Difundimos comunicado de prensa:
Nuevos despidos docentes para castigar el libre pensamiento
Tras casi nueve años de docencia al frente de los últimos dos talleres de Televisión de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNLaM, los profesores Mariela Bernárdez y Juan Mascaró fueron arbitrariamente apartados de sus cátedras con el pretexto de que culminaron sus contratos, que se venían renovando de manera automática cada cuatro meses desde su ingreso en el año 2000. La baja de los contratos de Bernárdez y Mascaró encubre un despido injustificado con claro sesgo discriminatorio por el posicionamiento político de estos docentes.
Esta medida adoptada por las autoridades de la UNLaM, que pretende erigirse como un "castigo ejemplificador" para quienes expresan una línea de pensamiento opuesta a la de la gestión actual, es una muestra más del hostigamiento y la presión que vienen padeciendo muchos docentes y estudiantes en esta universidad. En reiteradas ocasiones ambos docentes denunciaron, por diversos medios, coacciones recibidas a través del actual Decano de Humanidades y Ciencias Sociales, Dr. Fernando Luján Acosta, a causa de debates y actividades promovidas desde sus cátedras y por su pertenencia al Colectivo de Comunicación DocSUR, espacio que reúne a estudiantes y docentes de la UNLaM y que impulsa una universidad más cercana y comprometida con la comunidad.
La precaria forma de contratación a la que está expuesto el plantel docente de esta universidad, relegado a la categoría permanente de "docente interino", y sin acceso genuino a un concurso de cargos que legitime su tarea y brinde estabilidad laboral, resulta el ámbito propicio para que las autoridades ejerzan presiones sobre el cuerpo docente. Este histórico mecanismo de control que ahora posibilitó este despido, se enmarca en un sistema de premios y castigos, que opera sobre docentes, estudiantes y trabajadores de la UNLaM. Así, la excelencia académica y el derecho al libre pensamiento pierden preeminencia ante la siempre bien recibida "buena" conducta institucional.
El temor o el silencio no pueden ser los pilares de ningún proyecto educativo sano, su naturalización por parte de la comunidad académica socava lo más preciado que otorga la educación: "el conocimiento para ser libres". Condenamos la intolerancia y rechazamos, con igual intensidad, tanto la discriminación y persecución, como el silencio y la complicidad.
Deseamos y nos empeñamos por construir una universidad democrática y plural, con estudiantes que puedan elegir y con docentes libres de presiones.
UNIVERSIDAD EN DEMOCRACIA, NI UN PASO ATRÁS.
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