domingo, 28 de septiembre de 2008

Mi dolor para Celia


Ida Garberi

Todavia no puedo creerlo, todavía las lágrimas me llenan los ojos y no me permiten ver, también ahora, el teclado se me nubla..la "camarada" Celia fuerte y honesta, de las grandes batallas, ya no está.
No podré olvidar jamás aquel domingo 7 de septiembre, cuando en la tarde el teléfono sonó para darme la trágica noticia: Celia, con su hermano Abel, nos dejó para siempre.
Incredulidad, rabia, impotencia, la esperanza de que se tratara de una broma malvada.todas estas ideas atraversaron mi cerebro mientras intenté explicarme una tragedia tan infinita.
Así es, quizás no nos hemos dado todavía cuenta de la pérdida irremediable que nos golpeó, de cuanto la vida es injusta e incomprensible.
Yo conocí Celia hace tres años, cuando empecé a colaborar con el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco cubanos aquí en La Habana y enseguida nos unió el deseo de derrotar las mentiras y el silencio sobre nuestros Cinco compañeros y la impetuosidad de una pasión enorme por la Revolución cubana.
Lo más difícil será continuar sin su ironía, sus chistes agudos, sus correos electrónicos, a veces tan comicos que me hacían estallar en una gran carcajada, aquí en Prensa Latina, sentada en mi computadora, mientras mis colegas me miraban asombrados.
Celia fue tan arrebatadora, dispuesta a discutir horas y horas para decidir la estrategia a seguir, que era lo mejor que pudiéramos hacer por nuestros Cinco hermanos prisioneros políticos "en las estrañas del monstruo", como dijo Martí, o para defender todos los procesos maravillosos que esta gran América Latina nos está regalándonos.
Celia fueuna partidaria de Chávez, la relación con el presidente venezolano fue una mezcla de amor revolucionario y rabia, a veces impetuosa cuando no entendía el por qué de algunas tácticas políticas.
Yo, en cambio, siempre apoyando todos estos procesos del socialismo del siglo XXI, amo intensamente la Revolución Ciudadana de Rafael Correa.
Así, a veces, yo y Celia, discutiamos largamente sobre lo que estaba sucediendo en Ecuador y Venezuela, buscando bibliografía en internet y apoyando con nuestro trabajo estas dos grandes luchas progresistas.
Éstas fueron discusiones tan importantes para mi crecimiento político, estas reflexiones tan profundas que ayudaron mi "yo", con raíces europeas, a compenetrarse con las luchas de la América Latina, a absorber en mis venas los procesos históricos de otro continente.

¿Y ahora?

¿Cómo podré seguir conociendo sobre la historia cubana sin la "princesa de raza" de la sangre roja como todos los proletarios del mundo pero hija de dos héroes de la historia de la Revolución, Armando Hart y Haydeé Santamaria?
Serán días tristes, grises, sin su carcajada contagiosa, sin sus ocasiones para seguir luchando; el Concurso Infantil por los Cinco cubanos, que mucho ella quiso, perdió una gran madrina.
A nosotros nos queda el trabajo más difícil, más duro: "continuar la lucha sin ti, Celia, no sé si podré parar de regañarte por habernos abandonado tan pronto, en un momento tan determinante para la Revolución Internacionalista, aquella que el querido Che de nosotros siempre quiso y justo ahora empieza a caminar".
"Quiero acabar este modesto regalo a tu gran honestidad política, a tu sensibilidad tan crítica con tus mismas palabras, las que me dijiste el día que te entrevisté sobre tu tío Abel Santamaria, mártir del Movimiento 26 de julio, cuando me contaste, Celia, que tu madre le dijo a tu abuela que no tenía que llorar a un Abel muerto, que ella era una madre privilegiada, que tendrá siempre un hijo joven que no envejecerá, que continuará siempre bonito, con su fuerza y su ternura infinita".
"También nosotros no pensaremos nunca en ti como desaparecida físicamente de este planeta, pero sólo invisible, siempre presente y en lucha con todo los revolucionarios del mundo, porque desde el 7 de septiembre de 2008, la Revolución cubana tiene un ángel más para protegerla".

ida@prensa-latina.c

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