jueves, 4 de julio de 2013
La caída de las reservas desde la economía política
Un análisis sobre los discursos construidos alrededor de la caída de las reservas internacionales en los medios de comunicación. En esta primera parte, la mirada de Clarín y el establishment.
Este año uno de los principales ejes de debate en política económica son las reservas internacionales, y la preocupante caída que estas vienen sufriendo con intensidad desde diciembre de 2012 (bajaron más de un 15%, de aproximadamente US$45.000 a US$38.000 millones).
Si bien coincidimos en la importancia de llevar adelante esta discusión, lo que buscaremos analizar en esta nota son los abordajes que se realizan desde los principales medios de comunicación, y como, a través de la manipulación de la información, se construyen distintos discursos hegemónicos.
Economía política y hegemonía
Arturo Jauretche decía que en economía no existen misterios, sino que las cuestiones que parecen más incomprensibles se deben en realidad a la intención del economista de confundir, para de esta manera favorecer a los intereses a los que sirve. En este sentido, vemos que una de las principales herramientas de los analistas económicos, en general más explotada por los economistas de derecha, es la de analizar variables y sacar conclusiones de manera aislada, sin presentar el marco conceptual al que se están refiriendo y las discusiones que existen por detrás.
Esto lo podemos ver claramente en una nota publicada en el diario Clarín en el día domingo (http://www.ieco.clarin.com/economia/ingreso-dolares-reservas-caida-libre_0_947305543.html) donde, mediante la opinión de diversas consultoras del establishment, se analiza la caída de las reservas y algunas medidas particulares que tomó el gobierno para dar respuesta a esta situación, como es el caso del control cambiario. Lo que nos llama principalmente la atención de esta nota son dos cuestiones. Por un lado, se afirma que la caída de las reservas es mucho más relevante macroeconómicamente que la fuga de capitales, y por otro lado, se compara la situación de las reservas de Argentina con otros países de la región, como Brasil, Chile y Perú, aludiendo que mientras nuestro país no consigue que entren dólares estos países poseen sobreabundancia, comparación que se hace, obviamente, para enfatizar lo mal que está la situación económica de nuestro país.
Estas cuestiones así planteadas, de manera aislada, pueden confundir al lector y generar rechazo espontáneo a políticas intervencionistas o simpatía por otros países de la región (en general a los que más se adaptan a las leyes del libre mercado). Veremos que la cuestión se complejiza si realizamos un análisis más integral.
Reservas internacionales y balance de pagos
Lo que se está ocultando en este enfoque es que las variaciones de reservas de por si solas no dicen nada, sino que lo que hay que hacer es analizar la composición del balance de pagos, que es el que arroja el resultado global de las transacciones del país con el resto del mundo y es, mediante un análisis integral, que podremos realizar un diagnóstico certero de la situación de la economía de un país (o, por lo menos, su condición de estabilidad de mediano y largo plazo con respecto al resto del mundo). Visto desde el balance de pagos, la variación de reservas se explica por los saldos de tres cuentas distintas, la cuenta corriente (asociada principalmente a cuestiones de economía real, como el intercambio comercial o de servicios, entre otras cosas), la cuenta capital (que no suele ser muy significativa), y la cuenta financiera (que está integrada por flujos de inversión, movimiento de capitales financieros y créditos, principalmente).
Así, por ejemplo, siguiendo las premisas de la nota de Clarín, Argentina estaría hoy en peores condiciones que en la década de los ’90, ya que, durante el período de la convertibilidad, las reservas internacionales no cayeron, sino que incluso se incrementaron (con un superavit anual promedio de US$2.500 millones entre 1992 y 1999). Si bien en este período el saldo de la cuenta corriente fue siempre deficitario (principalmente porque se importaba mucho más de lo que se exportaba), el saldo positivo de la cuenta financiera cubría este bache e incluso proporcionaba una suba de las reservas. Esto es explicado principalmente por las privatizaciones y los préstamos adquiridos del exterior, que, acompañado por otras políticas neoliberales, le trajeron al pueblo argentino las consecuencias ya conocidas, que incluso se siguen pagando hoy en día (como la deuda externa y sus intereses, el desmantelamiento del aparato productivo, entre otras). Esta comparación tendenciosa también la encontramos en la actualidad, cuando se hace alusión a las reservas positivas de otros países de la región, pero no se dice que estas se explican principalmente por la cuenta financiera (como los casos de los países citados en la nota), y mucho menos se analizan las consecuencias negativas que estas políticas podrían traer en el mediano y largo plazo.
Otra de las cuestiones que queríamos resaltar de la nota es la afirmación de que la caída de las reservas es una cuestión mucho más relevante macroeconómicamente que la fuga de capitales, y a través de esa premisa, cuestionar la eficacia de los controles cambiarios. Si bien hay muchos factores que explican la caída de las reservas (que enunciaremos más adelante), y cuestiones concretas para criticar a la aplicación de los controles en la actudalidad, no creemos que la fuga sea un factor poco relevante. Si analizamos el resultado del balance de pagos de 2011 (caída de reservas de US$6.000 millones), vemos que uno de los principales déficit se da en el sector privado no financiero (asociado a la fuga de capitales) con un saldo negativo de US$5.500 millones, y que, en el 2012, política de cepo mediante, este sector pasó a ser superavitario en US$2.000 millones (lo cual arroja una diferencia absoluta de US$7.500), un monto nada desdeñable. En este sentido, pareciera que la minimización del tema respondiera más a cuestiones de intereses particulares, que a hacer un análisis genuino de la situación del país.
En la segunda parte, realizaremos un análisis de la visión de Alfredo Zaiat desde Página 12 sobre el tema en cuestión y la necesidad de discutir integralmente la balanza de pagos y la estructura económica del país.
Parte 2
Segunda parte del análisis de las lecturas propuestas desde los grandes medios de comunicación sobre la caída de las reservas, en este caso, basado en la posición expresada en Página 12.
Discutir las cuestiones de fondo
Como decíamos en la primera parte de este artículo, más allá del manejo tendencioso que hagan los medios del establishment del tema, discutir la caída de las reservas es fundamental para pensar la estabilidad económica del país en los próximos años. Si bien también anticipamos que no es el objetivo de la nota hacer un análisis acabado del tema, sí nos interesa enunciar por lo menos cuales son los que consideramos como los principales baches que tiene la economía argentina hoy en relación al sector externo. Ya se habló de la fuga de capitales, a la cual habría que sumarle la remisión de utilidades y dividendos (plata que sacan las empresas extranjeras que están en el país, que entre 2011 y 2012 significó un déficit de más de US$16.000 millones en el balance de pagos), el sector industrial (importa mucho más de lo que exporta), el sector energético (déficit que en los últimos años se va profundizando cada vez más), y obviamente el vencimiento de cuotas de la deuda externa y el pago de intereses. La gravedad radica en que estos problemas no son circunstanciales sino que se remiten a problemas estructurales de la Argentina, que si no se revierten en el corto plazo pueden traer graves problemas al país.
Es relación a este punto que queríamos hacer referencia a la nota de Alfredo Zaiat, publicada en Página12 (http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-223408-2013-06-30.html), el pasado domingo 30 de junio. En esa nota el autor hace un recorrido en la evolución de distintas variables económicas en lo que va del año, las cuales arrojan en general un saldo positivo (en comparación al año anterior). En una propuesta diferente de construcción de hegemonía a la mencionada del diario Clarín en la primera parte de esta nota, el autor no invisibiliza debates sino que opta con discutir directamente con los que considera rivales ideológicos (la economía ortodoxa), para lo cual enumera distintas medidas llevadas adelante por el gobierno durante los últimos años, a contramano de lo que hubieran querido los economistas del establishment (AFJP, YPF, entre otras). En esta nota, teñida por un tono victorioso y optimista, también se hace alusión al problema de las reservas, donde se celebra el ya mencionado cepo cambiario como también el polémico blanqueo de capitales recientemente anunciado, como medidas contundentes para solucionar el problema de la caída de las reservas.
Para complejizar un poco estas cuestiones, podemos decir en cuanto al cepo cambiario que si bien permitió, como vimos, un freno abrupto en la fuga de capitales, lo cierto es que también está generando muchos problemas en el sector productivo, por su aplicación indiscriminada (no se puede importar para producir, pero tampoco hay una política integral de sustitución de importaciones), lo cual podría traer graves problemas en el futuro. En cuanto al blanqueo de capitales, si bien puede servir como parche temporal (se estima que ingresen entre US$3.000 y US$5.000 millones), es una medida de por si cuestionable éticamente, y termina beneficiando en última instancia a sectores económicos que lejos están de representar los intereses del pueblo argentino (como afirman incluso analistas de Página12 como Mario Wainfeld, http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-219824-2013-05-12.html).
¿A quién le creemos, entonces, los argentinos? ¿Estamos caminando hacia el abismo, o esos pronósticos catastrofistas responden simplemente al intento desestabilizador de los sectores de poder concentrado?
Como enunciábamos en un principio, el intento de la nota es el de deconstruir los principales discursos hegemónicos de hoy en día. En ese sentido, consideramos que el análisis planteado en la nota de Clarín (en la nota citada en particular, aunque también presente en forma general en la línea editorial del diario) tiende más a objetivos desestabilizadores y a la construcción de hegemonía de los sectores de poder que a un verdadero diagnóstico de los problemas estructurales del país y a su posible superación. Por otro lado, en cuanto a la nota de Zaiat, también vemos presente una patología patente de los sectores afines al gobierno nacional, que es la de construir hegemonía a partir de la crítica a lo que podemos llamar recetas neo-clásicas, aunque sin dejar del todo claro cual es la respuesta integral a los problemas estructurales que se presentan.
En el caso de la balanza de pagos (y la consecuente variación de reservas), creemos que una respuesta integral cobra vital relevancia, ya que, si hay algo que nos enseñó la historia es que, por más progresista que se presente un gobierno, si no hay solución para los problemas de la restricción externa difícilmente se llegue a buen puerto, y los más perjudicados, en tal caso, serán como siempre los sectores populares.
Sebastián Guiñazú.
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