martes, 6 de octubre de 2015

Pagadores seriales, buitres y deuda eterna



El gobierno canceló el Boden 2015 entregando casi el 20 por ciento de las reservas del Banco Central. Prevé emitir un nuevo bono para intentar recomponer reservas y ofrecer incentivos a los especuladores. La fortuna llegó desde una Corte de Nueva York que falló a favor de Argentina. La única solución real es no pagar.

En honor a su carácter de “pagador serial” el kirchnerismo canceló el Boden 2015 por 5.900 millones de dólares entre capital e intereses. Este lunes, en cadena nacional, la presidenta defendió y ratificó esa decisión.
Al tipo de cambio oficial, en solo un día entregó a un puñado de especuladores el equivalente a 55 mil millones de pesos, casi el doble de lo que en un año reciben millones de niños y adolescentes por la Asignación Universal por Hijo. Esa es la redistribución de la riqueza de la que se ufana el oficialismo.
En momentos que se agudizan las presiones cambiarias debido a las devaluaciones de Brasil y China, las especulaciones del establishment y, fundamentalmente, los desequilibrios acumulados por el “modelo”, el Banco Central liquidó casi el 20 por ciento de sus reservas. Es decir, achicó sustancialmente su “poder de fuego” para contener una subida de la cotización del dólar.
Para intentar frenar las turbulencias que podrían devenir con el achicamiento de las reservas el gobierno buscará colocar dos nuevos títulos de deuda durante esta semana.
El oficialismo que hablaba del “modelo” productivo transita sus últimos días con una fiesta de bonos. Si se recuerdan los acuerdos con el Club de París, el CIADI y la compensación a Repsol, que elevaron de manera sustancial la deuda, se comprende el por qué se devaluó tanto el relato del desendeudamiento.
A esos acuerdos se llegó, además de para dar una señal a los “mercados”, para bajar la tasa de interés que se paga. No obstante, las colocaciones de esta semana ofrecerán una tasa usuaria del 8 por ciento cuando en el mundo el costo de financiamiento es muy inferior.
Las turbulencias en la economía mundial hicieron que el ministro Kicillof expresara cierta prudencia sobre la colocación que intentará esta semana dado que hay "mucha volatilidad en los mercados".
Kicillof también quiso desdramatizar la pérdida de reservas al señalar que "el año pasado, que llegamos a tener 25 mil millones, también estaban agitando el parche con el tema de las reservas. Hoy vamos a pagar un bono muy grande y decían que no lo íbamos a pagar. Vienen agitando estas campañas. Básicamente como las reservas han venido creciendo, decían que íbamos a terminar con 20 mil, hoy estamos con 33 mil y dicen que son pocas. Son todas campañas que buscan no reconocer que la economía está dando señales en muchos sectores. La inflación está desacelerándose, la producción creciendo, la construcción creciendo. Por supuesto no es el mejor año".
Lejos de este mundo fantástico en el cual el ministro quiere mostrar la situación controlada, lo cierto es que las reservas ya no se sostienen con los dólares que ingresan por el comercio exterior. Se mantienen mediante el artificio del “swap” con China (con quien se gestionaría una ampliación), acuerdos con Francia y la activación de una serie de bicicletas financieras que ofrecen ganancias fáciles a los especuladores para contener las presiones cambiarias.
Los economistas del establishment calculan a “ojímetro” el nivel neto de reservas. A pesar de las intencionalidades (y sus yerros habituales) hay una partícula de verdad en esos cálculos. Una vez descontado el “swap” de 11 mil millones de dólares con China y otras deducciones habría unos 10 mil millones netos en el Central, o incluso menos. Es decir, un tercio de las reservas que figuran en las estadísticas oficiales. La “respiración artificial” es la fórmula para la transición.

La fortuna atiende en Nueva York

Durante el día lunes la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York negó la posibilidad que el pago por 539 millones de dólares que el gobierno argentino realizó de los bonos de los canjes de 2005 y 2010, que están inmovilizados en el Bank of New York Mellon por orden de Griesa, puedan ser utilizados para retribuir a los buitres liderados por Paul Singer.
Se abre la posibilidad que esos fondos pasen a manos de los buitres “buenos” que aceptaron el canje: entre otras nobles figuras, los magnates George Soros y David Martínez, y todos los bancos nacionales que especulan contra el peso argentino. En medio de las turbulencias significa una buena noticia para el oficialismo.
Como reconocieron la presidenta y el ministro Kicillof en más de una oportunidad, los buitres “buenos” que aceptaron los canjes hicieron un gran negocio: 300% de ganancia. Pero en esas operaciones además se extendió la jurisdicción a los Estados Unidos. Una negociación no muy soberana que llevaron adelante Néstor Kirchner y Roberto Lavagna. Gracias a esa concesión el futuro de la deuda argentina la deciden jueces yanquis en una disputa entre distintas especies de buitres. Todo bien lejos de las necesidades de los trabajadores de este país.

Lo que viene

Todo el régimen político patronal se prepara para encarar un nuevo ciclo de endeudamiento. De esta tarea no está excluido el kirchnerismo, que realizó los acuerdos con el Club de París, CIADI y Repsol teniendo en la mira el regreso al mercado de deuda.
El actual gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, estuvo de visita en Nueva York. Allí se reunió con el Council of Americas e inversores, entre ellos la famosa J.P., no la de la juventud maravillosa, sino la banca Morgan que acostumbra a “facilitar” las reestructuraciones de deuda argentina.
Urtubey, que es postulado como posible canciller en un eventual gobierno de Daniel Scioli, se sinceró en la ciudad que actúa como altar de las finanzas mundiales: "Para obtener financiamiento hay que volver al mercado de capitales y hay que hacer varias cosas, como arreglar con los holdouts, pero no solamente eso".
Las otras “cosas” que hay que hacer y no se atrevió a confesar Urtubey son devaluar la moneda, ajustar las cuentas públicas, aplicar tarifazos y bajar salarios. Es el “combo” que reclaman los capitalistas para atacar las condiciones de vida de los trabajadores.
En el mismo sentido se pronunció Roberto Lavagna, el asesor económico de Sergio Massa, que se presenta como un negociador duro por su experiencia en el canje de 2005. Como resulta obvio el macrismo no dudará en pagarle a los buitres. En Nueva York, Paul Singer y sus amigos huelen la carroña.

No pagar

En la historia Argentina la deuda siempre fue una estafa en beneficio de potencias imperialistas, empezando por el empréstito de la Baring Brothers a Bernardino Rivadavia. Esa deuda también se tomó para “obras de infraestructura” como prometen ahora Scioli, Macri y Massa. Nunca se concretaron.
En el pasado reciente el país pasó por varias crisis de deuda. A la salida de la Dictadura la deuda era de 45 mil millones de dólares. Con Raúl Alfonsín llegó a 59 mil millones. El menemismo la elevó a 146 mil millones. De la Rúa abandonó el gobierno con una deuda de 148 mil millones.
En el medio hubo Plan Brady, blindaje, megacanje, canjes en 2005 y 2010. Se pagaron miles de millones de dólares que superan el nivel total de la deuda actual. Pero la deuda sigue siendo una pesada carga presente y futura para el pueblo trabajador.
Incluso el “desendeudamiento” de los gobiernos kirchneristas no impidió que la deuda pasara de 126 mil millones de dólares luego del canje de 2005 a 222 mil millones a fines de 2014. La deuda se transformó en más “manejable” gracias a la utilización de los fondos de los jubilados y de otros organismos públicos. La ANSES tiene “invertidos” 350 mil millones de pesos en títulos y obligaciones negociables, la mayoría deuda pública. Mientras se niega el 82% móvil a los jubilados se usan los recursos para pagar a los especuladores.
La experiencia histórica demostró que el pagar la deuda sólo agrava los problemas. Y a la vez devela que la deuda es un mecanismo del capital financiero imperialista (hace falta sólo mirar hacia Grecia para que se vea más nítido) para imponer condiciones de expoliación de los recursos nacionales, ajustes, privatizaciones, flexibilización laboral y libertad al accionar de los especuladores. La única salida realista es rechazar el pago, lo cual requiere de la más amplia movilización del pueblo trabajador. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores se orienta en este sentido.

Pablo Anino

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