lunes, 3 de febrero de 2020
Kicillof: de “combatiendo al capital” a arrugando ante los bonistas
Finalmente, la amenaza de default de la provincia de Buenos Aires parece haberse disipado. Según informó en un comunicado oficial de la Gobernación “se pagará (i) dentro del período de gracia que estipula la documentación de los bonos, el 30% del capital que vencía el 26 de enero -aproximadamente U$S 75 millones-… Además, dentro de los 5 días hábiles de efectivizada la enmienda, los intereses que devengue el capital postergado al 1° de mayo -aproximadamente U$S 5 millones-, postergando hasta el 1° de mayo de 2020 el pago del restante 70% de capital originalmente con vencimiento el 26 de enero de 2020”.
El potencial usado en el comunicado del gobierno responde a que faltaría la aprobación de uno de los fondos (Fidelity) que conserva un 13% de la tenencia de los bonos. Es decir, que las pocas horas que faltan serán motivo de negociaciones que pueden variar (en una cifra mayor) el monto que finalmente pagaría la provincia.
De llegarse a un acuerdo, el gobierno de Kicillof terminará pagando los 27 millones de dólares de intereses devengados, más 75 millones de capital y 5 millones a cuenta de intereses que devengan en mayo. Como se ve la negociación solo ha servido para patear para adelante un vencimiento a costa de un desembolso importante por parte del gobierno provincial.
Kicillof fue cediendo respecto de su posición original de no pagar ni un dólar del capital que venció ante la evidencia que no reuniría la adhesión que buscaba. En el marco de la negociación de la deuda global de Argentina los bonistas nunca se negaron a negociar, pero dejaron en claro que ellos tienen la “batuta”.
La decisión de Kicillof de patear el vencimiento de los 250 millones y la negociación que surgió con ella fueron colocadas por el gobierno nacional como una avanzada de la negociación por la deuda nacional. Fue el propio ministro de Economía, Martín Guzmán, el que explicitó que “Bueno Aires no es que se lanzó sola”. El ensayo tuvo sus contratiempos y fue el mismo Guzmán quien desde Nueva York advirtió que el nivel de adhesión era muy bajo. También intervino Alberto Fernández quien señaló que la provincia de Buenos Aires “solo pide un poco de tiempo”. La decisión de ir cediendo parece también determinada por la Nación.
En el medio del tire y afloje el gobierno de Kicillof y el nacional dilatan cuál va a ser su oferta salarial para docentes, empleados públicos y en el caso nacional jubilados. Es decir, que supeditan la misma a la negociación por la deuda.
Mientras los bonistas ejercen toda su presión para obtener el mejor acuerdo, la burocracia sindical se solidariza con las negociaciones del gobierno y mantiene a los sindicatos paralizados. Ese es el camino para que los trabajadores paguen las consecuencias.
Eduardo Salas
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