El ‘’banderazo del 17A fue largamente preparado por medio de las redes sociales, TN y La Nación. Entre otros dirigentes opositores, participaron Patricia Bullrich, titular del Pro, Luis Brandoni, Hernán Lombardi y Héctor “Toti” Flores de la Coalición Cívica.
La movilización
Las principales movilizaciones tuvieron lugar en CABA (incluyendo la casa de CFK en Recoleta), Mendoza y Córdoba, siendo menor en Rosario y en algunas ciudades del resto del país.
Hay un sector social de la clase media y media-alta, que, en estos años, digamos que desde la 125, en 2008, se fue “entrenado” para salir a la calle, en apariencia contra el kirchnerismo, pero en realidad en función de una agenda de la diplomacia imperialista. Ese dispositivo se manifestó fuertemente en las movilizaciones por la muerte de Nisman, denunciando una injerencia de Irán, como la que promueve el sionismo, se replica en Venezuela, Ecuador y Brasil, principalmente. Esgrime consignas variopintas: “la libertad”, incluso el “basta de corrupción” cuando acompaña a una de las familias más corrompidas de la burguesía – la de Macri. Desde hace un tiempo largo es acicateada por la UCR, como en ocasión de la ´Libertadora´. Bajo slogans liberales se desenvuelve una agenda de características fascista – contra la cuarentena; la defensa de la propiedad privada (incluso cuando comporta una estafa en gran escala, como ocurre con la familia Vicentin); contra el derecho al aborto. En Argentina existe una corriente liberal católica, que ha tenido gran predicamento en las fuerzas armadas. Es un liberalismo clerical y militar – que desdeña sus contradicciones. Este liberalismo reivindica del macrismo la oportunidad que le dio el gobierno anterior de sacar dinero al exterior mientras la economía estallaba por todas sus costuras. Las cajas de seguridad son su último refugio.
Enseguida después de denunciar los llamados distanciamientos sociales como una “infectadura”, se las agarraron con la reforma judicial, que pretende deshacer las arbitrariedades del macrismo con las del kirchnerismo. En ambos lados de la ´grieta´ militan sectores venidos a menos de la clase media, como ocurre con la Argentina en su conjunto. La reconciliación entre ambos, como ocurrió bajo el menemismo de Alsogaray, duró un suspiro. Es necesario que los trabajadores tengamos una caracterización de conjunto de los bandos en pugna, para evitar ser arrastrados a un callejón sin salida. Fue notorio, en los últimos entreveros, que sectores importantes de la burguesía eligieron quedar por arriba del muro, en especial en el sector agrario comercial y el financiero, dos bastiones del ´liberalismo´. Entienden que el FdT no se reduce una secta K, sino que intenta dar una salida a una crisis inmensa del régimen político, del estado y de la sociedad capitalista como un todo. Un ala significativa de JxC decidió guardar las banderas en el armario y proseguir el gobierno de coalición de hecho con los Fernández. El gobierno, a su turno, ha puesto a remate la reforma judicial en el Congreso, donde necesita una mayoría clara para no sufrir una derrota política.
El día después
Mauricio Macri fue el primero en levantar el guante para capitalizar las protestas – desde Europa. Los otros caciques ‘liberales’ se escondieron detrás de la mampara de la participación individual. El ‘banderazo’ dejó al desnudo la división en la oposición, que bajo ciertas condiciones puede acabar en una ruptura. La cohesión que exhibieron Macri y Patricia Bullrich fue la contracara del silencio prudente de los “dialoguistas” – Rodríguez Larreta, Vidal y Lousteau.
Alberto Fernández exageró la reacción -"No nos van a doblegar, los que gritan suelen no tener razón"- con un lenguaje liberal. El grito es el clamor de los desposeídos. Después del acuerdo con los bonistas y el camino abierto por el Congreso para arreglar con acreedores locales, sabe que la gran burguesía no quiere tumultos – sino el arreglo definitivo con el FMI. El acuerdo con el FMI trae aparejados las reformas previsional y laboral que los automovilistas de la marcha del lunes quisieron llevar adelante cuando fueron gobierno. Finalmente, la doctrina “Chocobar”, también agitada en el banderazo, se expresa brutalmente en la desaparición de Facundo Castro, y en el encubrimiento oficial para con la bonaerense.
Ana Belinco
20/08/2020
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