miércoles, 12 de agosto de 2020
Acerca de Jorge Luis Borges
Entrevista a Daniel Mecca.
- La pregunta más antiperiodística posible: ¿qué te gustaría que te preguntaran sobre "Borges Challenge"?
Preguntaría lo siguiente: “¿Borges es un escritor de la élite?” Me gustaría destacar un aspecto importante para abordar esto. La historia familiar de Borges está ligada a las tradiciones históricas del país, pero, ya en tiempos del nacimiento de Borges, era una generación empobrecida. Su linaje está asociado a las batallas de la emancipación de España (su bisabuelo era el coronel Suárez, vencedor heroico de la batalla de Junín en 1824 contra los españoles), sus abuelos participaron de las batallas clave de la guerra civil en el siglo XIX. En otras palabras: su sangre tiene acción y raíces en la tradición argentina, pero sin haber acumulado capital y tierras. Así, a diferencia de los Bioy, por ejemplo, Borges no era un “aristócrata” y tenía que ganarse el mango. Fue un trabajador de la literatura como cualquier otro. Escribía prólogos, artículos, daba conferencias en pueblitos, fue trabajador municipal en una biblioteca durante años, armaba compilaciones, traducía, escribía en la revista del subte. Ricardo Piglia chequeó que en su momento que Borges incluso ganaba menos plata que Roberto Arlt. Esto sería simplemente una circunstancia, pero ese escenario también se traduce en su literatura. Borges está preocupado por llegar al lector, lo interpela, lo acompaña en los textos, lo advierte, lo forma. Naturalmente que es un escritor “difícil” que obliga a un entrenamiento como lector -aborda desde la física cuántica a la mitología griega, digamos- pero sus formulaciones invitan a la lectura. Muchas de ellas son sujeto, verbo y predicado. En resumen, Borges no estaba en una torre de marfil, más allá de que la imagen icónica que se ha construido de él sea la del viejo sabio ciego y atemporal. Por eso la industria de Borges no hace circular demasiado sus fotos de joven. Ese joven es el que tuvo que hacer de todo para hacer literatura.
- Una reflexión cortita sobre Borges y la política...
Vamos primero con lo elemental: ¿Borges tuvo sus épocas de gorila? Y sí ¿Hay que dejar de leer a Borges por ese motivo? Pero claro que no. Sería un peligroso despropósito y, peor aún, impediría entrar en los manuales de la imaginación que propone su literatura. ¿Qué es imaginar sino una piedra sobre la cual vivir y luchar? Pero definir a Borges simplemente como un gorila -en todo caso un astuto gorila- es caer en la falsedad. Borges tuvo varias etapas políticas y, más bien, se definía como un anarquista ‘spenceriano’. Decía: “Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos”. Hay una etapa, sin embargo, que poco se conoce de él y es su entusiasmo con la Revolución Rusa en su juventud. En España escribió un libro llamado “Los salmos rojos” o “Los ritmos rojos”. Era una colección de poemas en verso libre -unos veinte- que elogiaba la Revolución Rusa, la hermandad de los hombres y el pacifismo. Llegó a publicar tres o cuatro en revistas, titulados “Épica bolchevique”, “Trinchera” y “Rusia”. Borges destruyó ese libro antes de regresar a Buenos Aires.
Alejandro Guerrero
10/08/2020
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