sábado, 31 de agosto de 2013

El dilema de la tropa



La ausencia de los intendentes del conurbano en el armado electoral del FPV, se trasladó directamente en una merma en la cantidad de votos obtenidos en las PASO, que nos llevan a una pregunta clave: ¿Es posible un armado político sin las estructuras del PJ?

Las últimas elecciones empezaron a mostrar las consecuencias en los posibles presidenciales. Al parecer, las PASO no solo definían las internas de vista a octubre, sino que fueron el boca de urna que los candidatos estaban esperando para posicionarse hacia el 2015.

Hacia una nueva polarización

Como todos los medios venían pregonando, en función de instalarlo como candidato, Sergio Massa aparece hoy en día el como la posibilidad electoral más potable de la derecha Argentina. Con línea directa con la embajada norteamericana, y con todo un programa de gobierno que busca recuperar lo peor de la década del ´90, el tigrense le viene torciendo el brazo a Macri en la pulseada por el rol protagónico de defensor de los valores del establishment.
Por el otro lado, si bien la derrota kirchnerista significó en parte la pérdida de parte del 54% de Cristina, también demostró la incapacidad del gobierno de colocar un candidato propio por fuera de los intendentes del conurbano. En este sentido, Daniel Scioli, junto con parte la estructura del Partido Justicialista todavía fiel al "proyecto", sigue apareciendo como el único posible de continuar el legado.
Si el bipartidismo es el sistema preferido por los republicanos para asegurar la gobernabilidad y los cambios ordenados al interior del régimen, hoy, a diferencia de años atrás donde la puja era entre el PJ y la UCR, la sucesión de mandatos parecer definirse al interior de un mismo partido: el justicialista.

De intendentes y carencias políticas

Al kirchnerismo le fue muy difícil posicionar a un candidato propio por fuera del armado justicialista. A diferencias de elecciones pasadas donde los "barones" del conurbano garantizaban cierto caudal de votos que ayudaban a definir una elección; esta vez, con una parte importante de los intendentes volcados hacia el massismo, se notaron las carencias de una estructura política propia capaz de oponerse a las tradiciones políticas bonaerenses. Como la tortilla, aquello que años atrás servía para definir una elección, ahora produjo que el gobierno la perdiera.
La CGT disidente también era otro actor importante que dotaba al Kirchnerismo de cierta estabilidad y contención de conflictos. La partida de Moyano produjo que el gobierno prescindiera de una estructura política capaz de movilizar y convocar a miles de trabajadores.
De esta forma la posibilidad de que Unidos y Organizados colocara a un candidato más afín a una proyección política para el 2015, como en su momento se había pensado en la figura de Carlos Zannini, se diluye frente a un Scioli que conjuga una buena imagen con su pertenencia orgánica al PJ. Si algo quedó demostrado con Insaurralde en la última elección es lo difícil que resulta construir en 6 meses lo que no se hizo en 10 años.
Con un kirchnerismo que de la mano de Scioli vuelve a recostarse sobre la estructura clásica del PJ, las preguntas que surgen son: ¿Qué tipo de transformación social es posible sin una construcción política propia empoderada en el pueblo trabajador? ¿Más que hablar de un fin de ciclo, las PASO no estarían marcando el límite político de Unidos y Organizados al interior del Kirchnerismo?

¿Y a la izquierda del kirchnerismo, qué?

En relación a la construcción política de espacios por fuera y a la izquierda del kirchnerismo, estas últimas elecciones mostraron el surgimiento de nuevos partidos políticos provenientes de los movimientos sociales. Como ya se ha hondado en este medio periodístico, la aparición del Frente Político para la Ciudad Futura en Rosario, de Camino Popular en la CABA, de Patria Grande en la ciudad de La Plata y del Pueblo Unido en Jujuy; son nuevos espacios locales que buscan una proyección nacional diferente de la izquierda trotskista; la cual realizó una muy buena elección superando ampliamente todos sus pisos electorales.
La aparición de nuevas propuestas electorales – con fuerte arraigo en la construcción territorial, estudiantil y sindical – remiten a la lectura de cierta vacancia a la izquierda del kirchnerismo producto del 24% de votos que sacó Pino Solanas en el 2009. Sin embargo, si analizamos las últimas elecciones, podemos inferir que ese espacio no se "llena" automáticamente con una propuesta electoral; no existe una correlación directa entre la oferta y la demanda política. Por el contrario, la consolidación de un proyecto político debe ser producto de la articulación sectorial y de la unificación de un discurso que amalgame las demandas más sensibles del pueblo. Porque sino, y tenemos como ejemplo al mismo Pino, un día se puede estar en la cresta de la ola y al otro haciendo acuerdos con Carrio.
En este sentido, pensando de cara al 2015, convendría analizar de qué manera se consolida un espacio político a nivel nacional que logre posicionarse a la izquierda del próximo gobierno; logrando una articulación programática y sectorial, permitiendo a su vez incorporar a las organizaciones kirchneristas que se vean desencantadas con el proyecto conservador impulsado por Daniel Scioli.

Maro Negro

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