miércoles, 24 de septiembre de 2008

Una historia de armas

Kangamba, la película

Hace 25 años, durante nueve días del mes de agosto, combatientes internacionalistas cubanos junto a angolanos libraron una de las epopeyas más importantes en la historia de ese pueblo, la batalla de Cangamba.
Este es el argumento principal de la película Kangamba, del realizador Rogelio París, quien eligió para la ficción escribir el nombre con k. El filme, próximo a estrenarse en el país, cuenta en los roles protagónicos con Rafael Lahera y Armando Tomey.
¿Cómo plasmar en imágenes tantas proezas? ¿Cómo recrear ese pedazo de historia y memoria?, y aún más, ¿cómo interpretarlo? Rafael Lahera comparte especificidades de su trabajo y su personaje.
"Mi personaje, el capitán Mario (Mayito), es un personaje de ficción inyectado dentro de esta historia real. Para la película tuvimos un entrenamiento militar bastante riguroso en la unidad de tanques de Managua. Cuando llegamos a filmar era una vida totalmente militar, nos levantábamos a las cinco de la mañana y nos vestíamos como militares hasta que nos acostábamos.
"Hacer este protagónico fue un reto grande, que existieran los personajes reales era una responsabilidad mayor. Yo estaba comprometido hasta los tuétanos con lo que hacía y con el personaje que interpretaba. Siempre trato de meterme mucho en la historia y entregarme cuando me gusta lo que estoy haciendo.
¿Cómo se prepararon para interpretar la gran historia que tenían delante?
"Comenzamos a hacer los trabajos de mesa con un mapa de Cangamba como si fuéramos militares. Nos referíamos a las locaciones, las trincheras, los quimbos, etc., buscándolos en el mapa. Teníamos que conocer bien el lugar que se reprodujo en Camagüey.
"Durante el rodaje conocimos a casi todos los protagonistas reales de la batalla. Cuando terminamos de hacer la previa tuvimos un encuentro con muchos de los combatientes claves que, luego, estuvieron durante el rodaje. Tuve el enorme placer de conocer al coronel Fidencio González Peraza, uno de los héroes de esta historia y con el cual mantengo un entrañable vínculo amistoso.
¿Cuáles fueron las mayores satisfacciones?
"Recuerdo cuando Fidencio estuvo en el Cangamba reproducido en Camagüey y quedó muy emocionado con el lugar. Esa fue la primera, saber que estábamos haciendo algo que, por lo menos a los protagonistas de aquella historia, les era muy cercano. Luego también las relaciones humanas que establecimos con ellos, dado que es muy difícil recrear algo que ocurrió bajo un fuego real, bajo condiciones bastante duras.
"Al general Enrique Acevedo le agradezco que haya tenido la gentileza de llevarme a un campo de tiro y que casi me enseñara a disparar. Me ayudó muchísimo, con él tengo una amistad magnífica que surgió de las armas y de una historia de armas.
Hace 25 años en una situación similar, ¿qué hubieras hecho?
"Creo que hubiera respondido de la misma manera que ellos respondieron. Yo no tuve el privilegio de ir a Angola, a lo mejor hubiese sido uno de los sobrevivientes de Cangamba o no.
¿Cómo fue trabajar bajo las órdenes de París?
"Rogelio es una persona que sabe mucho de cine y es un hombre muy apasionado, muy entregado. Desde los inicios de la película, él trató de insuflarnos ese espíritu, se negaba incluso a llamarnos por nuestros nombres, nos llamaba por los nombres de los personajes.
Volver a trabajar con Tomey, ¿cómo funcionó la química esta vez?
"Muy placentera, Tomey y yo somos compañeros hace tiempo y hemos trabajado muchas veces en el mismo colectivo.
¿El resultado final?
"No es una película hollywoodense, queríamos que fuera una historia bastante creíble y pienso que lo logramos. El mayor desafío era hacer un digno homenaje a todos los hombres que estuvieron ahí y no defraudar, en definitiva, al pueblo cubano, porque casi todos tenemos un amigo o familiar que estuvo en Angola. Esperamos que la historia se conozca en diferentes latitudes."

AMELIA DUARTE

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