lunes, 23 de septiembre de 2019
Un presupuesto para el FMI y en contra de los trabajadores
Nota de opinión publicada en Telam 23/9/2019
Mientras el presidente de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, Luciano Laspina, adelantó que la pauta de la administración nacional para 2020 será debatido después de las elecciones, opinó sobre la ley de leyes presentada por el gobierno Romina Del Plá, diputada nacional por el Frente de Izquierda y candidata a vicepresidenta por el Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad.
En medio del tumultuoso camino a octubre, el Gobierno envía un presupuesto al Congreso que recién será debatido formalmente con la nueva composición de las cámaras -pasado el 10 de diciembre. Con éste, Macri no sólo pretende dar una prueba más de sumisión al capital financiero y al FMI, sino que apunta a un compromiso con los ahora "opositores" del albertismo y los Lavagna.
Si los presupuestos del Poder Ejecutivo fueron siempre un dibujo, el presentado por Lacunza esta semana es una ficción completa. En 4.435 páginas omite incluir el llamado "reperfilamiento" y los planes de renegociación con el FMI. Prevé el 3,5% para intereses de deuda, que encima son irrisorios porque supone una renovación de capital que no está asegurada de ninguna manera.
Se pronostica que la Argentina crecerá 1% -cuando los analistas del 'mercado' esperan una contracción del PBI. El motor del crecimiento serían las exportaciones, que se calcula con un 7% de aumento. Pero, la tendencia en el mercado mundial es a la recesión y contracción económica, como se evidencia en la tendencia a la caída del comercio mundial -incentivada por las guerras comerciales que protagonizan Trump, China, la UE, etc. Las importaciones, que por lo pronto siguen en baja, pasarían del actual retroceso (18%) a un dibujado incremento... de menos de 2%.
El bendito superávit fiscal que reclama el FMI y dicen querer garantizar con este presupuesto, se traduce en la proyección de un aumento del ingreso total del 47%, mientras los gastos solo lo harán un 36%. En criollo: todo el ahorro nacional se concentrará aún más en el pago de la deuda, a costa de profundizar el ahogo de la salud y educación públicas, los salarios, la vivienda y la obra pública. De igual modo el presupuesto anuncia la continuidad de los tarifazos, preservando las ganancias de las privatizadas y agravando la ruina económica de los trabajadores que pierden día a día poder adquisitivo.
El centro del presupuesto está en el pago de la deuda externa: ¡un billón de pesos destinados al pago de la misma! Lisa y llanamente, un plan de reforzamiento de la sangría nacional al servicio de los especuladores financieros y tenedores de bonos. Y hay más: la bomba de tiempo de las llamadas Leliqs y afines, de déficit quasi fiscal -en pesos- que a término significa, en el marco de la recesión actual, una fenomenal emisión de moneda que dejaría al país al borde de la hiperinflación.
Conviene recordar que todos los presupuestos desde el 2016 a hoy, fueron aprobados con el voto de los diputados y senadores del PJ y de Massa -que le votaron las más de 100 leyes del ajuste a Macri que siempre fue una minoría parlamentaria. Ahora los propios voceros del oficialismo, como el diputado Negri, declaran que la presentación de este proyecto es una "invitación" a establecer "un acuerdo". Pues bien debe saber que para esa tarea no cuenta con los diputados del Frente de Izquierda, que daremos batalla para que la crisis no la paguen los trabajadores.
A este presupuesto de guerra contra los trabajadores, le oponemos un programa para que la crisis la paguen los capitalistas que tiene como punto de partida la ruptura con el FMI, rechazando el pago de la deuda y por la nacionalización de la banca, el comercio exterior, la energía, la apertura de libros, impuestos progresivos a grandes rentas y fortunas, así como el control obrero general.
Para defender esta perspectiva, más que nunca se plantea la necesidad de un paro activo nacional de la CGT y de todos los sindicatos, y de un Congreso de trabajadores ocupados y desocupados mandatado por asamblea, de modo que los trabajadores pasen a ser protagonistas.
Nota en Telam
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