«La forma en la cual las fuerzas de seguridad reaccionan frente a una u otra persona está marcada por el prejuicio de clase»
Apenas iniciada la segunda etapa del aislamiento, oficializada mediante un nuevo DNU hasta el 12 de abril próximo, arrecian las noticias de graves hechos represivos protagonizados por las fuerzas de seguridad a lo largo y ancho del país. En la mayoría absoluta de los casos, las víctimas son personas que circulaban por necesidades impostergables que constituyen excepciones válidas, o por situaciones materiales que les impiden permanecer puertas adentro.
Es reiterada, además de la violencia, los golpes, las amenazas y el uso de armas, la discrecionalidad con la que los uniformados interpretan, a su antojo y con todo tipo de variantes, las disposiciones del DNU 297/2020.En los barrios populares, salir para hacer compras de primera necesidad o buscar mercadería básica en lugares que la proveen solidariamente, es permanentemente motivo de intercepción que, en muchas ocasiones, se complementan con la detención, y se acompañan con todo tipo de vejaciones y tratos aberrantes. La excusa para la intervención del aparato represivo sobre las personas más vulnerables se genera, sistemáticamente en el marco de las mismas actividades que se toleran, incluso con exceso, en los barrios privilegiados, en los que es apenas visible la presencia policial.
M.H.: En el tercer reporte de Correpi informaban 16.000 detenciones. Creo que hoy (26.3) superan las 41.000.
M.C.V.: 43.000.
M.H.: Ustedes decían “a medida que pasan los días se complejiza más poder hacer el seguimiento de las detenciones realizadas por las fuerzas de seguridad y federales en todo el país. Hay distritos en los que es casi imposible obtener la cifra total. Un caso puntual es la Provincia de Buenos Aires, el dato más puntual es el empeoramiento de la situación en las cárceles”. Hubo 5 muertos en Santa Fe.
M.C.V.: Exactamente, 4 en Las Flores y uno en Coronda.
M.H.: En ese comunicado hacían mención a hechos represivos ocurridos en cárceles de Bariloche, Batán, Bouwer en Córdoba, motines en Coronda, Las Flores en Santa Fe, Florencio Varela. En todos los casos el reclamo de las personas presas es el acceso a elementos sanitarios como jabón, lavandina, etc.
Hoy leí “detenciones masivas en las villas” denuncia la Coordinadora por vivienda digna. Ayer, un compañero trabajador de esta radio que vive en una villa me dijo que después de las 18:00, cuando baja el sol, en las villas rige el Estado de sitio. Luego leo “trabajadores en negro encerrados en jaulas” en Jujuy.
M.C.V.: En Corrientes también.
M.H.: Mientras la jueza de esa provincia, miembro del Tribunal Supremo que llegaba desde Miami presentaba un hábeas corpus porque no quería cumplir la cuarentena. Y ahora me decís, que las personas detenidas son 43.000.
M.C.V.: Lo anunció ayer la ministra de Seguridad, Sabrina Frederick, al mediodía en una conferencia de prensa en Olivos. Cuarenta y un mil fueron puestas en libertad con notificación de la causa que se les imputa, pero fueron enviados a su casa a cumplir con el aislamiento y 2.662 en todo el país, según ella informó, permanecen detenidas.
Nunca es buena noticia para el pueblo trabajador que haya más milicada en la calle
M.H.: Me gustaría que analizaras un poco todo esto.
M.C.V.: Lo primero y fundamental, arrancando por lo que señalabas del compañero de la radio que vive en la villa, es que no se aplica de la misma forma la serie de medidas que vienen derivadas del DNU 297/2020 en cualquier barrio. No es lo mismo en una villa, no es lo mismo en un barrio popular, no es lo mismo si sos un pibe, una piba, un laburante, una laburante, un migrante o una migrante; que si sos una señora coqueta que sale a hacer las compras o un señor trajeado que seguramente tiene algo “importante” que hacer.
La forma en la cual las fuerzas de seguridad reaccionan frente a una u otra persona, está marcada, como no podía ser de otra manera, por el prejuicio de clase y por eso resulta que en Palermo, Recoleta, Barrio Norte, los vecinos y vecinas salen a hacer sus compras sin cruzarse con un solo policía en todo el recorrido, y en cambio en los barrios populares, durante todo el día hay un control estrictísimo y a partir de la caída del sol es como si estuviéramos con un toque de queda no declarado.
No es preciso el Estado de Sitio porque tiene otras implicancias que exceden lo que estamos hablando, que sería una solución mucho peor a la que estamos enfrentando. Estamos en un estado de excepción, que siempre favorece y fomenta el disciplinamiento y un mayor control social.
Frente a esta realidad hay que decir que lo que tengamos que hacer tratemos de hacerlo antes de las 18:00, no nos expongamos, salgamos de a uno, tratemos de llevar con nosotros la mínima documentación para acreditar a dónde vamos y de dónde venimos porque lo cierto es que salvo los casos excepcionales, por ejemplo, donde la tabla de surf en el techo del auto es una especie de inmunidad diplomática, lo cierto es que te van a detener. Y aunque en general las disposiciones de la fiscalía son: identificar, hacer el protocolo médico, notificar y mandarte a tu casa, lo cierto es que te volvés con una causa a cuestas.
M.H.: Ustedes también señalaban en el comunicado, disparos contra grupos de adolescentes en la localidad de Goya en Corrientes. ¿Esto se ha repetido?
M.C.V.: Sí. En el comunicado cuarto, en el de ayer, señalábamos el caso de un muchacho que salió a comprar pan en General Pico, La Pampa, la segunda ciudad más importante de la provincia. Están las fotos circulando en las redes con su cara llena de marcas de las lesiones que le causó un escopetazo, de afortunadamente balas de goma, que también le reventó la bolsita de pan que acababa de comprar.
También en el día de hoy, además de los hechos gravísimos que señalábamos de las situaciones de las cárceles, estos corrales implementados para encerrar gente como ganado en Jujuy o en Corrientes.
Además, señalamos algunos hechos de los cuales hay imágenes que circulan masivamente, no es que manejemos ninguna información privilegiada, simplemente desde Correpi intentamos sistematizarla y darle un contexto para que se entienda cuál es la situación en la que estamos, como ocurrió con los policías bonaerenses obligando a los pibes en el barrio San Alberto de Isidro Casanova a hacer salto de rana, flexiones y cantar el himno. O los Gendarmes en la 1-11-14 en Lugano también obligándolos a hacer salto de rana al grito de “a ver si toman conciencia”. Situaciones que insisto, no vas a ver en barrios de zonas privilegiadas.
M.H.: ¿Cómo ves esta creciente presencia policial, de Gendarmería incluso del Ejército en las calles?
M.C.V.: Nunca es buena noticia para el pueblo trabajador que haya más milicada en la calle. Ese es un dato de la realidad, son las mismas fuerzas de seguridad que hace más de 30 años venimos señalando, gatillo fácil tras gatillo fácil, torturas, desapariciones, represión a la protesta y al conflicto social, etc.
Nada cambió en relación a esa caracterización porque estemos enfrentando una pandemia de la que indudablemente nos tenemos que proteger y en ese sentido el tema del aislamiento parece ser, por lo que sabemos hasta ahora, una medida eficaz, parte de la solución, no la solución completa pero sí al menos una medida conducente.
Por eso decimos que el o la que no esté obligado a salir a la calle, mejor quédate en tu casa, bancate el hacinamiento y las relaciones interpersonales que tanto se lesionan con estas situaciones de aislamiento, pero en principio no estamos diciendo que esa sea una medida desacertada porque todo indica que es correcta. No suficiente. No es lo único que tenemos que hacer para enfrentar una pandemia.
Estamos hablando de un servicio sanitario público en crisis, desmantelado, que necesita urgentemente que se le destinen todas las partidas de fondos de las que disponga el país y, por supuesto, eso requiere la suspensión inmediata del pago de la deuda fraudulenta, ilegal, odiosa como le quieras llamar y destinar esos fondos inmediatamente a la estructura sanitaria y a tratar de paliar la situación de ese 40% de la población argentina que no sale a la calle porque tenga ganas de hacer jogging o de pasear o de ir a surfear en Pinamar, sino que si no sale no come. Porque esta precarizada, en negro, desocupada, porque depende de las changas, etc.
Por otro lado, ser conscientes de que no estamos en las mejores condiciones para poder confrontar y discutir con ese aparato de seguridad desplegado masivamente y con facultades extraordinarias por encima de las que habitualmente tiene a partir del DNU 297 donde la situación normal es que sean una o dos personas frente a una cantidad de policías que lo o la rodean, en esos casos lo que hay que hacer es tratar de bajar en lo posible la situación de confrontación para lograr evitar la detención, para poder justificar las razones por las cuales estamos en la calle.
Insisto, no es en la mayoría del pueblo trabajador donde vas a encontrar a los descerebrados que salen porque sí, porque tienen derecho a hacerlo, porque “yo no tengo que darle explicaciones a nadie”, etc. Cosas que escuchamos cuando vamos subiendo en la escala social.
El laburante sabe que estamos en una situación de riesgo y que hay que cuidarse y si sale es porque no le queda más remedio. Tratar de evitar esa situación que concluya en la detención.
Ayer justamente en uno de los episodios que reflejamos en el reporte de hoy, de Tucumán, fue interceptada una compañera de una organización social, tenía todas las autorizaciones oficiales, salvoconducto, declaración jurada, lo que le pidieras, diciendo que tenía que cumplir tareas comunitarias en el merendero del barrio Villa Luján al que se dirigía. No la pudieron detener por la firmeza y la determinación de la compañera y porque inmediatamente se puso en funcionamiento todo el dispositivo de su organización para defenderla. Pero lo cierto es que intentaron detenerla.
M.H.: Me queda claro cuando ustedes señalan, “cuidémonos del virus y la represión” y esto un poco es lo que estás desarrollando. Pero cuando dicen “la salida es la organización colectiva y popular” ¿a qué se están refiriendo?
M.C.V.: Nos referimos a que la solidaridad activa de la clase trabajadora fluye naturalmente dentro del esquema de sus organizaciones propias y dentro de los vínculos y las relaciones entre compañeros y compañeras. No necesita ser presencia, fijate que hoy los encuentros no están siendo asambleas masivas, reuniones, ni plenarios como habitualmente realizamos. Se está tratando de realizar de manera no presencial pero, sin embargo, se continúa. Correpi no sostiene una reunión de más de 2 compañeros o compañeras desde hace más de una semana y media. Sin embargo, estamos cumpliendo nuestra tarea. Con todas las dificultades del caso, no te puedo explicar lo que les costó a mis compañeros y compañeras hacer una reunión virtual conmigo, yo llegué a la máquina de escribir eléctrica cuando ya era adulta. Lo mismo le pasa a mi compañero Ismael Jalil. Nosotros somos ni siquiera de la lapicera con cartucho, usábamos la de fuente que cargábamos en el tintero y el papel romaní con las líneas donde hacíamos los escritos a mano.
Pero estamos haciendo todos y todas el esfuerzo porque lo imprescindible es que no se interrumpa el fluir de esa solidaridad, de ese funcionamiento colectivo aun cuando no nos podamos ver las caras.
Un ejemplo personalísimo, mi mamá tiene 91 años y todos los casilleros de riesgo tildados, yo no la veo hace 10 días, vive a 6 cuadras de mi casa. Estamos en contacto permanente, hablamos 6 veces por día, le llevo las compras y se las dejo con el encargado para que se las suba al departamento para no correr el riesgo de contaminarle el espacio al entrar a su casa. Y sé perfectamente qué desayunó, qué almorzó, qué merendó, qué cenó, si tomó o no el remedio, etc. Eso que hacemos a nivel personal es lo que hay que hacer a nivel colectivo.
Dificultades tenemos todos en esta situación, lo que tenemos que hacer es apechugar, resistir, no darnos por vencidos ni aún vencidos, seguir peleándola y, por sobre todas las cosas, no naturalizar lo que es insostenible e insoportable. No naturalizar la represión.
Mario Hernandez
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