Las elecciones provinciales en la vidriera nacional
Impulsamos, como parte de la campaña, una asamblea de la militancia del FIT.
El domingo 29 se realizarán en Mendoza las elecciones provinciales donde se elegirán gobernador, 14 de los 18 intendentes, la mitad de los integrantes de las cámaras legislativas y de los concejos deliberantes. “Cambia Mendoza”, la variante local de Cambiemos que suma a Libres del Sur y el massismo, intentará retener la provincia, la mayoría legislativa y 13 de los 14 municipios que se ponen en juego. Una tarea complicada.
El peronismo se ha amontonado tras la candidatura de la camporista Anabel Fernández Sagasti, ganadora de la elección Paso provincial en el PJ. El grupo Protectora, del diputado nacional José Luis Ramón, pierde espacio en un escenario de polarización.
Agenda patronal
Los candidatos de las fuerzas patronales se esforzaron por mostrarse como personas de Estado. El candidato de los capitales sigue siendo Rodolfo Suárez (candidato de Cambia Mendoza), pero Anabel Fernández Sagasti le disputa milímetro a milímetro ese lugar.
Ambos impulsan a Vaca Muerta, en su segmento mendocino, como uno de los grandes ejes “para el despegue económico de la provincia”. Esto significa una adhesión al fracking para la extracción de hidrocarburos, una modificación sustancial frente a la ambigüedad que mantuvieron en el pasado reciente. También dejaron en claro que son partidarios de la modificación de la Ley 7.722, que prohíbe la utilización de material contaminante.
Frente al reclamo de los exportadores y grandes bodegueros, la “disputa” radical-peronista fue por quién ofrecía comprar el vino subsidiado más caro.
Suárez y Sagasti defendieron el reforzamiento del aparato represivo: más armamento y más comisarías. El peronismo incluso planteó la incorporación de los cuerpos de preventores municipales (cuidadores) a la fuerza policial. En ambos casos con especial atención en las barriadas obreras y populares.
La disputa por quién pretende ir más lejos en estos planteos se expresó en la adhesión de sendas fuerzas para la modificación de la Constitución. En este punto, el debate sobre la reelección del gobernador aparece como un factor de distracción frente a la verdadera naturaleza de las modificaciones en discusión, que consisten en un cambio de la normativa en función de los intereses del capital.
Las necesidades populares solo aparecen en la campaña como demagogia y como parte de los guiños a distintos sectores del capital, por ejemplo la promesa a los industriales de un “peso competitivo” y “promociones” que generarían una mayor demanda de trabajo. En realidad, van en la línea del dólar “razonable” de Alberto Fernández que favorece a los exportadores pero empobrece aún más a los trabajadores.
Las encuestas, incluidas las del peronismo, dan ganador a Rodolfo Suárez, pero con diferentes porcentajes de diferencia. Fernández Sagasti cuenta en su contra con una fuerte identificación camporista que en un sector importante del peronismo despierta resistencia.
Nuestra campaña
El PO en el FIT-U se esforzó por desarrollar una movilización política. Por esta razón impulsamos la asamblea de la militancia del FIT para relanzar la campaña electoral de la provincia. Esta votó resumir la plataforma en 5 puntos centrales donde se destacan romper con el FMI suspendiendo el pago de la deuda nacional y provincial, la reorganización de la producción agraria, la defensa de la escuela pública y la protección del salario y el trabajo.
Nuestra campaña estuvo también al servicio de la lucha del movimiento piquetero y sectores de trabajadores que, aún de forma aislada, expresan enormes esfuerzos por superar los límites que impone la burocracia sindical.
La candidata del peronismo nos dedicó un spot que decía “Con ideología no se llena la heladera” a lo que Soledad Sosa le respondió desde el escenario de la jornada nacional de lucha de ocupados y desocupados del 24/9: “La heladera no se puede llenar si se mantiene el acuerdo con el FMI, se garantiza el saqueo de las petroleras y megamineras y se endeuda aún más el país para que los buitres fuguen los dólares del país”.
El peronismo necesita la desarticulación de una izquierda independiente pero, por sobre todo, que lucha por darle una salida obrera y socialista a la crisis, que lucha por el poder político para el proletariado, que es muy diferente a declamarlo.
En nuestra campaña casa por casa, la pelea y debate por separar a los trabajadores del nacionalismo burgués se expresó cuerpo a cuerpo. Lejos del objetivo del peronismo por anularnos como fuerza política, en el corazón de las barriadas obreras, en las charlas y asambleas se refuerza y madura una vanguardia obrera y socialista.
Balance preliminar
El radicalismo mendocino fue uno de los primeros en “vacunarse en sano” al despegar las elecciones provinciales de las nacionales. Esto le sirvió para ganar claramente las Paso pero no para evitar que Alfredo Cornejo fuera derrotado en las Paso nacional. Ahora apuestan a retener la provincia como un acto de sobrevivencia y desde esa posición estructurar la futura oposición al casi seguro gobierno de los Fernández.
Un triunfo radical es bien visto en la Casa Rosada, en momentos en que Macri intenta completar su mandato.
El peronismo, montado sobre el envión de la Paso nacional, apuesta a ganar Mendoza y potenciar la fórmula de los Fernández. Y también destruir las intenciones del actual gobernador Alfredo Cornejo de liderar la oposición a Alberto Fernández desde la presidencia del bloque opositor en el Congreso.
Los trabajadores mendocinos deben tomar nota que, con excepción de los del FIT, los planteos políticos en estas elecciones implican descargar más brutalmente las consecuencias de la crisis sobre quienes viven de su trabajo. Pero las intenciones de las fuerzas patronales no implican que tengan la capacidad de llevar adelante esta política. Apostamos a la intervención directa del movimiento obrero como factor decisivo para modificar el escenario político. En este cuadro se vota el domingo 29 en Mendoza.
Víctor da Vila
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