sábado, 6 de julio de 2013

¿Va a perder el kirchnerismo?




Los principales políticos de la oposición retoman el leitmotiv instalado por la prensa monopólica: estamos presenciando un fin de ciclo y eso implica una derrota certera del kirchnerismo en las elecciones. ¿Están seguros?

Con el acto que condujo Cristina el sábado en la Ciudad de Buenos Aires, el Frente para la Victoria arrancó la campaña electoral propiamente dicha. Legisladores, funcionarios y gobernadores (incluyendo al zigzagueante Daniel Scioli) acompañaron a la presidenta en la presentación pública de sus candidatos.
La principal novedad es Martín Insaurralde, actual intendente de Lomas de Zamora, quien encabezará la lista de diputados nacionales en el principal distrito electoral del país, la provincia de Buenos Aires. A grosso modo, si el kirchnerismo prevalece allí, podrá decir que ganó las elecciones a nivel nacional, sin importar su posible derrota en la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Santa Fe y de Córdoba. Así se decidió la derrota electoral en el año 2009, cuando Néstor Kirchner en persona (acompañado de Scioli y Massa) encabezó la lista de diputados bonaerenses y fue derrotado por el colombiano De Narváez. De ahí la importancia de la candidatura de Insaurralde que deberá enfrentar a la otra novedad que surgió en tierras bonaerenses, el Frente Renovador de Sergio Massa.
Al igual que el intendente de Tigre, también Insaurralde es presentado como una figura joven y renovadora, asociada a la gestión municipal. Esos son los principales valores que utilizará para intentar remontar su defecto más notorio: el escaso conocimiento público de su persona fuera del territorio que gobierna. Para ello la presidenta deberá ponerse al hombro la campaña, de modo de convertir a Insaurralde en su escudero. Los próximos meses permitirán evaluar en qué medida podrá lograrlo, aunque nada lleva a creer que se trate de una tarea imposible.
En la elección de los candidatos, al igual que en el año 2011, predominó la búsqueda de legisladores leales, pertenecientes al núcleo más duro de la política kirchnerista. Sin embargo, a diferencia de aquel momento, la presidenta decidió apelar a gobernadores e intendentes que le permitieran garantizar una mayor fidelidad del poder territorial, clave en la maquinaria electoral del justicialismo. En ese sentido, quedaron relativamente relegadas otras construcciones políticas y sociales más beneficiadas en el 2011, nucleadas principalmente en Unidos y Organizados, aunque de todas maneras obtuvieron lugares importante en las listas.
Paradójicamente, el lanzamiento de Massa puede terminar siendo una ayuda en lo inmediato para el Frente para la Victoria. Si bien es presumible afirmar que el ex jefe de gabinete podrá arrastrar alguna porción de votos del kirchnerismo, el grueso de sus votantes provendrá de los candidatos opositores, principalmente del peronismo disidente de De Narváez.
Continuando en el terreno político, es importante recordar que este año se renuevan mandatos de los diputados electos en el 2009, la peor elección del kirchnerismo. En ese sentido, aún perdiendo en distritos importantes, no le será muy difícil aumentar sus representantes en la Cámara de Diputados. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires en aquella oportunidad Carlos Heller encabezaba la boleta y terminó en el cuarto lugar con menos del doce por ciento, con lo que solamente logró alcanzar una banca. Aún en las hipótesis más pesimistas el Frente para la Victoria supera con creces esos números, con lo que posiblemente tendrá más diputados porteños. Y lo mismo ocurre en otros distritos, con lo cual la mayoría propia en la Cámara baja muy probablemente será un hecho en los próximos dos años.
La Cámara de Senadores en cambio, será un terreno más áspero porque se renuevan los mandatos de 2007, cuando CFK fue electa presidenta por primera vez. Allí la cosa estará más peleada y dependerá mucho de varios distritos clave como la Ciudad de Buenos Aires, donde existe la posibilidad de que el oficialismo nacional quede relegado al tercer lugar y por lo tanto no consiga ningún senador.
Finalmente, será decisivo el andar de la economía en los próximos meses. Los aumentos en las asignaciones universales, la realización de las paritarias, los recientes índices de repunte de la actividad industrial, el blanqueo de capitales en negro, el control de precios y el relativo control del dólar paralelo parecen dar lugar a un mayor optimismo en las filas kirchneristas. El 2012 fue un año difícil, la presidenta misma lo mencionó en su discurso este sábado, y aun con los repuntes mencionados, en este 2013 se siguen expresando señales de agotamiento del modelo económico. Sin embargo, ello no significa que en el corto plazo se viva una crisis económica que desplome la intención de voto de las listas del Frente para la Victoria.
Teniendo en cuenta todas estas cuestiones, las confiadas predicciones sobre una próxima derrota electoral del kirchnerismo se confunden bastante con una expresión de deseos de los operadores políticos y mediáticos de la oposición derechista. La situación está abierta y habrá que seguir lo que va ocurriendo para intentar desentrañar la voluntad de las mayorías populares.
Así las cosas, el verdadero problema del kirchnerismo sigue siendo el 2015, cuando deberá resolverse el problema de la sucesión, para el que ninguna figura clara apareció en esta elección. Además dos años más pondrán a prueba las respuestas políticas ante las limitaciones del actual esquema económico.

Ulises Bosia.

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