miércoles, 21 de agosto de 2013
Subte: Un acuerdo precario, una crisis de fondo
Luego de 20 días de duros ataques del gobierno de Macri, sus funcionarios y la patronal, contra las probadas denuncias de los delegados del Subte en defensa de las condiciones mínimas de seguridad para trabajadores y usuarios, llegamos a un acuerdo provisorio con Metrovías para que las formaciones de la línea B lleguen hasta la nueva cabecera, Juan Manuel de Rosas.
El 26 de julio Macri la inauguró sólo para sacarse la foto electoral. Pero una cosa es habilitar un tramo del Metrobús sin terminar y otra es abrir estaciones bajo tierra donde el agua inunda los tableros de luz o tenés inundado el tercer riel por el que pasan 600 volts. Por eso los trabajadores nos pusimos firmes para impedir esta apertura irresponsable, teniendo en cuenta que en los últimos años sufrimos la muerte de tres compañeros por accidentes eléctricos. Sacando a la luz el estado de las estaciones, mostrando la convicción de los trabajadores de no operar cuando corren riesgo nuestras vidas y las de los usuarios, desnudamos esta “aventura electoral” de Macri y Metrovías. Los obligamos a recorrer las estaciones, encontrando siete lugares donde había riesgo evidente que tuvieron que reparar de apuro, además de reconocer que los talleres y cocheras no están en condiciones de funcionar. Hicieron lo posible para que esto no sea público, y por eso era difícil llegar a un acuerdo: implicaba un reconocimiento de la absoluta desidia del macrismo, sus funcionarios y los empresarios parásitos de los Roggio. El ataque sistemático a los delegados fue una maniobra distractiva, que con el apoyo de varias corporaciones mediáticas buscó evitar explicar cómo un servicio que ya es muy malo en una línea que transporta casi 300.000 usuarios puede absorber 50.000 pasajeros más sin las formaciones y los trabajadores correspondientes, además de esconder los negociados millonarios del Estado y la patronal. Por eso señalan como responsables de la crisis de los servicios públicos al trabajador. Hubo que esperar al fin de las elecciones para que la empresa y el macrismo hicieran este reconocimiento. Además, el jueves pasado, cuando estábamos a punto de firmar este mismo acuerdo, la empresa apareció con la UTA, que no representa a nadie en el Subte, para generar un nuevo conflicto y dejar claro quiénes son sus amigos, la patota de la UTA.
Pero no pueden tapar el sol con las manos. En los pocos días que duró el conflicto, un compañero del taller San José sufrió un accidente eléctrico que pudo costarle la vida y un tren de la D quedó varado con cientos de pasajeros que quedaron encerrados 30 minutos y fueron evacuados caminando por las vías. Dos de ellos debieron ser internados. ¿Cómo no va a ser una preocupación elemental contar con un sistema de comunicación seguro y no tener filtraciones en contacto con electricidad? Estamos convencidos de lo correcto de nuestra acción, que impidió que por una urgencia electoral viajaran miles de personas por un lugar riesgoso. Por eso, también, recibimos muchas muestras de apoyo de organizaciones y de usuarios.
El acuerdo
Llegamos a este acuerdo gracias a un reconocimiento, aunque parcial, de nuestras demandas. La empresa reparó los lugares de mayor riesgo, ofrece un sistema de comunicación alternativo al tierra-tren (y el compromiso de tenerlo en el menor tiempo posible), no habilitó aún la cochera y los talleres (los sitios donde hay mayores desperfectos) y aceptó la creación de un ámbito común para continuar resolviendo los problemas de seguridad.
También acordamos un diagrama de emergencia hasta tanto tener precisión de los tiempos y cantidad de viajes que nos demandará el nuevo recorrido. Pero nos vemos obligados a señalar que este acuerdo es precario, dado que la empresa no incorporó aún ni los trenes ni el personal necesarios. La extensión hasta Juan Manuel de Rosas incorporará miles de pasajeros a la línea B, poniéndola al borde del colapso. Hacemos responsables a Metrovías y a Sbase por las demoras y problemas de calidad del servicio que se van a generar.
Desde el ámbito de seguimiento que se pondrá en pie exigiremos seguridad y mejor servicio en beneficio de usuarios y trabajadores. Esta es una causa no sólo de los trabajadores sino de los usuarios, de las organizaciones que sufren la política del macrismo con las pésimas condiciones de salud, la crisis de la vivienda, del trabajo clandestino, entre tantos agravios. Por eso, proponemos una campaña que enfrente el ataque del gobierno de la Ciudad en defensa de trabajadores y usuarios. Vamos a seguir sosteniendo que se vayan los Roggio y que el Subte sea gestionado por los trabajadores y usuarios. Del impuesto a las grandes fortunas y el cese del pago de la deuda externa saldrán los recursos para garantizar las inversiones necesarias.
Claudio Dellecarbonara
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