lunes, 18 de abril de 2011
La propiedad privada de los medios de producción y el realismo en política
Hernán Brienza, editorialista político del diario TIEMPO ARGENTINO y viejo conocido de este blog (http://miseriadelasociologia.blogspot.com) dedicó su nota editorial del día de la fecha al análisis de las repercusiones de la decisión de la ANSES de hacer efectiva su participación en el directorio de las compañías de las que posee una parte del paquete accionario (1). Mi intención no es discutir la cuestión tal como ha sido planteada, y remito al lector a la cantidad de notas periodísticas que han aparecido en estos días referidas al nuevo papel de la ANSES. Demás está decir que resultan divertidas las quejas de los empresarios contra el intervencionismo estatal, habida cuenta de que vastos sectores de la economía argentina (en los que predominan, hasta donde sabemos, los intrépidos empresarios privados) funcionan con un importantísimo componente de subsidios estatales (directos o indirectos). Hasta ahora no tenemos noticias de que esos subsidios hayan sido devueltos por los adalides del empresariado competitivo y emprendedor. Hablando en criollo, el motor de los empresarios es la ganancia, y no tiene importancia si la misma se ve apuntalada por el Estado o es fruto de la "dedicación" del empresario. Billetes son billetes, dice nuestro simpático empresariado.
Prefiero dedicar estas líneas al comentario de un tema que plantea el señor Brienza en su artículo. Con la sinceridad que lo caracteriza (y que volvemos a elogiar aquí), plantea la que a nuestro juicio es la cuestión fundamental en discusión: la propiedad privada de los medios de producción. Cito a Brienza: "la cuestión de fondo es descubrir y debatir la naturaleza y el rol de las propias empresas (...) uno de los listones más altos en la batalla cultural e ideológica que deben dar aquellos militantes, cuadros y teóricos del movimiento nacional es cuestionar, justamente, la concepción del corazón del sistema capitalista: la propiedad privada de los medios de producción." (El resaltado es mío). Brienza plantea el problema de manera irreprochable. Las empresas no son un mero emprendimiento individual o una organización técnica de la producción; por el contrario, constituyen el eje de la sociedad capitalista, en tanto y en cuanto el proceso de producción genera los bienes y servicios que permiten la reproducción de la sociedad. Sin producción no dispondríamos de tiempo para dedicarnos a la militancia nacional y popular o para mirar los partidos del domingo. Es, por tanto, un hecho central y la propiedad privada constituye el núcleo de dicho hecho, pues quienes poseen la propiedad de los medios de producción tienen el poder para decidir qué, cómo, quién y en qué cantidad se va a producir. En otras palabras, quien tiene la propiedad decide las cuestiones primordiales para la reproducción de la sociedad.
Brienza, con realismo, entiende que "la batalla cultural e ideológica" a la que tantas veces hacen referencia los "kirchneristas" tiene sentido (o llega a su conclusión lógica) en la medida en que pueda llegar a cuestionar la propiedad de los medios de producción. En este sentido, cabe decir que se mueve en un terreno común a los movimientos revolucionarios de los siglos XIX y XX, que comprendieron que la sociedad sólo podía ser modificada radicalmente si se tocaban las bases del poder capitalista (la propiedad de los señores empresarios). En este punto coincidimos con Brienza en que este tiene que ser el eje de la discusión fundamental, y que uno no puede hacerse el distraido en este tema, pues la propiedad de los señores empresarios es el elemento principal para explicar de qué manera viven los trabajadores y los demás sectores populares. En otros términos, si decimos propiedad privada decimos shoppings elegantes y escuelas derruídas, si decimos propiedad privada decimos barrios privados y villas miserias, si decimos propiedad privada decimos sanatorios de lujo y hospitales públicos miserables. La propiedad privada de los medios de producción no es un tema académico, sino que hace a la vida cotidiana de las personas que habitan este bendito país y que han tenido la desgracia de no integrar el grupo selecto de los señores empresarios.
Pero el amigo Brienza nos deja con las ganas. Luego de afirmar que la propiedad privada de los medios de producción es uno de los "listones más altos" de la batalla ideológica y cultural emprendida por el "kirchnerismo, retrocede, admitiendo explícitamente que la propiedad sigue siendo una cuestión imposible de cuestionar para lo que ha dado en llamarse pensamiento "nacional y popular". En sus palabras, "Quizás ya no sean estos los tiempos del marxismo que siempre bregó por la apropiación por parte del proletariado de esos medios." El "quizás" de Brienza no tiene desperdicio. Hay que insistir que fue él (y no los marxistas paleolíticos) quien reconoció unas líneas atrás la importancia fundamental de la propiedad privada de los medios de producción. Para sacarse de encima una carga pesada, opta por ese "quizás" para salir del paso. En rigor, no se trata de que haya sido refutada la idea de que la propiedad privada de los medios de producción sea un tema central en la determinación del carácter que asume la sociedad capitalista. Si alguien piensa esto, lo invitamos a que intente convencer a los señores empresarios de ceder su propiedad en beneficio de la comunidad. Estos señores nos contestarán cortandonos el brazo con un instrumento filoso. El "quizás" esconde las terribles derrotas sufridas por el movimiento obrero en el mundo en general y en Argentina en particular desde los años '70. Brienza tendría que haber sido consecuente en su sinceridad y decir: "No podemos cuestionar la propiedad privada de los medios de producción porque seremos derrotados por los capitalistas. La propiedad privada es intocable." Este es el pensamiento que se esconde detrás de su curiosa frase, y sería deseable que fuera explicitado, en vez de jugar a la escondida detrás de la "revolución cultural". Para completar su retroceso, nuestro autor recurre a un viejo caballito de batalla del peronismo: "Pero sí es tiempo de poder discutir los usos sociales de la propiedad privada. Y, sobre todo, la posibilidad de traccionar políticamente para que el capitalismo tenga un mayor contenido social." (El resaltado es mío). Luego de empezar planteando la cuestión con realismo, Brienza desbarranca en la vieja (como la injusticia) utopía del "carácter social del capitalismo". Para decirlo de manera directa: el capitalismo YA tiene contenido social. TODA NUESTRA ORGANIZACIÓN SOCIAL ES CAPITALISTA. LOS EMPRESARIOS SE MUEVEN BUSCANDO INCREMENTAR SUS GANANCIAS Y LES IMPORTA UN BLEDO LA COMUNIDAD, SALVO EN LA MEDIDA EN QUE LA MISMA ACTÚE COMO COMPRADORA DE SUS MERCANCÍAS. Esto es así en la realidad, nos guste o no. Lo sabe cualquier trabajador que se encontró en trance de pedirle un aumento al patrón. ¿Por qué seguir insistiendo con viejas utopías y no abocarse a lo real para transformarlo? La respuesta es sencilla, Brienza se parece aun equipo que entra a la cancha sabiéndose derrotado y, como consecuencia, se lleva a la casa una goleada histórica.
En política hay que saber construir un equilibrio entre los deseos y la realidad. Si uno se recuesta en los deseos, se corre el riesgo de llegar a pensar que los señores empresarios, guiados por un Estado sensible a las necesidades populares, van a dejar de lado su afán de ganancias y que van a a contribuir generosamente al bienestar común. Esto es una utopía de la peor especie. Tan sólo imaginemos a Franco Macri puesto en esta situación. El capitalismo, y esto se demuestra todos los días en la calle, engendra explotación y desigualdad, nos guste o no. Todos los intentos por regularlo, por "humanizarlo", han terminado por engendrar más desigualdad y más explotación. A los amigos del pensamiento "nacional y popular" les vendría bien refrescar el recuerdo de las experiencias de Perón en 1946-1955 y del mismo Perón en 1973-1974. Los trabajadores y los sectores populares necesitan del realismo en política, para entonces poder pedir "lo imposible". Para utopías al estilo Brienza, tenemos la televisión.
(1) La nota se titula "Techint y la pregunta de los millones" y fue publicada en TIEMPO ARGENTINO, 17 de abril de 2011. Disponible en formato electrónico en: http://tiempo.elargentino.com/notas/techint-y-pregunta-de-los-millones
Ariel Emilio Ernesto Mayo
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