Un buen amigo, con el que muchas veces discrepamos, pero que siempre conserva el respeto, y no como otros, que solo saben insultar y cultivan la grosería, me decía que quizás yo al establecer ciertas culpabilidades estaba reproduciendo la teoría de los dos demonios. Es posible que algunos piensen eso debido a mis críticas no solo al Gobierno sino a la oposición mayoritaria. Lo que ocurre es que no puedo exculpar a esta última de sus responsabilidades, ya que en muchísimas oportunidades facilitaron al Gobierno las herramientas para hacer lo que hizo, y no ejercieron acciones para impedir el desastre generado por CAMBIEMOS en su mas de tres años y medio de gobierno.
Que todo lo que tenemos a la vista estaba previsto por nuestro precario e irresponsable presidente Macri y su gabinete y nada hicieron para que la situación se modificara surge de los propios documentos emitidos por el Gobierno y entregado al sistema financiero, que en su avidez crematística poco le importó lo que ocurriera, ya que la Argentina siempre termina pagando con creces lo que le prestan.
Digo esto, porque en el anexo II del Bono a cien años emitido en el mes de junio de 2017 se mostraron algunas realidades económicas, que hoy los parece sorprender y que falazmente sostienen no podían haber previsto
En el referido anexo se hizo constar:
1.- Que existe incertidumbre y riesgo sobre el futuro económico, debido a la inflación y a la volatilidad del sistema cambiario.
2.- Puede haber menos crecimiento económico y reducción de las reservas del Banco Central.
3.- Que puede haber reducción de la inversión extranjera, lo que privaría a la Argentina del capital necesario para el crecimiento económico.
4.- Puede haber hostilidades internacionales e incertidumbre política respecto de las elecciones del 2017.
5.- Puede haber inestabilidad política, social y económica en el futuro
6.- El Gobierno no puede garantizar los impactos causados por las medidas implementadas en el país.
7.- El aumento del gasto público del Gobierno puede tener un efecto adverso significativo y consecuencias negativas por largo tiempo en las perspectivas económicas de la Argentina.
8.- El Gobierno desconoce cuáles serán los resultados de las medidas implementadas en el sector energético y sus repercusiones.
9.- El riesgo de no hacer frente adecuadamente a los riesgos reales del deterioro institucional puede afectar adversamente la economía y la situación financiera de la Argentina.
10.-Las fluctuaciones del peso pueden afectar adversamente la economía argentina y la capacidad de cumplir con las obligaciones del país.
11.- No se puede garantizar que la Argentina pueda obtener financiamiento, lo que puede determinar que no se puedan pagar la deuda pública y los bonos.
12. No se puede garantizar que la calificación crediticia de la Argentina mejorará.
13.- La capacidad de la Argentina para obtener financiación puede verse afectada por los litigios de los holdouts. Esto último, indica que este tema todavía no fue solucionado a pesar de los reiterados discursos que afirman lo contrario, ya que algunos juicios en EE.UU. continúan, y existen muchos acreedores, con los que no se ha llegado a ningún acuerdo, por lo cual a través de sus acciones pueden entorpecer el pago de los bonos emitidos.
¿Cómo se puede hablar entonces de cuestiones no previstas o que las PASO desencadenaron la debacle? ¿O es que acaso se ocultaba deliberadamente a los ciudadanos lo que sabían que iba a ocurrir, para después tratar de justificar el auxilio del FMI, y otros organismos multilaterales como el BID y el BM, con la vuelta a las políticas de ajuste y el condicionamiento de la economía a las decisiones trazadas por esos organismos de triste memoria para todos los argentinos?
No es casual que en el informe del artículo IV del mes de diciembre de 2017, el FMI haya marcado que es lo que debía hacer la Argentina, y que esas recomendaciones fueran parte fundamental del acuerdo al que se llegó el año pasado, y que si bien no fue debidamente explicitado por el Gobierno, está muy bien explicado en un reporte del FMI sobre la Argentina que tiene 129 páginas, y que las autoridades no dieron al conocimiento público.
Que hizo la oposición, más allá de los cuestionamientos mediáticos, y la hojarasca dialéctica que cultivan. Le autorizó a Macri todo el endeudamiento desde el pago a los buitres, hasta la última emisión de bonos; silenció la posibilidad de pedir explicaciones al Banco Central por su demencial forma de manejar las reservas y emitir letras con tasas descomunales. Nunca quiso modificar la Ley de Administración financiera, para evitar que el Gobierno se endeudara con el FMI sin pasar por el Congreso. Nunca interpelaron en el parlamento a los responsables del endeudamiento de la Administración y del Banco Central. La Comisión Bicameral de seguimiento de la deuda que preside el justicialista Mayans, no se reunió casi nunca... Para que seguir... Estas son realidades que cuesta aceptar, pero que son la evidencia de responsabilidades compartidas y de no enfrentar a un Gobierno de aventureros que han llevado a la Argentina a la situación que vivimos. Es que aunque suene mal siempre los que pagan las consecuencias son los que viven en situación de pobreza. La oposición parlamentaria, disfruta siempre de recursos para vivir, sin que estos graves problemas la afecten. Y señalar esto, no es cultivar los dos demonios, sino mostrar las realidades que muchos se niegan a ver.
Alejandro Olmos Gaona
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