miércoles, 10 de septiembre de 2008
Comunicado de la Asociación Haydée Santamaría de Leganés ante la muerte de Celia Hart
En el año 2001 nuestra asociación recibía un correo electrónico a nombre de Celia y que se presentaba como la hija de Haydée Santamaría. Nos decía que en un congreso de físicos en Italia, un colega español la había hablado de una asociación que llevaba el nombre de su madre.Este fue el inicio de nuestra amistad.
El pensamiento de su Mama, como ella siempre la llamaba, ha sido una constante en su vida y en su pensamiento político.
Cuando ella nos preguntó del porqué habíamos cogido el nombre de su mama y la dijimos que por su compromiso revolucionario en la guerrilla, por su internacionalismo, su presencia en Vietnam, por su apuesta por la cultura. (Fundadora de la Casa de las Américas). Y finalmente porque había sido una mujer que después de su muerte no se la había dado el reconocimiento que a otros revolucionarios.
Estos primeros encuentros epistolares nos iban confirmando nuestras coincidencias y eran para nosotros una gran satisfacción el haber encontrado a nuestra Celia. Con ella participamos en los premios que desde el Museo Abel Santamaría se realizan cada año.
En el 2003 tuvimos la ocasión de conocernos personalmente en La Habana. En este viaje coincidimos unos días con la presencia también de Alfonso Sastre y Eva Forest , que habían sido invitados por la revista de teatro Tablas.
Fueron unos días entrañables e inolvidables. Celia vivía la política de forma apasionada y sin ninguna concesión a la galería. Al parecer esto lo había heredado de su madre. Para ella la defensa de la revolución y de Fidel no era negociable. Sus últimos escritos lo reflejan perfectamente.
Esta forma de ser tan apasionada y directa no la hacía fácil tener una vida política tranquila en su entorno.
Posteriormente cuando vino a Madrid, sentimos el calor de una revolucionaria. Estuvo en casa y ya no era el encuentro en reuniones más o menos formales, era como una más de la familia y nos recordaba una frase que decía su madre. “Para mi ser comunista no es militar en un partido, para mi ser comunista es tener una actitud ante la vida”. Y podemos dar fe que esta era Celia.Una mujer insumisa, rebelde, solidaria, sensible y revolucionaria.
Fue amiga y camarada. Con su presencia nos dio un poquito de su vida y nos contagió de su insumisión y solidaridad.
Nos enseñó lo mejor de su patria, la dignidad, que a pesar de los bloqueos y los huracanes, el pueblo sigue en pie defendiendo su derecho a decidir su camino y su revolución.
Compañera Celia, te has ido cuando más hacen falta personas como tú.En nuestra asociación y en nuestros corazones siempre estarás presente.
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