viernes, 6 de septiembre de 2019
Algo se mueve en la transición: luchas del presente, ensayos para lo que viene
La novedad está en las calles. Mientras por arriba discuten quién paga el costo político de la crisis, por abajo las luchas en Chubut, de los movimientos sociales y otras, actúan como caja de resonancia que anticipa las contradicciones de la situación. La izquierda lanzó una gran campaña en todo el país planteando las medidas de emergencia para una salida de fondo.
Durante la campaña electoral hacia las PASO, la izquierda anticipó lo que iba a venir. Lo peor de la crisis no había pasado, sino que bajo el dominio del FMI y el capital financiero internacional el camino del saqueo todavía iba a ser largo.
Los días que siguieron a la elección confirmaron este pronóstico. La crisis de una deuda impagable que ahora está parcialmente en default, y el virtual final abrupto y anticipado del Gobierno de Macri que quedó en el aire, fueron acompañados de días de furia con devaluación y fuga de capitales.
El presidente formal y el que viene, con sus idas y vueltas de estas semanas, se disputan lo poco que queda de la elección de octubre, pero sobre todo quién hace el trabajo sucio de descarga de la crisis. Mientras Macri busca no ser De la Rúa y que su espacio mantenga cuotas de poder hacia el futuro, Alberto Fernández parece decir que “cuanto peor, mejor”, para que sea el actual presidente quien tome la mayor cantidad de medidas impopulares posibles y empezar en diciembre su mandato denunciando la “herencia recibida”.
En ese trayecto, ambos coinciden en algo fundamental: que esta crisis la pague el pueblo trabajador. Por eso la “transición del dólar razonable a $ 60” es un negocio fabuloso para especuladores y sojeros, pero golpea duramente la realidad del pueblo trabajador.
Según un estudio de la consultora Focus Market, desde las PASO los precios de los alimentos subieron hasta un 23 %. Incluso en aquellos productos a los que se les quitó el IVA, hubo aumentos de más del 17 %. Al mismo tiempo, la recesión sigue golpeando sobre el empleo, con miles de despidos.
Una lenta impaciencia
Desde hace casi dos años, todas las alas del peronismo y de las cúpulas sindicales vienen pidiendo paciencia bajo la consigna “hay 2019”. La expectativa de recambio electoral fue la excusa para dejar pasar tarifazos, despidos y ataques al salario.
Hoy estamos asistiendo a las últimas escenas de esa película. A pesar de la enorme magnitud de la crisis que golpea a las grandes mayorías, dirigentes como Héctor Daer de la CGT o Pablo Moyano de Camioneros no se cansan de insistir con rechazar la posibilidad de llamar a un paro nacional. Mantener la “gobernabilidad” o no “entorpecer” el proceso electoral son los argumentos que están a la orden del día.
Pero algo está empezando a cambiar. En los últimos días, multitudinarias movilizaciones de los movimientos sociales y de desocupados, luchas provinciales de magnitud como la de Chubut que incluye paros, piquetes y marchas masivas como la de 30.000 personas en Comodoro Rivadavia, peleas contra despidos como las de Ran Bat o Mielcitas, así como el paro nacional de CTERA de este jueves (que salió tardíamente por la presión de las bases, y sin anuncio de continuidad), han comenzado a ser parte de la escena. Al mismo tiempo, numerosos gremios (como aceiteros que está en paro), han comenzado a plantear la exigencia de reapertura de paritarias ante los golpes de la inflación.
Estos procesos actúan como caja de resonancia de una situación que expresa la contradicción entre millones que en las PASO utilizaron el “voto castigo” para rechazar el ajuste y la realidad de una situación en la que siguen pegando la inflación y los despidos. Anticipa un choque que se dará aún con más fuerza cuando asuma el Gobierno de Alberto Fernández, que en su campaña electoral generó expectativas que no cumplirá.
Hoy, como siempre, son las burocracias sindicales (casi todas alineadas con el Frente de Todos) las que se encargan de dividir las luchas y se niegan a unir todos los reclamos del pueblo trabajador en un paro nacional activo y plan de lucha. En otros casos, como hemos reflejado desde La Izquierda Diario, son directamente los gobernadores y burócratas alineados con Alberto Fernández los que organizan las patotas contra las luchas, como en Chubut.
La apuesta de la izquierda y el sindicalismo combativo es la inversa. Bajo otra orientación, surgió este jueves un símbolo de lucha: la confluencia en las calles entre las docentes que cortaron en el Obelisco en apoyo a la lucha de Chubut y los movimientos sociales y de desocupados que acampaban frente al ministerio de Desarrollo Social por sus reclamos.
En el rechazo a los llamados a esperar mientras seguimos sufriendo el ajuste, el apoyo a todas las luchas, la unidad entre ocupados y desocupados, efectivos y contratados, trabajadores y estudiantes, se muestra otro camino: el de unir todas las peleas para que triunfen y desarrollar la fuerza para imponerle a las centrales sindicales un paro nacional activo y un plan de lucha hasta derrotar el ajuste.
Son ellos o nosotros
Alberto Fernández lo anticipó este jueves desde Madrid: “Salir será difícil. Con la deuda haremos lo que siempre hicimos. Cumplir y honrar las deudas, pero no nos pidan que lo hagamos a costa de más deterioro de nuestra gente, ya mucha postergación tienen los argentinos”.
Despejando la demagogia, queda la verdad. El candidato del Frente de Todos se compromete a seguir pagándole a los usureros del capital financiero una deuda que no solo es ilegal e ilegítima, sino que es impagable.
La verdad es que son ellos o nosotros. La crisis la pagan los especuladores, los terratenientes y los grandes empresarios, o la pagamos las grandes mayorías. Y Alberto ya da indicios claros: en las últimas semanas no para de hacer gestos hacia los poderosos, como cuando disertó amigablemente en un evento del Grupo Clarín.
Porque a cambio de “renegociar” los plazos de pago de la deuda, al próximo Gobierno le exigirán más ajustes y ataques para que pueda “honrar” ese compromiso. Los ejemplos de Grecia y los desastres del FMI en todo el mundo, son suficiente prueba de esto.
Por eso la izquierda acompaña todas las luchas en curso, pero también dice la verdad con claridad y sin vueltas. En cada pelea y en cada campaña es necesario multiplicar las fuerzas de lucha y también las de construcción de una alternativa política de los trabajadores que plantee una salida de fondo.
Con cientos de miles de volantes en todo el país, y un video de Nicolás del Caño, el PTS en el Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad busca llegar a millones para plantear las medidas de emergencia necesarias para evitar que una vez más una crisis termine en un gran saqueo contra el pueblo trabajador. Sin la demagogia de los políticos del régimen capitalista, para eso nos preparamos desde hoy.
Fernando Scolnik
@FernandoScolnik
Jueves 5 de septiembre | 21:39
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