martes, 4 de febrero de 2020

Claudio Bonadio, emblema de una justicia descompuesta



Claudio Bonadio, quien desde 1994 estaba a cargo del juzgado N° 11 de Comodoro Py, murió este martes como consecuencia de un tumor cerebral.
Bonadio fue militante de Guardia de Hierro, organización de la derecha peronista durante los 70, e ingresó a la justicia en los 90 de la mano del menemismo. Ligado al entonces ministro del interior Carlos Corach, fue subsecretario de asuntos legales antes de ocupar su lugar en Comodoro Py, propuesto por el entonces presidente y ratificado por el Senado. “No se preocupe, yo tampoco llegué por concurso”, decía el cartel que podía leerse en el despacho de entrada a su juzgado.
Fue denunciado en 1996 por el exministro de Economía, Domingo Cavallo, como uno de los jueces de la servilleta de Corach. Aquella servilleta, escrita por el ministro, contenía los nombres de los jueces que respondían al gobierno.
En el año 2001, mató a dos personas que intentaron robarle cuando bajaba de un auto en Villa Martelli. Según Página 12 (4/2), “uno de ellos estaba desarmado y el otro fue atacado por la espalda”.
Bonadio fue un emblema de una justicia vitalicia (llevaba más de 20 años en un cargo que implica muchísimo poder) que se adapta al poder político y económico y se reacomoda en función de los virajes políticos.
Durante los primeros años del kirchnerismo, mantuvo un buen vínculo con el gobierno. En 2010, sobreseyó a varios secretarios de la actual vicepresidenta en una causa por enriquecimiento ilícito. El patrimonio de estos se había incrementado hasta 50 veces en algunos casos (Perfil, 11/8/10). Ese año, la ultra-K Diana Conti lo calificó como un juez ejemplar. “Resuelve de acuerdo a sus convicciones siempre”, le dijo al diario La Nación. A cambio, Bonadio evitó que prosperaran las múltiples causas que se acumulaban en su contra en el Consejo de la Magistratura por mal desempeño.
En los últimos años, sin embargo, concentró algunas de las causas que involucran a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (Hotesur, Los Sauces, Memorándum con Irán, Cuadernos, Dólar Futuro). Procesó y embargó a la ex mandataria y en dos ocasiones pidió su desafuero. Los dirigentes kirchneristas que hoy lo atacan por la arbitrariedad de estos procesos omiten deliberadamente recordar la connivencia previa con el ex Guardia de Hierro.
En la causa de los cuadernos, Bonadio actuó como juez de instrucción. Allí sobreseyó a la mayoría de los empresarios por el delito de asociación ilícita, dejándoles sólo la acusación de recibir coimas. De este modo, iniciaba el operativo de salvataje de los grandes popes de la burguesía involucrados en la red de sobornos.
La endeblez frente al poder económico contrasta con su dureza frente a los oprimidos. Estuvo a cargo de la causa contra los 60 manifestantes detenidos por la movilización del 14 de diciembre de 2017 contra la reforma previsional. Cinco de esas personas estuvieron bajo arresto durante más de 40 días. Esteban Rossano, un joven de 19 años que ni siquiera participaba de las protestas, fue capturado al voleo por la policía durante aquella jornada. Bonadio lo mantuvo detenido durante 44 días.
La muerte de Bonadio coincide con los anuncios oficiales sobre una reforma judicial que licue el poder de Comodoro Py, cuando ya son indisimulables los vínculos incestuosos de esta corporación con los servicios de inteligencia y el poder político. De todos modos, según informa Página 12, el asunto ha sido puesto en el congelador hasta que culminen las negociaciones por la reestructuración de la deuda.
El anuncio de la reforma es una carta de negociación con la justicia federal. El gobierno no impulsa los cambios más que para blindarse ante las causas por corrupción y rediscutir el reparto de poder con el sector.
Con los Bonadio no hay justicia posible.

Gustavo Montenegro

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