El reciente accidente en la ruta 2, que terminó con dos muertes y decenas de heridos abrió el debate. La seguridad de los micros de doble piso, el descanso de los choferes y el negocio del transporte.
Este martes un nuevo “accidente” sacudió la temporada de verano. Pasadas las 6 de la mañana, un micro doble piso de la empresa Vía Bariloche volcó cerca del kilómetro 93 de la Ruta 2. Murieron un hombre de 79 años y una mujer, además de una treintena de heridos. El chofer del micro, de 24 años, quedó imputado. La fiscal Mariana Albisu lo acusa de “homicidio culposo”. Sin embargo, la tragedia (evitable) abrió el debate: ¿son seguros los micros de doble piso? ¿Cómo trabajan los choferes de larga distancia? ¿Quién es responsable de la “inseguridad vial”?
Morir de vacaciones, morir trabajando
Todavía curaban a los heridos del accidente cuando el gerente de Vía Bariloche quiso eludir cualquier responsabilidad. "No tengo demasiada información, pero podría llegar a suponer que hubo una falla humana”, responsabilizando directamente al chofer.
Sin embargo, las declaraciones de los testigos pusieron en duda las verdaderas causas del accidente. “Cuando el micro llegó a Miramar ya el chofer venía de un viaje largo, supongo. Cuando se subió al colectivo le dijo a una señora algo como ‘otra vez me mandan a hacer un viaje’. Ya estaba cansado, digamos”, contó a los medios uno de los pasajeros accidentados.
En ese momento el chofer era trasladado al Hospital de San Fernando con custodia policial. Se comprobó que no había bebido alcohol, pero ya estaba picando el debate sobre las condiciones en que estaba manejando.
Desde la Unión de Conductores de la República Argentina (CTA Autónoma), contradijeron a la empresa. “Ese colectivo estaba a cargo de dos choferes que venían de realizar viajes de larga distancia, sin descanso mediante. Hoy en día, la cantidad de horas que trabaja un chofer se controla con una libreta de trabajo manual, instrumento de fácil manipulación de los horarios de descanso".
Las condiciones en que manejaban fueron confirmadas por el otro chofer, en un audio que circuló por los medios y redes sociales. “Así como llegamos, limpié el micro y salimos de nuevo. Lo dejé dormir dos o tres horas, lo desperté para que maneje. Y se durmió”.
Sueño, depresión y agotamiento emocional
El accidente dejó expuesto entonces una denuncia que vienen haciendo los choferes desde hace años. Sobre todo en “temporada alta”, los tienen “de acá para allá” sin respiro. No pueden cumplir con el descanso necesario y obligatorio para transportar a 50 personas en medio de rutas atestadas. Los controles son fáciles de burlar para las empresas.
Un estudio científico conocido esta semana confirmó las denuncias. Diego Golombek, investigador del Conicet, hizo público un estudio que realizó en los últimos años y ofreció a los distintos gobiernos, sin mucha suerte.
La investigación se llama “Evaluación de las características del ciclo sueño-vigilia en conductores de transporte público de pasajeros de larga distancia” y está basada en una encuesta con 184 conductores, realizadas en 2012. El estudio muestra que 1 de cada 6 choferes tiene somnolencia diurna, aunque los problemas de sueño alcanzan a 1 cada 3 conductores. El 90% registró una alta prevalencia a trastornos de peso y el 54% sedentarismo. La principal preocupación es, sin embargo, el estado y el tránsito en las rutas. Como resultado, los trabajadores que hacen distancias más largas tienen importantes síntomas de depresión y agotamiento emocional, según el estudio. Tener que transportar a decenas de personas, en rutas muchas veces atestadas y mal dormidos: ¿quién no terminaría “quemado”?
Golombek se indignó ante la cobertura de algunos medios y eligió difundir su denuncia por redes sociales. En una entrevista realizada este jueves en Radio Provincia denunció que "los adultos no deben dormir menos de siete horas. El sueño en la cabina del micro no es un sueño reparador, se tienen que dar otras condiciones. Subimos a micros de larga distancia y registramos actividad, sueño. Encontramos jornadas extendidas, falta de descanso, inadecuada exposición a la luz, obesidad y apneas".
A pesar de esas pruebas, el Estado y la UTA (Unión Tranviaria Automotor) dejan que los empresarios hagan lo que quieren. Por eso el reclamo de Golombek también fue dirigido al Ministerio de Transporte, que ahora dice que se va a tomar 60 días para analizar si deben seguir circulando. Sin embargo, Golombek y su colega Daniel Cardinali le habían acercado el estudio a Carlos Tomada en 2012.
¿Doble piso o doble explotación?
El debate, sin embargo, se orientó en las últimas horas a los micros de “doble piso”. ¿Son seguros o no?
Una investigación de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) concluyó que el índice de peligrosidad de los ómnibus convencionales es de 0,16 muertos cada 100 millones de pasajero-km. En cambio para los “doble piso” la peligrosidad es casi el doble, valga la redundancia: 0,30. Hay que tener en cuenta además la gran cantidad de heridos.
Sin embargo, ese tipo de unidades se han multiplicado en los últimos años. Los primeros viajes de los “doble piso” fueron a principios de los 90, cuando el menemismo comenzó a desmantelar la red ferroviaria. El negocio del “autotransporte” tuvo su auge y a los empresarios del rubro las nuevas unidades les permitían llevar casi el doble de pasajeros prácticamente con los mismos gastos. Con el aval del Estado argentino fomentaron el negocio incluso a contrapelo de las tendencias internacionales: en Estados Unidos están prohibidos, en Europa solo están autorizados para distancias cortas y en la mayoría del continente no se usan.
La desregulación del mercado aerocomercial impulsada por el macrismo, con Flybondi y las Low Cost, le dieron otra vuelta de rosca al problema. Las empresas de larga distancia ajustaron a los choferes con el trabajo y a los pasajeros con el boleto. Un pasaje de Retiro a Mar del Plata tiene un costo de 2000 pesos.
Es evidente que a los empresarios del transporte no le importa la vida, ni de sus pasajeros ni de sus trabajadores. Por eso es importante el reclamo de los conductores para que se respete el convenio colectivo y las 12 horas de descanso reales. También hay que poner en debate el sistema de transporte, un negocio millonario que lucra con el ocio y las necesidades de millones.
Lo que falla es el sistema.
Lucho Aguilar
@lukoaguilar
Jueves 6 de febrero | 12:25
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