Eduardo Lucita (LA ARENA)
En el sistema capitalista la inflación es un problema permanente, tiene que ver con la lógica de la acumulación del capital y con la competencia entre capitalistas. Pero que sea permanente no significa continuo.
Hay períodos de baja y de alta inflación y otros, como el actual, en que los precios suben en forma reptante, cada día un poco más. El problema inflacionario es mucho más serio en los países dependientes, que están sujetos a problemas de balanza de pagos y de dependencia de bienes de equipo.
Para poder explicarnos que es lo que está pasando con los precios conviene recordar la salida de la crisis del 2001/2, cuando se devaluó el peso llevándolo del 1 a 1 con el dólar a 3 a 1. Esto provocó una profunda reestructuración del sistema de precios, favoreció la exportación de productos agrícola-ganaderos y encareció las importaciones, por lo que muchos productos comenzaron a fabricarse nuevamente en el país.
En promedio los precios treparon un 41%, pero los de primera necesidad, que integran la Canasta Básica, lo hicieron algo más del 70%. Pero luego la inflación se atemperó, es que las empresas se favorecieron porque la devaluación hizo caer los salarios un 30%, y además como las empresas tenían una capacidad de producción ociosa muy grande por la crisis, comenzaron a producir sin tener que invertir.
La aceleración del alza de los precios en el 2005 (12%) obligó al Gobierno a tomar distintas medidas:
Se aumentaron las retenciones -ahora famosas- a las exportaciones de granos y productos energéticos -que permiten no solo apropiarse de importantes recursos fiscales, sino controlar los precios internos de las exportaciones de los llamados bienes salarios (cereales, harinas, aceites, carnes, lácteos)- así llamados porque son productos de consumo básico y cuanto más se exportan mas crecen los precios en el país.
Con lo recaudado por estas retenciones el Estado subsidia a las empresas de servicios públicos privatizados -telefónicas, eléctricas., ferrocarriles y subtes, ómnibus y colectivos-esto hace que los empresarios mantengan sus altas ganancias y no aumenten las tarifas. Además se hicieron acuerdos para que no aumentaran los precios de artículos de primera necesidad.
La inflación del gobierno y la realidad
A pesar de todas estas medidas desde principios del año 2007 los precios comenzaron lentamente a subir, y el gobierno con el hoy tristemente famoso Moreno intervino el instituto oficial de estadísticas (el INDEC), sacaron al personal de carrera y a profesionales formados durante muchos años, y cambiaron los métodos de cálculo. Desde entonces hasta hoy tenemos dos índices de inflación: el oficial, en el que nadie cree, y que el gobierno dice que es del 8% anual y otro el que está en la calle y pagamos todos, que es del 22, 25 ó 30%.
El salario de los trabajadores es el primer perjudicado. Porque si la inflación real fuera del 8% los aumentos conseguidos en las paritarias (19.5% o un poco más según algunos gremios) el poder de compra de los trabajadores sería mayor que el año pasado. Pero si la inflación real es del 25 ó 30% los trabajadores han perdido entre un 5 y un 10% de su capacidad adquisitiva.
Días pasados el INDEC dio a conocer el crecimiento del PBI, demostrando que a pesar de la crisis con el campo, creció un 7.5%. Paradojalmente para estos cálculos se utilizan distintos índices de precios, pues bien para medir el consumo interno privado el índice de precios utilizado arroja un crecimiento del 18.9% para los últimos doce meses. Es un reconocimiento que la inflación real para el período es como mínimo un 18.9%.
Por eso vuelve a escucharse aquella frase del Gral. Perón: "los precios suben por el ascensor y los salarios por la escalera". Por eso es que en muchos lugares de trabajo se está pidiendo que se reabran las paritarias para discutir un aumento salarial adicional. Pero no solo los asalariados son los que sufren la inflación también el resto de los que perciben ingresos fijos, los jubilados y los que reciben subsidios o tienen planes trabajar.
La carestía de los precios incide en el cálculo de la pobreza. Así para el INDEC la Canasta Básica es de $938, mientras que estimaciones privadas alcanzan los $1350. Por lo que la pobreza habría descendido al 20.6% de la población para el gobierno, o estaría en 31.6%, y en crecimiento, para los privados. Para el INDEC las personas en situación de pobreza serían 7.100.000, de estos 2.000.000 indigentes. Mientras que para otras estimaciones, los pobres serían 11.300.000, y 3.900.00 los indigentes.
Las causas de la inflación
Para poder luchar contra la inflación es necesario conocer las causas, y estas son varias.
Por un lado, lo que esta dicho más arriba, el modelo exportador-primarizador favorecido por los altos precios del mercado mundial de alimentos que arrastran a los precios del mercado interno.
Pero esta no es la única causa. Durante estos seis años de crecimiento de la economía, donde hay más gente trabajando, con mayor capacidad de compra de trabajadores activos y jubilados, hay una mayor demanda de productos y las empresas no han invertido lo suficiente para satisfacer esa demanda. Por lo tanto cuando la producción es escasa suben los precios.
Por otra parte en el país hay unas 300 empresas monopólicas que son las que fijan los precios y controlan los mercados haciendo grandes ganancias, estas grandes ganancias son también fuente de inflación. Entre ellas están las grandes fábricas y las cadenas de supermercados.
¿Qué hacer?
Si efectivamente se quiere atacar de raíz la inflación el Estado debiera: a) controlar los precios y la estructura de costos de las empresas formadoras de esos precios; b) intervenir en las cadenas de distribución y comercialización, reduciendo la intermediación y los márgenes de rentabilidad de estas; c) transparentar las ganancias de las empresas imponiendo criterios de razonabilidad de las mismas; d) desvincular los precios locales de las exportaciones con mecanismos impositivos, caso las retenciones; e) impulsar formas de contralor social para garantizar tanto precios como abastecimiento.
La Ley de Abastecimiento que está vigente permite al gobierno aplicar estas medidas.
Desde el punto de vista de los trabajadores es necesario tener en cuenta la importancia que tiene el IVA en el precio que se paga en los comercios. Este es el impuesto más regresivo de todos, una proporción muy alta de lo que el Estado recauda por IVA lo pagan los trabajadores y sectores populares. El 21% que se paga en Argentina por IVA es uno de los porcentajes más altos del mundo y además es prácticamente el único país que lo aplica a los medicamentos.
Por lo tanto es posible impulsar una Canasta Básica de Alimentos, medicamentos y productos esenciales (como jabón, lavandina, pasta de dientes o papel higiénico) sin IVA, garantizados por el Estado y distribuidos a través de Centros Comunitarios atendidos o bajo control de los vecinos de cada barriada. Esta es una solución de aplicación inmediata, mientras se presiona al gobierno para que implemente las medidas señaladas más arriba.
Eduardo Lucita es integrante del Colectivo EDI - Economistas de Izquierda y del Espacio "Otro camino para superar la crisis".
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