martes, 9 de julio de 2013

El monstruo de la reforma NES



La reforma que se intenta implementar sobre las escuelas secundarias en la Ciudad de Buenos Aires con el aval de la gestión PRO, la NES, muestra una vez más signos de una política sin planeamiento, sin perspectivas resolutivas a futuro, y deja afuera a la comunidad de todo debate.

Por decisión de los gobiernos nacional y de la ciudad de Buenos Aires, la escuela secundaria se encuentra, nuevamente, en un proceso de reforma en todo el país. Hablan de construir una Nueva Escuela Secundaria (NES) pero en ningún momento se ofrecen soluciones concretas para resolver los (viejos) problemas que tiene la escuela y pensar la sociedad en la que está inserta. Estamos ante una reforma que reconoce un problema (“cuatro de cada diez inscriptos en el primer año de estudios de una escuela llegan al último año de esta formación”), pero no atiende a las causas que lo producen ni propone las medidas correctas para lograr su solución.
Los docentes que debaten permanentemente los problemas de infraestructura, de recursos, de condiciones de trabajo y de estudio, así como los problemas sociales de los estudiantes y sus familias, de los bajos salarios, de las escuelas que faltan, de los subsidios a la educación privada, de la cantidad de cierres de grados que hizo este gobierno y los anteriores, ponen sobre la mesa además, las estadísticas que miden la pobreza, el desempleo, el trabajo precario, la falta de viviendas y la relación entre la canasta básica y el salario como las causas profundas de los problemas en el aprendizaje y la deserción escolar.
Sin considerar estas cuestiones, el Consejo Federal de Educación elaboró unas resoluciones que, entre otras especificaciones, limita en diez el número de orientaciones; entre ellas aparece contemplada, por ejemplo, la orientación Turismo pero no el Pedagógico o el Físico-Matemático que actualmente tienen varias escuelas de la ciudad. Guías turísticos sí, docentes y físicos no. ¿Una política que habla de futuro?
El ministerio de Educación porteño dice desde el año pasado que elevó un pedido a su par en Nación para que esas orientaciones sean incluidas. Uno no contesta, el otro no insiste. La fragmentación del sistema educativo de la que son responsables, les permite también repartir y disimular, las responsabilidades que les cabe por el deterioro de la educación pública. Los funcionarios de Nación acusan a los de Ciudad de destruir la educación. Los de ciudad, sostienen lo inverso. Para que no queden dudas: ambos tienen razón.

Una ciudad sin trabajo ni educación

En la ciudad de Buenos Aires, por lo tanto, no sólo quieren recortar horas de Historia -como se menciona frecuentemente en los medios- sino también en orientaciones enteras producto de los límites que impone la resolución 84/09 del CFE. También están los casos en que la orientación propuesta tiene un nombre similar a una que existe actualmente, pero con contenido radicalmente diferente. ¿Son mejores las nuevas cajas curriculares con sus nuevas materias, su nueva carga horaria y su posibilidad de elegir la orientación a los 14 años? Según analizan los docentes de las escuelas, además de que muchas de las orientaciones no contemplan ni mejoran las existentes, se presentan críticas significativas, y no sólo detalles puntuales.
En los documentos oficiales, se sostiene que la finalidad es educar para la ciudadanía pero, en general, las cajas curriculares propuestas recortan horas en Ciencias Sociales; sobre todo en los últimos años, cuando los estudiantes se encuentran en mejores condiciones de apropiarse críticamente de esos contenidos y cuando, además, cumplen la edad que les permite votar. Afirman que se trata de prepararlos para la continuación de los estudios pero, por la especialización que proponen, dependerá de que la elección del estudiante sea totalmente coincidente con la que va a escoger cuatro años después.
Plantean pasantías para prepararlos para el mundo del trabajo cuando en realidad, la experiencia en colegios técnicos lo ha comprobado, es trabajo gratuito para empresas privadas. Por ejemplo, la experiencia necesaria para el trabajo puede darse a través de talleres en la propia escuela. Sin embargo, la idea detrás de la pasantía en empresas es acostumbrar a los estudiantes a seguir las normas y reglas de las empresas, es decir, a ser un “buen” trabajador, a adaptarse a las necesidades del mercado y no a pensar nuevas formas de relaciones laborales.
A todo lo dicho, hay que agregar que las jornadas que ofrece el gobierno para tratar el tema en las escuelas sólo se lograron mediante las tomas y las movilizaciones de los estudiantes el año pasado y que las mismas se desarrollan de manera unilateral: el gobierno dice que contempla las devoluciones que elevan los docentes, pero lo cierto es que en los diseños curriculares que bajan, las decisiones finales se toman en el gobierno.
Agravado con que los documentos oficiales para trabajar en las escuelas vienen acompañados de la amenaza del decreto 1990/97 que permite el cierre de grados y cursos de las escuelas públicas que tienen baja matrícula. Cuando en realidad si existiese una política de fortalecimiento educativa, la quita del subsidio del Estado a los colegios privados significaría un aumento de matrícula significativo en los colegios públicos.
Ya con la modificación de la Juntas de Clasificación Docentes que el macrismo impulsó en 2011 en la ciudad, se redujeron los tiempos para estar en disponibilidad antes de declarar cesante al docente. Situación que empeora con la resolución nacional del CFE que impulsa la reforma, habilita la precarización laboral a través de, por ejemplo, la implementación de talleres y seminarios optativos como forma alternativa a las horas cátedra, lo que en la práctica significa la pérdida de la estabilidad laboral.
Tal como está planteada, entonces, está reforma sólo viene a restar. Los docentes precarizarán su trabajo, los estudiantes perderán su formación y la sociedad, en general, otra oportunidad para debatir y darle soluciones de fondo al problema de la educación, que tiene sus máximos responsables ya anunciados.

Marisabel Grau
Docente de Media de Escuelas de la Ciudad de Buenos Aires.

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