martes, 16 de julio de 2013
Nacionales y populares retornan al régimen petrolero del menemismo
Donde mueren las palabras. Luego de una desaforada propaganda sobre la “soberanía energética”, el gobierno K acaba de dar a luz un decreto que favorece el ingreso de la norteamericana Chevron en la explotación del gas no convencional. Abre, asimismo, una puerta para el reingreso de Repsol, donde un grupo de empresas accionistas aboga por aceptar una indemnización por medio de ventajas en esa explotación. El decreto abre la explotación del petróleo al capital internacional en todas sus formas. Se confirma nuestra posición cuando caracterizó a la llamada ‘estatización de YPF” como un proyecto de “reprivatización petrolera”.
Se trata de un retorno al régimen menemista porque reabre la exportación de combustibles a los precios internacionales abusivos de petróleo, sin ninguna clase de retenciones. Aunque limita el cupo de exportación al 20% de la producción, ese nivel es suficiente para elevar el precio al internacional. Garantiza esa remuneración, precisamente, en el caso de faltante en el mercado interno, al asegurar la equivalencia de precios entre el mercado internacional y el nacional. Levanta el ‘cepo’ establecido para la remisión de divisas al exterior, específicamente para los pulpos petroleros. La renta hidrocarburífera queda reservada, enteramente, para los monopolios correspondientes.
Es claro que asistimos a un principio de alteración del régimen económico vigente en su conjunto, porque su efecto es desatar una presión imparable, en esa misma dirección, del conjunto de los actores económicos capitalistas. El decreto no menciona el tipo de cambio al que ingresaran capitales los grupos petroleros, pero es claro, por sus propósitos y por su lógica, que se apunta a crear un mercado financiero, que cotizará en torno a los valores del mercado paralelo. Sin esta condición, el decreto ara en el mar.
En el marco de las elecciones legislativas, este decreto usurpa a la oposición macrista, massista, denarvaizta, terragnista y pratgaista la reivindicación de la devaluación del peso y del ‘retorno’ al mercado internacional de capitales, para superar la crisis de financiamiento de la economía capitalista nacional. El impacto de este giro será brutal para los trabajadores, en primer lugar en términos de una mayor carestía y luego en pérdidas de empleo.
El decreto implica la aceptación del método de ‘fracking’ para el tratamiento del gas no convencional, que es por un lado altamente contaminante, porque afecta las napas freáticas, y por otro lado potencia los efectos sismícos típicos de la cordillera, porque debilita la cohesión del suelo. La experiencia norteamericana en estos dos aspectos es concluyente.
Advertimos que se esboza una salida de conjunto para que la crisis capitalista y los desmanes del kirchnerismo lo paguen los trabajadores. En oposición a esta entrega reivindicamos la nacionalización integral de la exploración y producción de hidrocarburos bajo control de los trabajadores. Defendemos esta salida con la consciencia de que su viabilidad plantea una reorganización de conjunto de la nación sobre otras bases sociales.
Jorge Altamira
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