En una entrevista realizada por Antonio Laje en el programa “Antes de mañana” en el canal América, el intendente de Vicente López enfatizó sobre la necesidad de que se abran los templos religiosos para “contener la angustia” de los vecinos y vecinas que vienen sufriendo el aislamiento obligatorio. Es un planteo que viene desarrollando desde hace dos semanas.
La campaña que desarrolla Jorge Macri evidencia el lobby que despliegan las iglesias con el objetivo de que abran sus puertas para recibir a los “fieles” que necesitan “apoyo emocional”. Al levantar este reclamo coloca a la religión y “la fe” como un bien elemental y una necesidad básica equivalente a la compra de alimentos o medicamentos. Menciona que es necesario que funcionen los grupos de autoayuda de estas instituciones pero oculta la falta de financiamiento de un espacio propio del municipio, libre de identidad religiosa, que se ocupe de tratar las distintas adicciones. Incluso, el departamento de salud mental del Hospital Houssay se encuentra profundamente vaciado.
En otra de sus declaraciones, el intendente plantea que existe un “contrasentido” ya que las iglesias no están cerradas, sino que actualmente sirven de espacios para acumular y repartir alimentos pero no se puede celebrar misa ni atender a “los fieles”. En este sentido, Jorge Macri expresa la bronca de los curas, pastores y rabinos que tienen que desarrollar una tarea social sin poder impartir doctrina religiosa en un contexto de vulnerabilidad enorme que es propicio para la cooptación de nuevos seguidores. A su vez, coloca a la Iglesia como un elemento de asistencia y ningunea el rol de las organizaciones sociales.
Sobre los barrios populares y las escuelas
Ante la pregunta sobre los casos de Covid-19 en los barrios populares, el intendente esquivó el bulto y explicó que cuando fue el brote de contagios en el Hospital Belgrano de San Martín se “logró aislar” a los trabajadores de ese hospital que viven en el barrio Las Flores (en prensaobrera.com denunciamos la fuerte presencia policial y la escalada de violencia con la que se manejaron las fuerzas represivas en este barrio). Sin embargo, no se evitaron los contagios ya que muchos vecinos de esos barrios tienen que salir todos los días a conseguir los recursos para comer.
Ante la misma pregunta, se despacharon dos mentiras más. Por un lado la supuesta adquisición de tests serológicos por parte del municipio que se utilizarían en “poblaciones específicas”, que brillan por su ausencia; por el otro la afirmación de que, durante la repartición de alimentos en escuelas y en dependencias municipales, se emplean medidas de seguridad como la toma de temperatura y la medición de la saturación de oxígeno en sangre. El intendente altera la realidad de los hechos.
En los comedores municipales, e incluso en el del Hospital Houssay, los trabajadores se ven obligadas a actuar sin medidas preventivas en cuanto a insumos elementales como barbijos y guantes, mucho menos tests serológicos, mediciones de temperatura ni saturación de oxígeno.
Lo mismo sucede en las escuelas, donde las y los docentes acuden de manera voluntaria a repartir los escasos e insuficientes bolsones que destina la Provincia y que el Municipio evita reforzar. Lo único que aportó la Municipalidad en estos espacios fue un alcohol en gel -“Progel”- que no está aprobado por la Anmat. Jorge Macri miente y divaga sobre medidas preventivas en un municipio que se encuentra dentro de los 10 distritos con mayores contagios de la Provincia.
Un planteo demagógico para los pequeños comerciantes
Jorge Macri empleó el término de “sintonía fina” para plantear la apertura de los pequeños comercios del distrito que mantienen sus puertas cerradas mientras los grandes hipermercados venden sus productos libremente. Lo que no menciona, es que el Municipio sigue cobrando impuestos altísimos a estos pequeños comerciantes aunque obligadamente están fuera de funcionamiento.
Utiliza de manera demagógica la necesidad de esos pequeños comerciantes de salir a trabajar a la vez que presiona para levantar la cuarentena. Relaciona este problema con el hecho de que no cuentan con espacios (como las iglesias) en los que tratar la “angustia” que genera el cese de actividades. De esta forma busca desligarse de la responsabilidad que le toca.
Planteamos la suspensión de la carga impositiva municipal que tienen que afrontar los pequeños comerciantes que se encuentran parados y un aumento de los impuestos a los hipermercados, grupos inmobiliarios y grandes empresarios del distrito que compense el déficit que pueda surgir, en sintonía con el proyecto de impuesto a las grandes fortunas presentado en el congreso por el Frente de Izquierda.
Es necesario que los trabajadores intervengamos en esta crisis. Los voceros de los empresarios y de las iglesias plantean sus intereses mientras se esfuerzan para que seamos nosotros los que paguemos la crisis. Los recursos del municipio deben destinarse a preparar el sistema de salud ante la inminente explosión de contagios.
Guido Vidal
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