky como homenaje a todos aquellos que están en la lucha. Jamás se lo daría a Aníbal Fernández (en diciembre del 2013, Hebe de Bonafini le entregó su pañuelo blanco al senador del Frente Para la Victoria, el ex intendente de Quilmes por ser “un genio”).
-¿Hace mucho que no ve en persona a Hebe de Bonafini?
-Hace añares que no hablamos. En la separación de 1986, una de ellas, Juanita –por Juana Meller- con quien hablábamos mucho, me pidió que me quedara con ellas, que me harían bordar el pañuelo. Por suerte me fui a Línea Fundadora. Te repito, no quiero que mis hijas y nietas me digan el dia de mañana que no hice nada, que no estuve en la calle luchando sino detrás de un escritorio juntando papeles y plata.
-¿Qué país sueña?
-Quiero un país donde pueda caminar, no mirarnos con odio, porque este gobierno consiguió eso, enemistar a todos los que piensan distinto. Podes ser comunista, peronista, radical, socialista, de derecha, lo que quieras, pero hoy no es así. Que haya trabajo y libertad de expresión en serio, dejando de lado las banderas partidarias. Lo tenemos que conseguir entre todos, la unidad es lo importante. Eso quería mi hijo, Hugo. “Yo sé que habrá que pelearla mucho pero lo conseguiremos” me dijo días antes del 18 de febrero de 1977 cuando se lo llevaron. Era sábado, temprano, en nuestra casa de Flores, en Páez y Boyacá. Hugo me contaba que desaparecían compañeros de la facultad, ahí le dije “¿Por qué no te vas del país?” “Yo me tengo que quedar, tengo que estar acá”, me respondió con sus 27 años. Ese día, perdí mi oído derecho por los golpes que me dieron. Tiempo después me contaron lo que le habían hecho a Hugo, las torturas y los vuelos de la muerte. El día que conocí a Azucena Villaflor, cambió nuestra vida. Ella sabía muy bien cómo organizarse. Ella nos decía a qué iglesias ir para buscar ayuda. Ese año, me tocó ir a la iglesia Britania, en Medrano y Sarmiento, poco antes de que desaparecieran a las madres. De repente, un muchacho se acercó y nos dice: ¡Te tenés que ir! No sé si habré hecho bien en irme. Pero no estaría acá contando la historia de mi vida.
Luis Gasulla
lunes, 27 de enero de 2014
La lenta agonía de un ciclo que termina
La crisis que enfrenta el gobierno de Cristina Fernández no es más que una nueva vuelta de tuerca de la espiral descendente en la que se encuentra inmerso el país desde hace al menos 60 años.
El gobierno de Cristina Fernández se enfrenta a un escenario complejo, impensable un año y medio atrás.
A poco de haber ganado arrolladoramente, la Presidenta se recluyó en un exilio autoimpuesto, con el argumento de un problema de salud, mientras su renovado gabinete se deslizaba por la pendiente de “más de lo mismo” luego de haber amagado con una reconstrucción completa de la política oficialista.
La rebelión policial primero, y los cortes de electricidad después, abortaron la experiencia Capitanich apenas iniciada. La sensación de que Cristina gastó su último cartucho y de que el país se encuentra a la deriva, con el timón roto, viento en contra y oleaje creciente, se hace cada vez más evidente.
Se encuentra, entonces, en una encrucijada: o realiza un cambio de 180 grados en la política económica o las consecuencias son impredecibles.
“El modelo” está empantanado, a la espera de una solución mágica (los dólares de la nueva cosecha, los resultados de Vaca Muerta, el retorno al endeudamiento externo), mientras intenta implementar un ajuste brutal sin que se note: una devaluación que se acelera, una rebaja salarial sustantiva a través del techo a las paritarias, una liberalización de precios escondida tras un acuerdo cuya única consecuencia concreta es la disparada remarcatoria, un sinceramiento de tarifas de transporte y combustible.
Ninguna de las dos vías resuelve nada. La ilusoria, porque pretende que el mercado mundial sigue soplando a favor, lo cual es falso; la realista, porque es la crisis misma.
Claves del fracaso
Para entender las alternativas posibles, es menester preguntarnos por qué hemos llegado a esta situación. Recordemos que el Gobierno se jacta de su modelo, al que caracteriza como “de crecimiento con inclusión”. Esto significa aumento de la ocupación y los ingresos, desendeudamiento externo, expansión de las reservas, superávit en las cuentas externas y en el presupuesto estatal e inflación controlada. ¿Por qué, entonces, estamos como estamos?
Una economía peculiar
Para entender el fracaso kirchnerista es necesario repasar las peculiaridades constitutivas de la economía argentina. Argentina es un país agrario. Durante la primera etapa de su vida se expandió a un ritmo notable, transformando un desierto en una economía capitalista desarrollada. Pero hacia mitad del siglo 20 el galope se transformó en trote y, para fines de él, en paso cansino.
La disminución del ritmo de crecimiento histórico de la Argentina coincide con el despliegue de la industria por sustitución de importaciones. Mercado internista, atrasado y de limitada competitividad mundial, sólo sobrevive por transferencias de ingresos del sector agrario. Desde el Instituto Argentino de Promoción e Intercambio (Iapi) hasta las retenciones kirchneristas, la industria local constituye un límite al crecimiento económico.
Mientras los precios agrarios se mantienen altos, toda la economía se expande, aunque haya tropezones de vez en cuando. Es lo que sucedió entre 1920 y 1950.
A largo plazo, sin embargo, la situación se agrava por el creciente peso del PBI no agrario, que se vuelve una carga cada vez más difícil de sostener.
Los tropezones se vuelven caídas cada vez más graves entre los ‘50 y los ‘70 y se transforman en verdaderas catástrofes cada siete o 10 años (1975-1982-1989-2001-2012).
Para compensar la insuficiencia de la renta agraria, aparecen la deuda y la inflación, que postergan y magnifican las crisis. Estas resultan, a largo plazo, en una tendencia a la degradación constante de la vida del conjunto de la población.
Los años ‘80 fueron los de la inflación y la deuda; los ‘90, los de la deuda y las privatizaciones. La década kirchnerista se apoyó en la expansión agraria, del consumo no reproductivo de la infraestructura energética y de servicios instalada durante los ‘90 y de los bajos salarios conquistados por Menem y la crisis del 2001. Es decir, las ilusiones K se nutrieron de la renta agraria y la herencia menemista.
Entonces, ¿por qué estamos como estamos? La respuesta es sencilla: porque hemos llegado al final de un ciclo de expansión ininterrumpida de precios agropecuarios y ya nos hemos gastado la herencia de tío Carlos. La realidad, entonces, vuelve por sus fueros. La crisis que enfrenta el gobierno de Cristina Fernández no es más que una nueva vuelta de tuerca de la espiral descendente en la que se encuentra inmerso el país desde hace al menos 60 años.
¿Cómo se resuelve esto? A la manera capitalista, es decir, del Gobierno y la oposición, por una nueva ronda de compensaciones: más deuda, más inflación, más pobreza.
Lo que los diferencia es la forma. El Gobierno no atina a definirse entre dejarse llevar de modo caótico a la catástrofe (Rodrigazo) u ordenar el proceso mediante un ajuste hecho y derecho (Plan Austral); la oposición espera que el Gobierno se inmole o que la crisis estalle y las variables se ordenen por sí mismas.
A las masas argentinas les queda la tarea de buscar una alternativa por fuera de los programas y partidos que han gobernado la Argentina desde 1810 a la fecha. La larga agonía de la Argentina kirchnerista no es sino un capítulo más de la larga agonía de todo un país, de la que no saldrá hasta que otra clase la reconstruya a su imagen y semejanza.
Eduardo Sartelli
domingo, 26 de enero de 2014
"Memoria para reincidentes"
Lucha y militancia obrera en los años 70 (Argentina).
[documental completo]
Realizado por Violeta Bruck, Gabi Jaime y Javier Gabino
(intergrantes de Contraimagen + TVPTS)
El ocaso del anarquismo argentino
En América Latina existían a principios del siglo XX varios grupos anarquistas. Pero fue en nuestro país donde el movimiento llegó a tener mayor influencia, después de Italia y España. En los orígenes del movimiento obrero echó raíces en los sindicatos obreros, logrando la dirección de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina). Crearon casas del pueblo, organizaron obras de teatro, funciones literarias y conferencias por todo el país, junto a gran cantidad de folletos y publicaciones. Entre los periódicos “La Protesta Humana”, “El Rebelde” y “L’Avvenire” llegaron a tener una tirada de entre 8 y 10 mil ejemplares. Las figuras de Malatesta, Gori, Ghiraldo, Pellico y Virginia Bolten se destacan entre otras tantas.
En sus primeros años el anarquismo argentino estuvo cruzado por intensas polémicas, siendo la central la oposición entre antiorganizadores y organizadores. Estos últimos se consolidaron con la aparición de “La Protesta Humana” (1903). Apoyaban la formación de los sindicatos por oficio e impulsaban la huelga general como método de lucha.
La influencia que lograron se explica por las terribles condiciones que padecían los obreros inmigrantes, enfrentados a un Estado que ante “el conflicto social” respondía sólo con represión. Un proletariado semiartesanal sin derechos políticos ni sociales de ningún tipo que tendía a identificarse con los principios de los libertarios: “ni Dios, ni nación, ni patrón”.
Los anarquistas le aportaron al naciente movimiento obrero tradiciones de lucha, acción directa, solidaridad de clase e internacionalismo. En los sindicatos no existían dirigentes rentados, las cuotas eran voluntarias y concientes de parte de los trabajadores. Ayudaron a educar a un sector obrero en los principios elementales de clase.
A partir de la década de 1910 comienza una declinación incesante de la corriente anarquista. La explicación se encuentra por un lado en los cambios en la propia clase obrera, hacia un proletariado más moderno, y en el régimen político con la llegada del radicalismo al poder. Pero también en gran parte se puede encontrar en su ideología y estrategia, que los vuelve impotentes frente a estos cambios.
En primer lugar la brutal represión del Centenario y las deportaciones de los mejores activistas los diezmó. Esto fue facilitado por el hecho de que los anarquistas nunca se habían constituido como una organización centralizada, sino que perduraban como una multitud de pequeños grupos.
Respecto a los sindicatos, si bien fueron un motor importante de su organización, tuvieron una política sectaria, ya que pretendían que los obreros se agruparan por afinidades ideológicas, pronunciándose por el comunismo anárquico. Así lo establecen en el Vº congreso de la FORA de 1905. Esta intransigencia fue un gran obstáculo para lograr la unidad del movimiento obrero en una central única, junto a los obreros socialistas o los sin partido.
Los anarquistas eran contrarios a “hacer política” y a participar en elecciones, dejando el campo libre a los políticos burgueses como la UCR y a los reformistas del PS, sin presentar ninguna alternativa de clase, ya que no diferenciaban entre política burguesa y política obrera revolucionaria.
Sus llamados a la “huelga general indefinida”, de carácter insurreccional, dejaban todo librado a la espontaneidad de los trabajadores. Los anarquistas creían que podía liquidarse el Estado automáticamente, sin la existencia de organizaciones de democracia directa más amplias que los sindicatos, y sin partido revolucionario (al cual negaban) que dirija la insurrección.
Esta estrategia espontaneísta, que se basa en la agitación de la huelga general sin ningún tipo de preparación, sin programa de lucha, ni organismos de unidad de las masas obreras y populares y sin partido, se demostró impotente y terminó de fracasar en la Semana Trágica.
Los marxistas luchamos por una sociedad sin Estado y sin propiedad privada, sin clases, esto es el socialismo. Pero a diferencia del utopismo anarquista, sostenemos que para comenzar a construir esa sociedad es necesario primero derrocar al Estado de la burguesía y construir un Estado propio de los trabajadores basado en consejos obreros, como una transición necesaria hacia el socialismo.
Josefina Luzuriaga
En sus primeros años el anarquismo argentino estuvo cruzado por intensas polémicas, siendo la central la oposición entre antiorganizadores y organizadores. Estos últimos se consolidaron con la aparición de “La Protesta Humana” (1903). Apoyaban la formación de los sindicatos por oficio e impulsaban la huelga general como método de lucha.
La influencia que lograron se explica por las terribles condiciones que padecían los obreros inmigrantes, enfrentados a un Estado que ante “el conflicto social” respondía sólo con represión. Un proletariado semiartesanal sin derechos políticos ni sociales de ningún tipo que tendía a identificarse con los principios de los libertarios: “ni Dios, ni nación, ni patrón”.
Los anarquistas le aportaron al naciente movimiento obrero tradiciones de lucha, acción directa, solidaridad de clase e internacionalismo. En los sindicatos no existían dirigentes rentados, las cuotas eran voluntarias y concientes de parte de los trabajadores. Ayudaron a educar a un sector obrero en los principios elementales de clase.
A partir de la década de 1910 comienza una declinación incesante de la corriente anarquista. La explicación se encuentra por un lado en los cambios en la propia clase obrera, hacia un proletariado más moderno, y en el régimen político con la llegada del radicalismo al poder. Pero también en gran parte se puede encontrar en su ideología y estrategia, que los vuelve impotentes frente a estos cambios.
En primer lugar la brutal represión del Centenario y las deportaciones de los mejores activistas los diezmó. Esto fue facilitado por el hecho de que los anarquistas nunca se habían constituido como una organización centralizada, sino que perduraban como una multitud de pequeños grupos.
Respecto a los sindicatos, si bien fueron un motor importante de su organización, tuvieron una política sectaria, ya que pretendían que los obreros se agruparan por afinidades ideológicas, pronunciándose por el comunismo anárquico. Así lo establecen en el Vº congreso de la FORA de 1905. Esta intransigencia fue un gran obstáculo para lograr la unidad del movimiento obrero en una central única, junto a los obreros socialistas o los sin partido.
Los anarquistas eran contrarios a “hacer política” y a participar en elecciones, dejando el campo libre a los políticos burgueses como la UCR y a los reformistas del PS, sin presentar ninguna alternativa de clase, ya que no diferenciaban entre política burguesa y política obrera revolucionaria.
Sus llamados a la “huelga general indefinida”, de carácter insurreccional, dejaban todo librado a la espontaneidad de los trabajadores. Los anarquistas creían que podía liquidarse el Estado automáticamente, sin la existencia de organizaciones de democracia directa más amplias que los sindicatos, y sin partido revolucionario (al cual negaban) que dirija la insurrección.
Esta estrategia espontaneísta, que se basa en la agitación de la huelga general sin ningún tipo de preparación, sin programa de lucha, ni organismos de unidad de las masas obreras y populares y sin partido, se demostró impotente y terminó de fracasar en la Semana Trágica.
Los marxistas luchamos por una sociedad sin Estado y sin propiedad privada, sin clases, esto es el socialismo. Pero a diferencia del utopismo anarquista, sostenemos que para comenzar a construir esa sociedad es necesario primero derrocar al Estado de la burguesía y construir un Estado propio de los trabajadores basado en consejos obreros, como una transición necesaria hacia el socialismo.
Josefina Luzuriaga
El gobierno radical y la Semana Trágica
Desde 1983 una corriente de intelectuales e historiadores que adhirieron al “modelo democrático” alfonsinista como si fuera una panacea universal, buscaron interpretar la historia argentina como una lucha incesante entre dos polos: “democracia” y “dictadura”. En esta línea de interpretación el gobierno de Yrigoyen sería la primera experiencia “democrática” para realizar la “ciudadanía”, en una sociedad donde existía “movilidad, integración, oportunidades”. Cuestionan, sin embargo, que se desarrollaron métodos de “caudillismo político”, y poca tolerancia con la “oposición”. Para ellos, la búsqueda de una “república verdadera” fue el trance que recorrió toda la historia argentina, y que aún estaría pendiente.
Sin pretender en esta breve nota dar cuenta de la complejidad del fenómeno de los primeros gobiernos radicales, plantearemos esquemáticamente algunas cuestiones, que muestran lo equivocado de la interpretación anterior.
La ley Sáenz Peña (1912) fue una forma de buscar una “válvula de escape” a la conflictiva situación social de los años previos. El objetivo era integrar al régimen a nuevos actores sociales y políticos que venían expresando su descontento con el “orden conservador” que restringía el poder para una pequeña elite de la clase dominante.
Con los antecedentes de la “Revolución del Parque” (1890) y los levantamientos armados de los radicales como en 1905, protestas estudiantiles en la universidad, y el Grito de Alcorta en el campo, la UCR había logrado consolidar una extensa base de apoyo en sectores medios, hijos de inmigrantes y jóvenes profesionales, que pasaron a formar parte de las filas del partido.
La nueva ley electoral y la llegada al poder de Yrigoyen significaron un cambio muy importante en el régimen político. Por primera vez la oligarquía tuvo que aceptar la participación política de amplios sectores de masas, de las clases medias, de los trabajadores y los sectores “plebeyos”. Aceptar al gobierno de Yrigoyen, que no era “su gobierno” de forma directa.
Sin embargo, los límites de esta primera “experiencia ciudadana” aparecen a primera vista. Desde el punto de vista de las demandas democráticas más elementales hay que señalar que el nuevo mecanismo electoral no permitía el voto de las mujeres, cuestión que no fue revertida por Yrigoyen. En relación con la Iglesia, el gobierno radical mostró su contenido reaccionario cuando vetó la nueva constitución de la provincia de Santa Fe que establecía una separación de la Iglesia y el Estado. También se negó a legalizar el divorcio.
Pero el mayor límite del “primer gobierno democrático” de la historia argentina, está dado porque mantuvo intactos los pilares de la dominación de la oligarquía terrateniente y el modelo agroexportador. Modelo que lejos de traer “movilidad, integración, oportunidades”, mantenía profundas desigualdades sociales.
Dos tareas democráticas estructurales fundamentales estaban planteadas en la Argentina de principios de siglo si se pretendía una mínima “modernización” del país: liquidar la gran propiedad terrateniente, y romper la subordinación con el imperialismo inglés, que ahogaba la nación.
Jamás lo intentó, ni siquiera tibiamente, el gobierno radical. Bajo sus gobiernos (1916-1930) la concentración de la propiedad de la tierra aumentó considerablemente, y la renta extraordinaria de la tierra no fue tocada por el gobierno. Los “dueños de la tierra” continúan siendo los verdaderos dueños del poder en la Argentina, aliados al imperialismo inglés, que monopolizaba de forma hegemónica el comercio argentino mientras invertía en frigoríficos y ferrocarriles.
David Rock, en su libro El radicalismo Argentino, 1890-1930, polemiza con la posición de que el radicalismo fuera una expresión de los sectores “modernizadores e industrialistas” de la sociedad cumpliendo un rol similar a los sectores de las clases medias en Europa, durante los procesos de las “revoluciones burguesas”. Rock plantea una definición importante: “En la Argentina, la integración política de la clase media urbana se logró sin plantear desafío alguno a la estructura agraria comercial.”, a la cual apoyó por razones ligadas al consumo.
Una definición análoga realiza el historiador marxista Milcíades Peña en su análisis sobre el origen de la burguesía en la Argentina, como un apéndice de la clase terrateniente.
Yrigoyen tuvo una doble política para el movimiento obrero, cooptación y represión. A los dirigentes del sindicalismo revolucionario de la FORA IXº Congreso los invitaba por primera vez a Casa de Gobierno, y llegó a mediar en los conflictos laborales a su favor, a cambio de la moderación de estos dirigentes. Esto era completamente novedoso.
Pero a los sectores más combativos les respondió con la represión más dura. En la Patagonia el ejército fusiló a los peones rurales, después de someterlos a maltratos y torturas bestiales. El carácter de clase reaccionario de este gobierno se mostró claramente en su política represiva durante la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde o las luchas de la Forestal.
Así tuvo su bautizo, bañada en sangre de la clase obrera, la naciente “democracia” argentina.
Josefina Luzuriaga
1 Ver Luis Alberto Romero, “Democracia Republicana, el juego de la OCA, publicado en Diario La Gaceta, 20/08/06, o “El igualitarismo es una marca fundacional de la forma de ser argentino”, de Oscar Terán, publicado en el diario La Nación, 24/07/0
La semana trágica 1919
Argentina. Fin de década, bajo sofocante enero y sofocado gobierno de Hipólito Yrigoyen.
La metalúrgica Vasena del barrio porteño de San Cristóbal posee sus depósitos en el margen sur de la ciudad; Nueva Pompeya. Hacia allí van las chatas que transportan la producción, repicando sobre adoquines desparejos que anticipan el espeso sonido de la tragedia.
Pedro Vasena era un burgués próspero y despiadado, necesitado de proteger sus ganancias de las causas que la guerra mundial había engendrado: la suba de precios de las materias primas y del petróleo. Lo haría aumentando la explotación obrera y reduciendo los salarios descomunalmente.
El obrero de Vasena, inmigrante o hijo de éste, figuraba entre los peores pagos de la Capital y su vida transcurría bajo el espionaje patronal, las persecuciones, sanciones, multas y golpizas para quienes ejercían actividad sindical.
Entre el infierno y la fábrica Vasena no hay diferencias sustanciales, así también parecen creerlo los vecinos: “se había vuelto casi imposible vivir cerca de la fábrica(...) Eramos perseguidos contínuamente por la policía” (denuncia publicada en La Vanguardia del 20/12/18).
Con extrema justicia Pedro Vasena había sabido recoger el odio y el resentimiento. Sentimientos que no tardarían en estallar.
La emboscada
Para principios de 1919, el costo de vida se dispara con la inflación. El salario real disminuye y la desocupación crece. Pero esta situación no cohíbe a la clase obrera que se encuentra en plena recomposición de sus fuerzas. Desde fines de 1918 había resurgido una significativa oleada de conflictos como el de los marítimos (el gremio más poderoso del país). También están en paro los 800 obreros de Vasena por la jornada de 8 horas, aumento de salarios, pago de horas extras, supresión del trabajo a destajo y reincorporación de los despedidos por actividad gremial.
El 7 de enero de 1919, piquetes esperan a las chatas de la empresa para que no ingresen a los depósitos. Sobreviene la emboscada. Los vehículos son conducidos por rompehuelgas armados que abren fuego contra los manifestantes. El tiroteo es secundado por la policía “sembrando terror entre los huelguistas y los transeúntes que corrían despavoridos por las calles por encontrarse sin recursos para hacer frente a los atacantes”. 4 muertos y 40 heridos. La Semana Trágica había comenzado.
La respuesta
El mismo día de la matanza, la FORA anarquista agita la huelga general mientras el Partido Socialista (PS) trata de impedirla. Prudencia y mesura, será el único programa levantado por el PS.
Sin embargo, ya para el día 8, la huelga general comienza a latir, aunque todavía limitada a algunas fábricas y a un número de sindicatos anarquistas.
Las horas y la actitud de Vasena, negándose a recibir a los huelguistas y declarando que no hará más concesiones, irritarán más los ánimos.
Para el 9 está previsto el entierro de las víctimas. Ese día los hechos se precipitan, alcanzado el movimiento una magnitud y una profundidad por todos inesperada.
La totalidad de la fuerza industrial de la Capital entra en paro y a inicios de la tarde el transporte deja de funcionar. Piquetes de huelguistas recorren las calles, son incendiados tranvías, vehículos de la empresa y las oficinas de Vasena rodeadas por manifestantes que impiden la salida de la cúpula patronal de la Asociación Nacional del Trabajo (ANT), presente para apoyar al burgués Vasena. Los pobres de las barriadas se unen a la lucha. La juventud y los anarquistas son los más decididos. Se asaltan las armerías para defenderse de los ataques de la represión. De este modo la huelga irá adquiriendo características semiinsurrecionales.
El gobierno entra en pánico. Ahora se encuentra acorralado, tanto por la derecha conservadora que reclama la represión más enérgica como por un movimiento obrero decidido a enfrentarlo. La Unión Cívica Radical se moviliza en defensa de Yrigoyen y éste deja correr a la acción de las bandas fascistas organizadas en la Liga Patriótica.
La tendencia inicial del gobierno radical a arbitrar entre el conflicto obrero–patronal (sobre todo en los servicios) se diluye: Yrigoyen se apresta a actuar como verdugo del pueblo.
Esa misma tarde es designado al frente de la policía Elpidio González. Debut humillante: el Jefe se presenta en Vasena tratando de convencer a los obreros para que emprendan la retirada. No contentos con sus palabras, éstos incendian su auto obligándolo a retirarse en un taxi.
Mientras tanto, las calles por donde pasará el cortejo se van colmando. El “gentío es inmenso: decenas de miles, 200.000 afirman los anarquistas”.
Para la noche del 9, el General Luis J. Dellepiane moviliza tropas de Campo de mayo y se impone como comandante de la represión. Pasa a concentrar bajo su mando a 10.000 hombres, entre policías, bomberos, soldados y la marina.
Los nuevos incidentes y los muertos reavivan el fuego, haciendo que la huelga alcance su máxima expresión entre los días 10 y 11 de enero. El movimiento parecía volverse imparable.
¿Quién fue el artífice de la huelga?
¿Semejante acción de masas había sido causada por los anarquistas? Es difícil creerlo. La FORA V Congreso ya no tenía el peso de antaño.
Entonces, ¿cómo dilucidar este hecho insólito, de hombres y mujeres saliendo a la lucha a pesar de la falta de consignas claras y ante la ausencia de una dirección vigorosa que los convocara?
La tradición de un movimiento obrero forjado en luchas durísimas contra el régimen conservador cuenta como factor de peso. También, el odio generado por la acción represiva. Pero la miseria y el aumento en la explotación actuaron como factores fundamentales a la hora de la respuesta (el trabajador recibía un salario promedio menor de la mitad de lo requerido por la familia obrera).
Por otra parte, el fin de la guerra había dado paso a la revolución en Europa, esparciendo con la potencia de un huracán los aires de emancipación por todo el globo. La revolución además de ser posible, latía vigorosamente y salpicaba a todas las clases sociales generando los debates más acalorados. Bajo este “espíritu de época” se entiende la radicalidad del movimiento desatado y también el grado de virulencia con que la burguesía respondió para aleccionar a la clase trabajadora.
A la pregunta inicial de quién fue el artífice, habrá que contestar que la Semana Trágica tendría un alto carácter de espontaneidad. Según el historiador David Rock, “fue manifiesto que ninguna de las facciones dirigentes reconocidas de la clase obrera desempeñó una parte significativa en la organización de la huelga, en su liderazgo o conducción. En realidad esas fueron las cualidades de las que careció más notablemente el movimiento: un plan, una serie de objetivos, una cadena de comando articulada y coordinada. Esto reflejó en el estilo de la acción, en su incoherencia y en su tipo de agitación, tumultuosa y sin timón…”.
Más allá de sus límites, el proletariado argentino hacía surgir de sus entrañas un ardiente grito de venganza y de solidaridad provocando un estado de lucha de clases intenso.
La capitulación de la FORA IXº Congreso
Desde el inicio de la Semana Trágica, la FORA sindicalista de IXº Congreso se vio sobrepasada y no mostró disposición a la lucha, permaneciendo a lo largo de la crisis completamente alejada de los principales centros de acción. Buscó siempre limitar la extensión de la huelga y separó a sus poderosos sindicatos del movimiento general. Recién el día 9 a la noche, cuando ésta ya era un hecho consumado, la convocó con la intención de controlarla. Aún así, sus esfuerzos fracasaron estrepitosamente.
El 11 de enero, el gobierno acorralado llama a negociar a Vasena (quien se ve obligado a otorgar concesiones) y se entrevista con la FORA IX Congreso prometiéndole la libertad de los presos y mediar en las huelgas marítimas y ferroviarias.
Como resultado de las gestiones, la FORA IX Congreso, junto al PS, llaman a levantar la huelga que, en los hechos, nunca había convocado o sólo lo había hecho de manera estrictamente formal.
Repudiaron los actos de violencia acusando de éstos a “elementos ajenos a la clase obrera” (palabras similares utilizaba el gobierno y los conservadores para justificar la represión a los anarquistas). Así le facilitaron al gobierno establecer el estado de sitio y dejaron abierta la puerta para que éste redoblara la represión hacia el anarquismo.
Pese a todo, la huelga sigue hasta el 13 y se extiende a otros puntos del país como Rosario, Bahía Blanca, Paraná y Mar del Plata, para terminar de apagarse recién el 15. Sin dirección, con los anarquistas diezmados y obligados a dar por finalizado el conflicto, la Semana Trágica llegaba a su fin. El rol conciliador de la FORA IXº Congreso había sido clave para liquidar el proceso en curso.
Las demandas conseguidas por los obreros de Vasena tuvieron un costo altísimo. A partir de aquí, la clase obrera asistía al hundimiento del anarquismo y a la consolidación de una burocracia sindical en los sindicatos de masas.
Conclusiones
La Semana Trágica puso en cuestión quién era el dueño de la ciudad y, en consecuencia, abrió una crisis de gobierno (aunque ésta fuera cerrada rápidamente por la represión).
En el campo burgués la cuestión del poder recorrió todo el accionar. Pero en el frente proletario, la falta de una dirección política se desplegó en toda su magnitud. Ni anarquistas ni sindicalistas tenían una estrategia de poder.
La orientación de la FORA IXº Congreso haría prevalecer el carácter corporativo de sus gremios y en consecuencia adormecería todo lo que pudo la energía de las masas. El historiador Edgardo Bilsky demuestra cómo en la reunión de delegados del día l0, la FORA IXº Congreso desiste de aunar las demandas de los distintos sindicatos en conflicto y limita la huelga sólo a los sucesos de Vasena. Los sindicalistas se opondrán a levantar un programa de unidad obrero y popular que contemplara el aumento de salarios para todos los trabajadores, la reincorporación de los despedidos en anteriores conflictos, reducción del costo de alimentos y alquileres, derogación de las leyes represivas y la libertad de todos los presos políticos.
Por su parte, los anarquistas de la FORA Vº Congreso desplegaron una enorme combatividad. Sin embargo, su llamado a la huelga general revolucionaria carecía de una orientación concreta contra el gobierno o el poder establecido. Tampoco levantaron una política para unir a todos los sectores obreros en lucha, ni a la clase trabajadora con el pueblo pobre en organizaciones comunes.
La radicalización obrera, al carecer de una dirección capaz de levantar una política a la altura de las circunstancias, arrojó que los hechos fueran desarrollándose de manera caótica, sin ideas ni objetivos claros. Se necesitaba un partido revolucionario experimentado y con autoridad, que orientara la huelga general contra el poder político e impulsara organismos de autodeterminación de las masas. Una política hacia los sindicatos para que éstos impulsaran la creación de organismos más amplios (como los soviets o consejos obreros), única forma de agrupar a todos los sectores en lucha y preparar la autodefensa generalizada.
La espontaneidad de las masas no alcanzó a crearlos, pero lo cierto es que existía una tendencia a la unificación que incluía también a los sectores medios empobrecidos.
¿Era posible armonizar las distintas demandas y a la vez defenderse de la represión estatal y para-estatal de la Liga Patriótica? “La historia ya ha respondido a este problema: por medio de los soviets (Consejos) que reúnen los representantes de todos los grupos de lucha. (…) Los soviets no están ligados a ningún programa a priori. Abren sus puertas a todos los explotados. Por esta puerta pasan los representantes de las capas que son arrastradas por el torrente general de la lucha. La organización se extiende con el movimiento y se renueva constantemente y profundamente. Todas las tendencias políticas del proletariado pueden luchar por la democracia del soviet sobre la base de la más amplia democracia” (León Trotsky, Programa de transición).
Federaciones como la FOM y FOF podían desempeñar un papel progresivo en tiempos de relativa calma, pero eran organizaciones concebidas como instrumento de presión. Había llegado el momento en que la lucha reivindicativa se convertía en lucha política (esbozando incluso elementos de guerra civil), y dicha orientación para los sindicatos no podía más que desempeñar un papel reaccionario.
En manos de la FORA IXº Congreso, los grandes gremios cumplirán un rol auxiliar del Estado burgués y así los sindicalistas terminaron traicionando una de las más grandes gestas de la clase obrera argentina.
Hernán Aragón
Festival en Temperley por la absolución de los petroleros de Las Heras
El domingo pasado se realizó en el Centro Cultural del Sur, Temperley, el festival solidario por la absolución de los trabajadores petroleros de Las Heras, Santa Cruz, víctimas de una causa armada y con testimonios obtenidos bajo tortura. Ramón Inocencio Cortez, José Rosales, Franco Padilla y Hugo González son los obreros que, según un fallo increíble de la justicia santacruceña, fueron condenados a prisión perpetua sin ninguna prueba por la muerte del policía Jorge Sayago, tras una brutal represión policial a las masivas movilizaciones que llevaban a cabo los trabajadores petroleros pidiendo mejores condiciones laborales, en 2006.
Participaron de la jornada cultural La Impresent Band, el poeta Lobo, Feliz Entierro y el dúo de hip hop La Combination.
Rigane: "Argentina tiene la asignatura pendiente de recuperar la soberanía energética"
José Rigane, secretario Adjunto de la CTA y secretario General de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA-CTA) dialogó con ACTA acerca de la crisis energética que atraviesa la Argentina. Además se refirió a los objetivos de la Central para este año en relación a las elecciones y el Congreso de la CTA: "Nosotros tenemos un compromiso estratégico en la conformación de un movimiento político, social y cultural por la liberación".
- ¿Cómo cree que van a ser las discusiones paritarias de este año?
- En principio pienso que van a ser discusiones en profundidad y de disputa de la distribución de la riqueza. No es el único mecanismo pero es uno de los más importante para los trabajadores y organizaciones sindicales que están bajo convenio colectivo de trabajo y para quienes que están regidos por la ley de contrato de trabajo. Entiendo que profunda, porque es impresionante la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores por el proceso inflacionario. Este gobierno ha provocado una de las devaluaciones más importante y significativa de los últimos 30 años y esto afecta directamente a los trabajadores, a los jubilados y por supuesto a quienes están tercerizados o precarizados.
- La CTA va rumbo a las elecciones que serán el próximo 29 de mayo ¿Qué opinión le merece este proceso democrático?
- Es un proceso altamente significativo e importante. Primero no hay que perder de vista que nos quisieron destruir, pero será imposible hacernos desaparecer. En esta jugada estuvieron todos aquellos que prefieren el posibilismo y no quieren que exista una Central de Trabajadores que sea clasista, anticapitalista y antiimperialista. Y en todo este tiempo, esta CTA ha demostrado ser fiel a sus principios y además, llevar esa iniciativa a la calle, intentando representar a todos los sectores que luchan por una vida mejor. Pero además, nosotros tenemos un compromiso estratégico en la conformación de un movimiento político, social y cultural por la liberación, y este proceso electoral nos tiene que permitir avanzar y desarrollar ese instrumento de capitalización de fuerza y unidad para terminar con este modelo económico depredador, exportador, contaminantante, que nos hace perder autonomía.
Debemos establecer una propuesta que nos habilite al sueño de vivir en una Argentina mejor, y en este sentido la Central tiene una tarea importantísima. En ese marco, no deberíamos dejar de tener en cuenta la libertad y la democracia sindical: y por lo propuesto por el compañero Ricardo Peidro en declaraciones, a lo cual se sumó Jorge Yabkowski y Horacio Meguira, me parece que lo mejor sería convocar un plenario de la actividad privada dentro de la Central. Debemos discutir este tema de la autonomía o la afiliación obligatoria. Creo que sería muy importante poder hacer participar a muchos compañeros, militantes, cuadros gremiales, dirigentes, para discutir profundamente estos temas camino al congreso de la CTA.
- ¿Cuáles van a ser las características del congreso de la CTA?
- En primer lugar, va a terner un espíritu democrático, de participación, de compromiso, de ratificación de principios que fueron naciendo y desarrollandose desde la fundación de la CTA en 1991. Y sobretodo, creo que vamos a poner sobre el escenario los fundamentos que hacen tan importante la unidad en la acción, siendo concientes que es una unidad que tiene límites, que es estratégica, que no es política, pero que es un paso importante que puede dar lugar a que el movimiento obrero encuentre la fortaleza que le permita cambiar estas políticas que nos someten a las estrategias imperialistas.
- Este es un momento de crisis energética ¿Cuáles cree que son las políticas que se deben llevar adelante para la salida a esta crisis?
- Me parece que es importante resaltar que las únicas organizaciones de trabajadores que se han pronunciado permanentemente a lo largo de décadas han sido las organizaciones que conforman la propia Central de los Trabajadores de los Argentinos. Me parece que esto es importante reivindicarlo, porque no son todos los movimientos obreros que están en el ámbito de la energía que se pronuncian.
En otro orden, ésta es una crisis del sistema y del modelo energético, que está basado en la privatización y en extrangerización. Esto es algo que hay que cambiar, lo venimos denunciando desde 1999, e inclusive antes de las privatizaciones. Lo concreto es que el gobierno no había reconocido nunca la crisis, hasta que en el 2012 decidió expropiar el 51 por ciento de YPF. Debe quedar claro que eso no fue nacionalizar, ni estatizar, sino expropiar el 51 por ciento de las acciones. Así comenzó a reconocer la crisis energética, ya siendo tarde para producir modificaciones. Las acciones para salir de esta crisis son de mediano y largo plazo y los cierto es que está demostrado que gobierno no tiene voluntad política de transitar otro camino que el que está andando. Porque lo que ha hecho hasta ahora ha sido ratificar las políticas del menemato, por otro lado la argentinización no les dio ningún resultado y sólo favoreció a los amigos del gobierno. En tercer lugar, procedió a extender las concesiones cuando no habían terminado su proceso de contratación. O sea que en ese sentido, Argentina tiene una asignatura pendiente que tiene que ver con recuperar la soberanía energética en manos del pueblo argentino. Esto forma parte de las iniciativas que tiene la Central con la Consulta Popular por la recuperación de la soberanía de los bienes comunes; esta es una tarea que estamos realizando y seguiremos profundizando.
Melissa Zenobi (ACTA)
- ¿Cómo cree que van a ser las discusiones paritarias de este año?
- En principio pienso que van a ser discusiones en profundidad y de disputa de la distribución de la riqueza. No es el único mecanismo pero es uno de los más importante para los trabajadores y organizaciones sindicales que están bajo convenio colectivo de trabajo y para quienes que están regidos por la ley de contrato de trabajo. Entiendo que profunda, porque es impresionante la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores por el proceso inflacionario. Este gobierno ha provocado una de las devaluaciones más importante y significativa de los últimos 30 años y esto afecta directamente a los trabajadores, a los jubilados y por supuesto a quienes están tercerizados o precarizados.
- La CTA va rumbo a las elecciones que serán el próximo 29 de mayo ¿Qué opinión le merece este proceso democrático?
- Es un proceso altamente significativo e importante. Primero no hay que perder de vista que nos quisieron destruir, pero será imposible hacernos desaparecer. En esta jugada estuvieron todos aquellos que prefieren el posibilismo y no quieren que exista una Central de Trabajadores que sea clasista, anticapitalista y antiimperialista. Y en todo este tiempo, esta CTA ha demostrado ser fiel a sus principios y además, llevar esa iniciativa a la calle, intentando representar a todos los sectores que luchan por una vida mejor. Pero además, nosotros tenemos un compromiso estratégico en la conformación de un movimiento político, social y cultural por la liberación, y este proceso electoral nos tiene que permitir avanzar y desarrollar ese instrumento de capitalización de fuerza y unidad para terminar con este modelo económico depredador, exportador, contaminantante, que nos hace perder autonomía.
Debemos establecer una propuesta que nos habilite al sueño de vivir en una Argentina mejor, y en este sentido la Central tiene una tarea importantísima. En ese marco, no deberíamos dejar de tener en cuenta la libertad y la democracia sindical: y por lo propuesto por el compañero Ricardo Peidro en declaraciones, a lo cual se sumó Jorge Yabkowski y Horacio Meguira, me parece que lo mejor sería convocar un plenario de la actividad privada dentro de la Central. Debemos discutir este tema de la autonomía o la afiliación obligatoria. Creo que sería muy importante poder hacer participar a muchos compañeros, militantes, cuadros gremiales, dirigentes, para discutir profundamente estos temas camino al congreso de la CTA.
- ¿Cuáles van a ser las características del congreso de la CTA?
- En primer lugar, va a terner un espíritu democrático, de participación, de compromiso, de ratificación de principios que fueron naciendo y desarrollandose desde la fundación de la CTA en 1991. Y sobretodo, creo que vamos a poner sobre el escenario los fundamentos que hacen tan importante la unidad en la acción, siendo concientes que es una unidad que tiene límites, que es estratégica, que no es política, pero que es un paso importante que puede dar lugar a que el movimiento obrero encuentre la fortaleza que le permita cambiar estas políticas que nos someten a las estrategias imperialistas.
- Este es un momento de crisis energética ¿Cuáles cree que son las políticas que se deben llevar adelante para la salida a esta crisis?
- Me parece que es importante resaltar que las únicas organizaciones de trabajadores que se han pronunciado permanentemente a lo largo de décadas han sido las organizaciones que conforman la propia Central de los Trabajadores de los Argentinos. Me parece que esto es importante reivindicarlo, porque no son todos los movimientos obreros que están en el ámbito de la energía que se pronuncian.
En otro orden, ésta es una crisis del sistema y del modelo energético, que está basado en la privatización y en extrangerización. Esto es algo que hay que cambiar, lo venimos denunciando desde 1999, e inclusive antes de las privatizaciones. Lo concreto es que el gobierno no había reconocido nunca la crisis, hasta que en el 2012 decidió expropiar el 51 por ciento de YPF. Debe quedar claro que eso no fue nacionalizar, ni estatizar, sino expropiar el 51 por ciento de las acciones. Así comenzó a reconocer la crisis energética, ya siendo tarde para producir modificaciones. Las acciones para salir de esta crisis son de mediano y largo plazo y los cierto es que está demostrado que gobierno no tiene voluntad política de transitar otro camino que el que está andando. Porque lo que ha hecho hasta ahora ha sido ratificar las políticas del menemato, por otro lado la argentinización no les dio ningún resultado y sólo favoreció a los amigos del gobierno. En tercer lugar, procedió a extender las concesiones cuando no habían terminado su proceso de contratación. O sea que en ese sentido, Argentina tiene una asignatura pendiente que tiene que ver con recuperar la soberanía energética en manos del pueblo argentino. Esto forma parte de las iniciativas que tiene la Central con la Consulta Popular por la recuperación de la soberanía de los bienes comunes; esta es una tarea que estamos realizando y seguiremos profundizando.
Melissa Zenobi (ACTA)
Criminalización de la protesta: Presentaron Habeas Data por presunto espionaje a militantes políticos
Dirigentes y militantes políticos interpusieron una acción tutelar de garantías de Habeas Data, conforme lo recepta el articulo 43 de la Constitución Nacional y la ley 25.326 (de protección de datos personales), ante el Juzgado Federal Nº 1 de Necochea.
La presentación se realizó con el fin de que se recaben los datos que hacen a las personas mencionadas en un artículo periodístico y ejercer el derecho de rectificarlos, conservarlos y/o peticionar su eliminación de los registros donde actualmente se encuentran.
Según la información periodística (página digital www.politicanecochea.com.ar), el secretario general de la Asociación Judicial Bonarenese y secretario de Derechos Humanos de la CTA, Hugo Blasco; el secretario general de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) Seccional Mar del Plata Carlos Díaz; el secretario de Derechos Humanos de la CTA Necochea y ex detenido-desaparecido Aníbal del Prado; el integrante de la agrupación HIJOS Necochea, Manuel Ibañez y la militante de la Comisión por la Memoria Militante de Necochea, Morotí Arocena, estarían siendo investigados en su actuación política, gremial y social por la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE), cuestión que violentaría la legislación vigente en la materia.
A través de la acción tutelar, se deberá requerir a quien poseía y supuestamente recolectaba dicha información, se debe indicar finalidad que persiguió al obtenerla, si actuó per se o si acaso lo hizo por mandato de alguien, especificando en este último caso persona que le encargo y finalidad que le indico.
La presentación con el patrocinio letrado de la Doctora Gabriela Gómez del Equipo Jurídico de la ATE Provincia de Buenos Aires, persigue a su vez la finalidad de no naturalizar prácticas que deberían estar desterradas en el Estado argentino, propias de épocas oscuras y nefastas de nuestra historia reciente.
Más allá de posicionamientos políticos, los militantes mencionados se encuentran profundamente comprometidos con el sistema democrático y la vigencia de los derechos humanos en nuestro país y así lo han demostrado con su trayectoria coherente y consecuente con sus ideales.
ACTA
La presentación se realizó con el fin de que se recaben los datos que hacen a las personas mencionadas en un artículo periodístico y ejercer el derecho de rectificarlos, conservarlos y/o peticionar su eliminación de los registros donde actualmente se encuentran.
Según la información periodística (página digital www.politicanecochea.com.ar), el secretario general de la Asociación Judicial Bonarenese y secretario de Derechos Humanos de la CTA, Hugo Blasco; el secretario general de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) Seccional Mar del Plata Carlos Díaz; el secretario de Derechos Humanos de la CTA Necochea y ex detenido-desaparecido Aníbal del Prado; el integrante de la agrupación HIJOS Necochea, Manuel Ibañez y la militante de la Comisión por la Memoria Militante de Necochea, Morotí Arocena, estarían siendo investigados en su actuación política, gremial y social por la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE), cuestión que violentaría la legislación vigente en la materia.
A través de la acción tutelar, se deberá requerir a quien poseía y supuestamente recolectaba dicha información, se debe indicar finalidad que persiguió al obtenerla, si actuó per se o si acaso lo hizo por mandato de alguien, especificando en este último caso persona que le encargo y finalidad que le indico.
La presentación con el patrocinio letrado de la Doctora Gabriela Gómez del Equipo Jurídico de la ATE Provincia de Buenos Aires, persigue a su vez la finalidad de no naturalizar prácticas que deberían estar desterradas en el Estado argentino, propias de épocas oscuras y nefastas de nuestra historia reciente.
Más allá de posicionamientos políticos, los militantes mencionados se encuentran profundamente comprometidos con el sistema democrático y la vigencia de los derechos humanos en nuestro país y así lo han demostrado con su trayectoria coherente y consecuente con sus ideales.
ACTA
Se resisten
Una parte de la rentabilidad del agro es apropiada por el Estado mediante las retenciones, del mismo modo que una parte de las ganancias de las empresas, vía impuestos, sostienen el presupuesto público.
El poder económico, agrario, industrial o de servicios jamás aceptará compartir ganancias, algo esencial a la lógica capitalista.
Por eso, resisten las retenciones, como la eliminación de las exenciones del impuesto a las Ganancias, especialmente las que provienen de inversiones financieras; o reniegan de retomar el pago de los aportes patronales.
En el capitalismo, sólo es posible disputar y gravar las ganancias sobre la base de cierta correlación de fuerza política, para inducir una distribución del ingreso, incluso de la riqueza vía intervención estatal.
Claro que ello impone también discutir el destino de esos recursos, lo que supone debatir el papel del Estado en la promoción de beneficiarios del modelo productivo y de desarrollo.
Al tiempo que se denuncia la demanda empresaria por reducir retenciones, hay que discutir el origen y la aplicación de los fondos públicos, para terminar con la inequidad de afectar salarios bajo el Impuesto a las Ganancias.
O concentrar lo principal de la tributación en imposiciones al consumo, caso del IVA, principal fuente de ingresos fiscales, confirmando la regresividad del régimen tributario en Argentina.
Julio Gambina
El poder económico, agrario, industrial o de servicios jamás aceptará compartir ganancias, algo esencial a la lógica capitalista.
Por eso, resisten las retenciones, como la eliminación de las exenciones del impuesto a las Ganancias, especialmente las que provienen de inversiones financieras; o reniegan de retomar el pago de los aportes patronales.
En el capitalismo, sólo es posible disputar y gravar las ganancias sobre la base de cierta correlación de fuerza política, para inducir una distribución del ingreso, incluso de la riqueza vía intervención estatal.
Claro que ello impone también discutir el destino de esos recursos, lo que supone debatir el papel del Estado en la promoción de beneficiarios del modelo productivo y de desarrollo.
Al tiempo que se denuncia la demanda empresaria por reducir retenciones, hay que discutir el origen y la aplicación de los fondos públicos, para terminar con la inequidad de afectar salarios bajo el Impuesto a las Ganancias.
O concentrar lo principal de la tributación en imposiciones al consumo, caso del IVA, principal fuente de ingresos fiscales, confirmando la regresividad del régimen tributario en Argentina.
Julio Gambina
Argentina: Dólar y crisis de la deuda pública
La crisis cambiaria que se está dando en estos días se encuentra directamente relacionada con el agravamiento de la crisis de Deuda Pública.
El gobierno Kirchner, seriamente debilitado por la pérdida de reservas internacionales y por el fin de los superávits gemelos – fiscal y externo – tiene que definir su capacidad de pago frente a los acreedores y para ello tiene que garantizar un tipo de cambio estable – alto o retrasado, pero estable – más carece de divisas para poder hacerlo.
En el marco de las negociaciones secretas que se llevan a cabo con holdouts, reclamantes ante el CIADI, Repsol, Club de París y bonistas en general se trata de un requisito indispensable para la continuidad de pago de sus obligaciones vigentes y de los nuevos compromisos a contraer según la hoja de ruta Boudou, que pone tales arreglos como requisitos previos para volver a colocar deuda en el mercado internacional de capitales.
Las reservas del BCRA
La posición de reservas netas del Banco Central (BCRA) ha llegado a un punto crítico después de la sangría de divisas por la política de pago de deuda externa con reservas internacionales, la cobertura de los desequilibrios de la balanza de pagos derivados del retraso cambiario y la “fuga” legal de capitales por salida masiva de divisas bajo la supervisión del gobierno (90.000 MD-Millones de Dólares durante la “década ganada” 2003-2012).
Hoy el stock de reservas brutas es menor a los 30.000 MD pero, a los fines de poder determinar la solvencia del banco, hay que restarle 10.700 MD de Depósitos en Moneda Extranjera y 2.200 MD de Otros Pasivos (que son préstamos de otros bancos), por lo que el saldo de reservas netas o propias del BCRA – según datos al 31.12.2013 – queda reducido a 17.700 MD.
A este importe – si se hace un cálculo más fino - cabría descontarle además la deuda cuasi-fiscal del BCRA por Lebac/Nobac, que a esa fecha sumaba unos 110.500 M$ (Millones de Pesos), equivalentes a 17.000 MD, porque se trata de una masa de dinero que si el banco no renueva semanalmente y/o no remunera con una tasa de interés cada vez más elevada esos fondos irían a presionar sobre el mercado del dólar.
Como agravante, el Presupuesto 2014 contempla destinar este año unos 10.000 MD de las reservas (9.855) para el pago de deuda externa a través del llamado Fondo de Desendeudamiento Argentino.
El vaciamiento de las reservas del BCRA tiene así tres consecuencias directas:
1. El banco ya no dispone de divisas para atender los pagos de la deuda externa argentina, pública ni privada.
2. Las reservas no pueden garantizar la toma de nuevas deudas en el mercado internacional de capitales.
3. La suba del interés que se paga por las letras/notas del BCRA es creciente y ello determina un piso cada vez más elevado de las tasas de interés del mercado local.
La combinación explosiva de estas tres variables expone simultáneamente al Tesoro y al BCRA: no es sólo un problema liquidez o disponibilidad de divisas sino un problema de solvencia del Estado.
La nueva tablita cambiaria
Entendemos por “nueva tablita” el intento del gobierno Kirchner de lograr una relación estable entre tipo de cambio e inflación.
Este esquema tiene por antecedentes notorios la Convertibilidad menemista de la década del ´90 y la “tablita cambiaria” durante la gestión Martínez de Hoz.
Dada la disparidad entre inflación oficial (10.9 %) e inflación real (25-30 %) y dada la existencia de distintos tipos de cambio de referencia (dólar oficial, blue, contado con liquidación, etc.) pudiera conjeturarse que la nueva tablita trate de empalmar la evolución de la inflación real con el dólar bolsa o MEP.
Pero independientemente de sus valores absolutos lo importante de una tabla de este tipo frente a los acreedores no son sus importes – tipo de cambio alto o retrasado, inflación más alta o más baja – sino la estabilidad de su relación porque es la única forma de poder llegar a cifras, en pesos y en moneda extranjera, que permitan cuantificar los nuevos números del endeudamiento cuya negociación está en curso.
Como la relación entre reservas y base monetaria es prácticamente 1 a 2 (30.600/57.900 M$) y la Ley de Convertibilidad 23.928 ya no rige como garantía de respaldo del peso una tabla que marque la convergencia entre inflación y devaluación deviene necesaria para fijar el cuadro de situación ante la nueva deuda.
En este sentido la crisis cambiaria y el paralelo descontrol de precios que estamos viviendo pueden interpretarse como manifestaciones de posicionamiento - por aproximaciones sucesivas - para la definición de tales valores de tabla, como producto de un ataque especulativo para forzarla o como ambas cosas a la vez.
Deuda externa y tasas de interés
La clave de los negociados institucionales dentro del sistema de la deuda pública reside en la ecuación de rentabilidad más conveniente para los inversores financieros en función del arbitraje entre tasas de interés y tipos de cambio.
Para ello es requisito que, en un marco de libertad de movimiento de capitales, las tasas de interés locales sean superiores a las tasas internacionales y que la relación peso-dólar sea estable, con preferente retraso cambiario.
De esta manera, se puede producir más rápidamente el ingreso de divisas por capitales golondrina que refuerzan artificialmente la posición de reservas netas del BCRA y esos capitales financieros, a su vez, pueden optimizar sus márgenes de ganancia.
Uno de los aspectos poco comentados de la actual crisis de deuda es el fuerte aumento que vienen teniendo las tasas de interés, que constituye precisamente uno de los dos términos de esta vinculación con el tipo de cambio.
La tasa Badlar Bancos Privados que se toma como referencia - tasa de interés mayorista por depósitos a 30 días superiores a 1.0 M$ - está hoy por encima del 21 % anual y su tendencia es ascendente porque, por una parte, está empujada por la inflación, pero por otra es utilizada para ofrecer una alternativa contra la corrida hacia el dólar.
El logro de una tablita cambiaria que estabilice la relación entre inflación y tipo de cambio es entonces el paso faltante para cerrar este esquema; y es el dilema en que parece debatirse hoy el gobierno.
El objetivo final de este aumento progresivo hacia tasas de interés positivas y de mayores márgenes sería la tercera pata de la tablita.
Teniendo previsibilidad en las tres variables – inflación, devaluación y tasas de interés – pueden manejarse las condiciones del re-endeudamiento argentino.
Esto facilitaría la vuelta argentina al mercado internacional de capitales y permitiría abandonar paulatinamente la modalidad provisoria de bonos dólar linked, es decir, títulos públicos dolarizados que se pagan en pesos ajustados por tipo de cambio.
De esta manera se destrabarían las negociaciones en curso para poder llegar a nuevos arreglos con los acreedores que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 (holdouts), con las empresas reclamantes ante el CIADI, con Repsol por el pago por las acciones de YPF y con los países del Club de París.
A la vez, se abriría la posibilidad de una serie de mini-canjes de deuda frente a los próximos vencimientos, cuyo cumplimiento deviene cada vez más difícil y, sobre todo, se habilitaría la posibilidad que la Argentina vuelva a colocar deuda externa, conforme la hoja de ruta Boudou.
No deja de ser notable que - si bien se mantiene dentro de elevados niveles, entre 900 y casi 1.000 puntos básicos (PB) - la tasa de interés riesgo-país (EMBI+ de JP Morgan) no haya subido fuertemente en las últimas semanas pese a la crisis argentina.
Conclusiones
La política de pagos de la deuda externa con reservas internacionales fue una de las principales causas del vaciamiento de divisas del BCRA, del consiguiente debilitamiento de la relación reservas-base monetaria y de la actual crisis cambiaria.
Habiendo comprometido así en forma crítica la posición de reservas netas del BCRA, habiendo batido récords de pagos externos de deuda con terceros (organismos financieros internacionales y acreedores privados) traspasando los compromisos a la Deuda intra-Estado y habiendo agotado ahora este expediente que le sirviera como “préstamo-puente” para descargar deuda que no tiene capacidad demostrada de repago, reaparece la alternativa de “volver al mercado de capitales”.
Es la teoría de la “pera madura”, que se da con el simple acomodamiento de los hechos, por la cual los miembros del “Club de la Deuda” administran los ciclos de endeudamiento a mediano y largo plazo de modo que los países deudores, como el nuestro, tengan que caer periódica y regularmente en sus manos.
Y esto es importante porque define la naturaleza de la trampa de Deuda Perpetua o deuda impagable que se refinancia sistemáticamente, dentro de cuyo proceso las crisis son parte del ciclo, para “barajar y dar de nuevo” cuando la situación puede escaparse de las manos.
Hoy las dificultades en las negociaciones secretas de reestructuración que lleva el secretario Lorenzino son probablemente más importantes que la crisis financiera interna que vive el país y que está provocada justamente por esa deuda, ya que la crisis monetaria y cambiaria argentina es un derivado de la crisis de deuda.
Agotada la política de pagos de deuda externa con reservas del BCRA y llegado a un límite o tope la Deuda intra-Estado, nuevamente se replantea como “salida” la aceleración de la vuelta a colocar bonos en los mercados de capitales.
Un gobierno debilitado conviene a las estructuras de poder económico-financieras porque está más dispuesto a realizar concesiones: caso contrato Chevron-YPF, negocios bilaterales entre empresas y Estado, privilegios y subsidios, acuerdos sectoriales, contrataciones directas, garantías de rentabilidad bancaria, convenios externos, programas con organismos financieros internacionales (Banco Mundial, BID, CAF, BIS de Basilea), arreglos con el Club de París y acreedores del Estado para conversión de juicios en bonos (holdouts, CIADI, Repsol), etc.
La nueva Crisis de Deuda precipita los acontecimientos nacionales y va remodelando el panorama de “salida” o desemboque de la misma, para lo cual el gobierno debe cumplir con algunos pasos clave:
1. Definir y garantizar el cumplimiento de una tablita cambiaria que fije una relación estable entre inflación y tipo de cambio.
2. Aumentar las tasas de interés locales para asegurar que, en condiciones de estabilidad o previsibilidad cambiaria, se asegure la rentabilidad de los capitales financieros por arbitraje y se produzca así un rápido ingreso de divisas externas.
3. Arreglar el paquete de problemas pendientes por deudas con holdouts, reclamos ante el CIADI, acreedores especiales (caso Repsol) y Club de París, en línea con la hoja de ruta Boudou.
El “premio” por observar debidamente estos pasos sería la vuelta al mercado internacional de Deuda, que vendría saludada por el establishment financiero como una forma de reinserción de la Argentina en el mundo y un retorno de la “confianza externa” en el país.
Héctor Giuliano
El gobierno Kirchner, seriamente debilitado por la pérdida de reservas internacionales y por el fin de los superávits gemelos – fiscal y externo – tiene que definir su capacidad de pago frente a los acreedores y para ello tiene que garantizar un tipo de cambio estable – alto o retrasado, pero estable – más carece de divisas para poder hacerlo.
En el marco de las negociaciones secretas que se llevan a cabo con holdouts, reclamantes ante el CIADI, Repsol, Club de París y bonistas en general se trata de un requisito indispensable para la continuidad de pago de sus obligaciones vigentes y de los nuevos compromisos a contraer según la hoja de ruta Boudou, que pone tales arreglos como requisitos previos para volver a colocar deuda en el mercado internacional de capitales.
Las reservas del BCRA
La posición de reservas netas del Banco Central (BCRA) ha llegado a un punto crítico después de la sangría de divisas por la política de pago de deuda externa con reservas internacionales, la cobertura de los desequilibrios de la balanza de pagos derivados del retraso cambiario y la “fuga” legal de capitales por salida masiva de divisas bajo la supervisión del gobierno (90.000 MD-Millones de Dólares durante la “década ganada” 2003-2012).
Hoy el stock de reservas brutas es menor a los 30.000 MD pero, a los fines de poder determinar la solvencia del banco, hay que restarle 10.700 MD de Depósitos en Moneda Extranjera y 2.200 MD de Otros Pasivos (que son préstamos de otros bancos), por lo que el saldo de reservas netas o propias del BCRA – según datos al 31.12.2013 – queda reducido a 17.700 MD.
A este importe – si se hace un cálculo más fino - cabría descontarle además la deuda cuasi-fiscal del BCRA por Lebac/Nobac, que a esa fecha sumaba unos 110.500 M$ (Millones de Pesos), equivalentes a 17.000 MD, porque se trata de una masa de dinero que si el banco no renueva semanalmente y/o no remunera con una tasa de interés cada vez más elevada esos fondos irían a presionar sobre el mercado del dólar.
Como agravante, el Presupuesto 2014 contempla destinar este año unos 10.000 MD de las reservas (9.855) para el pago de deuda externa a través del llamado Fondo de Desendeudamiento Argentino.
El vaciamiento de las reservas del BCRA tiene así tres consecuencias directas:
1. El banco ya no dispone de divisas para atender los pagos de la deuda externa argentina, pública ni privada.
2. Las reservas no pueden garantizar la toma de nuevas deudas en el mercado internacional de capitales.
3. La suba del interés que se paga por las letras/notas del BCRA es creciente y ello determina un piso cada vez más elevado de las tasas de interés del mercado local.
La combinación explosiva de estas tres variables expone simultáneamente al Tesoro y al BCRA: no es sólo un problema liquidez o disponibilidad de divisas sino un problema de solvencia del Estado.
La nueva tablita cambiaria
Entendemos por “nueva tablita” el intento del gobierno Kirchner de lograr una relación estable entre tipo de cambio e inflación.
Este esquema tiene por antecedentes notorios la Convertibilidad menemista de la década del ´90 y la “tablita cambiaria” durante la gestión Martínez de Hoz.
Dada la disparidad entre inflación oficial (10.9 %) e inflación real (25-30 %) y dada la existencia de distintos tipos de cambio de referencia (dólar oficial, blue, contado con liquidación, etc.) pudiera conjeturarse que la nueva tablita trate de empalmar la evolución de la inflación real con el dólar bolsa o MEP.
Pero independientemente de sus valores absolutos lo importante de una tabla de este tipo frente a los acreedores no son sus importes – tipo de cambio alto o retrasado, inflación más alta o más baja – sino la estabilidad de su relación porque es la única forma de poder llegar a cifras, en pesos y en moneda extranjera, que permitan cuantificar los nuevos números del endeudamiento cuya negociación está en curso.
Como la relación entre reservas y base monetaria es prácticamente 1 a 2 (30.600/57.900 M$) y la Ley de Convertibilidad 23.928 ya no rige como garantía de respaldo del peso una tabla que marque la convergencia entre inflación y devaluación deviene necesaria para fijar el cuadro de situación ante la nueva deuda.
En este sentido la crisis cambiaria y el paralelo descontrol de precios que estamos viviendo pueden interpretarse como manifestaciones de posicionamiento - por aproximaciones sucesivas - para la definición de tales valores de tabla, como producto de un ataque especulativo para forzarla o como ambas cosas a la vez.
Deuda externa y tasas de interés
La clave de los negociados institucionales dentro del sistema de la deuda pública reside en la ecuación de rentabilidad más conveniente para los inversores financieros en función del arbitraje entre tasas de interés y tipos de cambio.
Para ello es requisito que, en un marco de libertad de movimiento de capitales, las tasas de interés locales sean superiores a las tasas internacionales y que la relación peso-dólar sea estable, con preferente retraso cambiario.
De esta manera, se puede producir más rápidamente el ingreso de divisas por capitales golondrina que refuerzan artificialmente la posición de reservas netas del BCRA y esos capitales financieros, a su vez, pueden optimizar sus márgenes de ganancia.
Uno de los aspectos poco comentados de la actual crisis de deuda es el fuerte aumento que vienen teniendo las tasas de interés, que constituye precisamente uno de los dos términos de esta vinculación con el tipo de cambio.
La tasa Badlar Bancos Privados que se toma como referencia - tasa de interés mayorista por depósitos a 30 días superiores a 1.0 M$ - está hoy por encima del 21 % anual y su tendencia es ascendente porque, por una parte, está empujada por la inflación, pero por otra es utilizada para ofrecer una alternativa contra la corrida hacia el dólar.
El logro de una tablita cambiaria que estabilice la relación entre inflación y tipo de cambio es entonces el paso faltante para cerrar este esquema; y es el dilema en que parece debatirse hoy el gobierno.
El objetivo final de este aumento progresivo hacia tasas de interés positivas y de mayores márgenes sería la tercera pata de la tablita.
Teniendo previsibilidad en las tres variables – inflación, devaluación y tasas de interés – pueden manejarse las condiciones del re-endeudamiento argentino.
Esto facilitaría la vuelta argentina al mercado internacional de capitales y permitiría abandonar paulatinamente la modalidad provisoria de bonos dólar linked, es decir, títulos públicos dolarizados que se pagan en pesos ajustados por tipo de cambio.
De esta manera se destrabarían las negociaciones en curso para poder llegar a nuevos arreglos con los acreedores que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 (holdouts), con las empresas reclamantes ante el CIADI, con Repsol por el pago por las acciones de YPF y con los países del Club de París.
A la vez, se abriría la posibilidad de una serie de mini-canjes de deuda frente a los próximos vencimientos, cuyo cumplimiento deviene cada vez más difícil y, sobre todo, se habilitaría la posibilidad que la Argentina vuelva a colocar deuda externa, conforme la hoja de ruta Boudou.
No deja de ser notable que - si bien se mantiene dentro de elevados niveles, entre 900 y casi 1.000 puntos básicos (PB) - la tasa de interés riesgo-país (EMBI+ de JP Morgan) no haya subido fuertemente en las últimas semanas pese a la crisis argentina.
Conclusiones
La política de pagos de la deuda externa con reservas internacionales fue una de las principales causas del vaciamiento de divisas del BCRA, del consiguiente debilitamiento de la relación reservas-base monetaria y de la actual crisis cambiaria.
Habiendo comprometido así en forma crítica la posición de reservas netas del BCRA, habiendo batido récords de pagos externos de deuda con terceros (organismos financieros internacionales y acreedores privados) traspasando los compromisos a la Deuda intra-Estado y habiendo agotado ahora este expediente que le sirviera como “préstamo-puente” para descargar deuda que no tiene capacidad demostrada de repago, reaparece la alternativa de “volver al mercado de capitales”.
Es la teoría de la “pera madura”, que se da con el simple acomodamiento de los hechos, por la cual los miembros del “Club de la Deuda” administran los ciclos de endeudamiento a mediano y largo plazo de modo que los países deudores, como el nuestro, tengan que caer periódica y regularmente en sus manos.
Y esto es importante porque define la naturaleza de la trampa de Deuda Perpetua o deuda impagable que se refinancia sistemáticamente, dentro de cuyo proceso las crisis son parte del ciclo, para “barajar y dar de nuevo” cuando la situación puede escaparse de las manos.
Hoy las dificultades en las negociaciones secretas de reestructuración que lleva el secretario Lorenzino son probablemente más importantes que la crisis financiera interna que vive el país y que está provocada justamente por esa deuda, ya que la crisis monetaria y cambiaria argentina es un derivado de la crisis de deuda.
Agotada la política de pagos de deuda externa con reservas del BCRA y llegado a un límite o tope la Deuda intra-Estado, nuevamente se replantea como “salida” la aceleración de la vuelta a colocar bonos en los mercados de capitales.
Un gobierno debilitado conviene a las estructuras de poder económico-financieras porque está más dispuesto a realizar concesiones: caso contrato Chevron-YPF, negocios bilaterales entre empresas y Estado, privilegios y subsidios, acuerdos sectoriales, contrataciones directas, garantías de rentabilidad bancaria, convenios externos, programas con organismos financieros internacionales (Banco Mundial, BID, CAF, BIS de Basilea), arreglos con el Club de París y acreedores del Estado para conversión de juicios en bonos (holdouts, CIADI, Repsol), etc.
La nueva Crisis de Deuda precipita los acontecimientos nacionales y va remodelando el panorama de “salida” o desemboque de la misma, para lo cual el gobierno debe cumplir con algunos pasos clave:
1. Definir y garantizar el cumplimiento de una tablita cambiaria que fije una relación estable entre inflación y tipo de cambio.
2. Aumentar las tasas de interés locales para asegurar que, en condiciones de estabilidad o previsibilidad cambiaria, se asegure la rentabilidad de los capitales financieros por arbitraje y se produzca así un rápido ingreso de divisas externas.
3. Arreglar el paquete de problemas pendientes por deudas con holdouts, reclamos ante el CIADI, acreedores especiales (caso Repsol) y Club de París, en línea con la hoja de ruta Boudou.
El “premio” por observar debidamente estos pasos sería la vuelta al mercado internacional de Deuda, que vendría saludada por el establishment financiero como una forma de reinserción de la Argentina en el mundo y un retorno de la “confianza externa” en el país.
Héctor Giuliano
sábado, 25 de enero de 2014
Los desaparecidos “del padre de la democracia”
Durante el gobierno de Alfonsín, miembros del MTP intentaron tomar un Regimiento de Infantería. Luego de una represión sin precedentes, 29 de ellos fueron capturados con vida, todos los detenidos fueron torturados, varios fueron fusilados y cinco desaparecidos. Recientemente la Justicia determinó que esos crímenes han prescripto, por lo que los responsables jamás serán juzgados.
La historia de los desaparecidos en nuestro país es vasta y lamentablemente no se acota a la trágica etapa de la última dictadura militar. La llegada de la democracia no desactivó los aparatos represivos que habían producido 30 mil perdidas para el campo popular, y las leyes de impunidad permitieron que durante mucho tiempo quienes se habían sentido los señores de la vida y la muerte siguieran actuando con total libertad.
Ahí están los casos de Jorge Julio López, Luciano Arruga, Miguel Bru y tantos otros que sufrieron desapariciones en democracia. Desapariciones en las que estuvieron involucrados los aparatos represivos del Estado. Muchos de estos casos han tenido amplia repercusión y hoy se siguen haciendo marchas en reclamo de justicia.
Sin embargo, durante el gobierno de Raúl Alfonsín se dio un caso de desapariciones que parece haber entrado en el olvido y haberse cubierto de impunidad. Luego del intento de copamiento al Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de La Tablada, 29 militantes del Movimiento Todos por la Patria fueron capturados con vida. Todos ellos fueron torturados, varios fueron fusilados y cinco fueron desaparecidos. A pesar de que los responsables están identificados y de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos manifestó que se trataba de crímenes de lesa humanidad, la Justicia argentina determinó que esos hechos ya han prescripto, por lo que estas víctimas de la represión ilegal y sus familiares no podrán encontrar la tan ansiada justicia.
La Tablada
El 23 de enero de 1989, un grupo de militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) intentó tomar el Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de La Tablada. Más allá de las motivaciones que los movilizaron a cometer este acto –los sobrevivientes del grupo hasta el día de hoy aseguran que intentaban frustrar un golpe de Estado–, la vigencia de un gobierno democrático debió haber garantizado que las fuerzas del Estado actuaran dentro del marco de la ley, pero muy por el contrario su proceder fue exactamente igual que durante la dictadura finalizada 6 años antes.
El MTP se había creado en 1986 y su máximo referente era Enrique Gorriarán Merlo, ex miembro de la cúpula del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP). La composición de este movimiento era mucho más heterogénea que la del ERP y de su creación participaron muchas figuras relacionadas con otros sectores del campo popular. Desde su creación, el MTP se diversificó: tuvo trabajo barrial; trabajo gremial (el Movimiento ganó las elecciones del sindicato azucarero del ingenio Ledesma, uno de los más importantes del país por la cantidad de trabajadores que agrupaba); participó en las elecciones legislativas de 1987 en alianza con el Partido Intransigente (PI); e incluso, a través de uno de sus referentes –Francisco “Pancho” Provenzano – fue una de las piezas claves en la creación de un diario que marcaría historia en el periodismo argentino, Página/12.
Sin embargo, en un contexto argentino muy particular (ya se habían dado 3 levantamientos militares contra el gobierno de Alfonsín: Campo de Mayo, Villa Martelli y Monte Caseros, que habían conseguido sacarle al gobierno de Alfonsín las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, las que durante mucho tiempo garantizaron la impunidad de los genocidas), su análisis político los llevó a decidir la toma del Regimiento de La Tablada.
Alfonsín puso al frente del grupo encargado de la recuperación del regimiento al general Alfredo Arrillaga (quien había sido responsable del Centro Clandestino de Detención que funcionaba en la Base Naval de Mar del Plata) y al mayor Jorge Eduardo Varando (quien con el tiempo tomaría trascendencia por ser uno de los responsables de la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001). El resultado no pudo ser otro que una brutal represión en la que no se escatimó el uso de ningún tipo de armamento por parte del estado (tanques, helicópteros, granadas, etc.). Al término del día había cuerpos tendidos por todo el regimiento. Veintinueve de los militantes del MTP fueron capturados con vida, todos ellos fueron torturados, hubo varios casos de fusilamientos y cinco de ellos – Francisco Provenzano, Carlos Samojedny, Carlos Burgos, Iván Ruiz y José Díaz – fueron desaparecidos (algunos de sus restos fueron identificados recientemente por un grupo de antropólogos forenses, y se determinó también que en algunos casos los cuerpos fueron destruidos con explosivos).
En su libro Memorias Gorriarán Merlo señala: “De los cinco emblemas del terrorismo de Estado – la tortura, el asesinato de prisioneros, la desaparición de personas, la explosión de cadáveres y el robo de niños –, los represores de La Tablada practicaron cuatro. No había ninguna compañera embarazada, quizá por eso faltó la quinta técnica: el robo de niños”.
La justicia no llegará
En diciembre de 2009, el juez federal de Morón Germán Castelli procesó al ex general Alfredo Arrillaga por homicidio agravado por alevosía, y señaló que los crímenes llevados adelante en La Tablada eran de lesa humanidad, lo que trasformaba estos delitos en imprescriptibles. En su fallo, el juez había determinado que correspondía esta tipificación porque “un número indeterminado de agentes del Estado planificó que los atacantes apresados durante y con posterioridad a la recuperación del cuartel fueran, en algunos casos, ejecutados, y todos ellos torturados”.
En aquel momento el juez Castelli fallaba en concordancia con la decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que había determinado que el fusilamiento de los detenidos durante el copamiento se realizó "en representación del Estado argentino".
Según señalaba el diario Página/12, el magistrado había dado por “probadas al menos nueve ejecuciones y decenas de casos de torturas, algunas de ellas de prisioneros capturados fuera del cuartel”.
El diario remarcaba que la conclusión del juez había sido clara: “el objetivo de los militares con los prisioneros fue “matar algunos de ellos y torturarlos a todos”. Castelli remarcaba que los militares “aprovecharon el extraordinario poder otorgado, el dominio del escenario de los hechos, la estructura y los recursos estatales para sobrepasar, sigilosamente, el poder presidencial, y así planificar y ejecutar graves violaciones al derecho humanitario internacional, que incluyó dificultar las investigaciones”.
Parecía que llegaba la hora de la justicia y que los responsables de los crímenes de La Tablada iban a tener que responder por sus hechos. Pero sólo dos meses después, en febrero de 2010, la Cámara Federal de San Martín revocó el fallo de Castelli y determinó que se trató de “un acto aislado, espontáneamente emprendido y no planificado con anterioridad, en respuesta a la inesperada agresión ilegítima de que fueron objeto tanto la instalación del Ejército Argentino como sus efectivos”. En el fallo también se señala que “no se advierte de lo actuado que confluyan en el sub examen los elementos objetivos y subjetivos que caracterizan a los crímenes de lesa humanidad”, por lo tanto al haber pasado 21 años de los hechos consideró que estos ya estaban prescriptos y no podían ser juzgados.
Por último, el fallo – que parece un alegato en defensa de los acusados - determinó que “no se actuó contra una población civil por una determinada política previa y planificada, sino que se actuó en el marco de un combate espontáneo para recuperar rehenes e instalaciones militares ilegítimamente atacadas”.
El hecho de que los jueces Jorge Barral, Hugo Fossati y Alberto Crisculo repitan constantemente en su fallo que las instalaciones militares fueron “ilegítimamente atacadas” parece ser esgrimido como una justificación para las torturas, los asesinatos y las desapariciones de las que fueron víctimas los militantes del MTP. De fondo resuena el “algo habrán hecho”, “en algo andaban”, y tantos otros mensajes nefastos que se corresponden más a los discursos de la época de la dictadura militar que al de un grupo de jueces que dan un dictamen en 2010, rigiendo la plena democracia.
¿Cómo se puede decir que un hecho en el que estuvo involucrado el principal aparato represivo del Estado que actuó durante la dictadura, que estaba comandado por los mismos hombres, que tuvieron el mismo proceder (con tortura y desaparición), y contra el mismo sector político de entonces (el enemigo marxista), no es equiparable con los crímenes cometidos durante la dictadura? ¿Cómo se puede decir que “fue un hecho espontáneo”? ¿Cómo se lo puede justificar en base a las “instalaciones militares ilegítimamente atacadas”?
La Justicia argentina tiene muchas deudas por saldar, La Tablada es una de ellas, pero desgraciadamente parece que algunos jueces se encargaron de que quedara cubierta por la impunidad.
Héctor Bernardo, para Revista 2016.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)