domingo, 23 de mayo de 2010

Luchar por el hábitat popular


La lucha por tierra y vivienda, entendiéndola como la lucha por -y proceso de- la construcción del hábitat, abarca tanto aspectos constructivo-arquitectónicos, como urbanos y sociales. Es decir, es la lucha por la vivienda, por la tierra, la infraestructura, las calles, la salud, los espacios comunitarios, etc. Encontramos, entonces, que hay lugar para la intervención desde distintas disciplinas: se trata de una tarea interdisciplinaria, más aún, transdisciplinaria. Por Tierras para vivir

Por ANRed - Sur

Y a su vez, entendemos que la tarea de arquitectos o futuros arquitectos va más allá de su rol como constructor o proyectista: es un potencial sujeto activo dentro de los procesos de lucha por el hábitat popular.
Para esto, entendemos que es necesaria una rigurosa autocrítica y reflexión sobre nuestra formación, sobre nuestra profesión, sobre los modelos que muchxs de nosotrxs incorporamos sin espíritu crítico. Cuando esto sucede, y esto es lo que nos sucede, nos preguntarnos, ¿Con cuál construcción nos comprometemos? ¿A cuál construcción nos sumamos? ¿Qué hábitat construimos?
Nos consideramos parte de la lucha por tierra y vivienda. Y asumimos el compromiso que esto implica, pensando nuestra disciplina como una tarea más vasta, en donde también nuestra especificidad se ponga en conflicto y nuestras herramientas técnicas asuman un lugar combativo.
¿Cuál es el rol o desde dónde podemos aportar los profesionales y futuros profesionales del hábitat? La pregunta dinamita una respuesta única, e implica una búsqueda y una reconstrucción aquí y ahora, junto a los sectores más afectados y más revolucionarios.
El plano, los "dibujitos", un simple trazado de manzanas, puede volcar las ideas del espacio que resulta de procesos sociales, que al discutirse discuten, que al construirse construyen, entendiendo que las luchas por una sociedad mejor no se dan en el espacio, sino también con el espacio. De allí saldrán nuevos barrios, nuevas relaciones que no linealmente, sino a partir del debate situado y en el contexto de nuestras realidades, podrán trascender hasta el espacio, y a la vez reconfigurarlo.
Las tareas, asimismo, empiezan a diversificarse y a tomar sentido cuando se dan como parte de procesos de construcción social, así por ejemplo, un proyecto espacial de barrio, colabora y sintetiza una demanda ideológica en los posibles canales de diálogo y negociación frente a los funcionarios del Estado, y permiten articular el territorio más extenso y los grupos sociales que puede involucrar. Entendemos que no sólo nos realizamos como profesionales cuando nuestra obra se materializa; nuestra intervención va más allá (¡o más acá!) del momento de diseñar la plaza del barrio o levantar paredes. El formar parte nos involucra en la gestión, nos compromete desde el peso simbólico de nuestra disciplina. Y esto abrirá nuevas formas de entender nuestra tarea como productores del hábitat. Hay mucho que pensar, es un nuevo rol, uno desde adentro y desde abajo, comprometidos en un proceso de lucha y cambio social.
Y en este camino de construir nuevos barrios, de participar en procesos sociales que construyen territorios, nos empezamos a concebir como nuevos profesionales y a nuestras disciplinas en actitud de lucha. Nos entendemos estudiantes, arquitectos, trabajadores. El compromiso es con el hábitat de nuestra clase y a partir de él con una comunidad posible, recurso y manifestación de un proyecto social, colectivo, justo y en permanente transformación.
"Las construcciones (se las puede llamar arquitecturas) son herramientas para vivir, herramientas espaciales, con espacios contenedores y estimulantes de actividades humanas realizadas de determinada manera. Estimular una nueva manera de realizar actividades implica estimular una manera de vivir. (…) Estimular una manera de vivir y no otra implica la existencia de una ideología: la arquitectura es siempre ideológica. En el caso de un arquitecto que expresa no actuar en base a una ideología, su obra tendrá igualmente un contenido ideológico: el que inconscientemente sostiene el arquitecto cuando define los actos de su vida."
"(…) podríamos decir que el entorno es una suerte de destino: hay eso, hay eso para un proyecto. Pero un proyecto subjetivo es un proyecto cuando es capaz de torcer un destino preexistente. En la política como en el amor, también en el diseño, proyecto es interrumpir un destino previo. Si un diseñador piensa el contexto (o si ustedes quieren, el pasaje del entorno al contexto), abandona su predestinación y opera en el campo del sentido, un sentido nuevo, otro."

Osvaldo Bidinost

"Arquitectura y tiempo presente"

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