En los últimos meses las luchas contra Bolonia se han incrementado en el Estado español. A raíz de la huelga estatal del pasado 13 de noviembre, se celebró el primer encuentro de asambleas de estudiantes universitarios en Valencia. De esta primera iniciativa, que comienza a abrir el camino hacia la coordinación estatal, surgió la convocatoria de una nueva huelga el pasado 12 de marzo, que sacó una vez más miles de estudiantes a la calle en todo el Estado para reivindicar la paralización del EEES, incluyendo de manera más o menos general consignas como la paralización de clases para la celebración de debates públicos sobre el proceso de Bolonia con las autoridades universitarias, o la realización de un referéndum.
Esto último resultó ser, además de un derecho básico y democrático, lo más difícil de asumir por parte de las instituciones universitarias. La universidad alardea de ser una institución democrática mientras se aprueban grados entre “cuatro paredes” a través de mecanismos de representación que no funcionan y de forma totalmente antidemocrática. A la vez se niega un derecho como la consulta popular.
Sin embargo, aunque la negativa sea algo constante entre las instituciones universitarias, en algunas universidades, como la de Barcelona, se consiguió la convocatoria de un referéndum de carácter consultivo al estudiantado, cuya respuesta fue, en un 93%, por la paralización del EEES. La voluntad de los estudiantes se expresa en la movilización y en el voto.
Ante esta situación general de un movimiento organizado con síntomas de coordinación estatal, como así lo demuestran las huelgas generales y los métodos de lucha (asambleas, repartos de información, ocupaciones de facultades…), los rectores se sienten amenazados, recurriendo a la petición de ayuda al gobierno, ya que se encuentran ante un movimiento que escapa a sus predicciones, y está totalmente fuera de su ámbito de control y manipulación.
Igualmente, los medios de comunicación juegan un papel importante en todo este ambiente, pues tachan al movimiento de minoritario y radical, con la única voluntad de criminalizar un movimiento de características totalmente diferentes, unitario, asambleario, combativo, en crecimiento…
Todas estas cuestiones no escapan tampoco a los ojos de la represión institucional, que se va incrementando, y así lo demuestran los recientes casos de cargas policiales en la universidad de la Laguna, en Canarias, el pasado 12 de marzo, y el reciente desalojo, mediante una serie de cargas policiales brutales, de los y las estudiantes que ocupaban el rectorado de la universidad de Barcelona. Esta última dejando al descubierto la responsabilidad de los reformistas de ICV en la represión, ya que Joan Saura, conseller de Interior y máximo responsable de la represión violenta, es el líder de esta plataforma electoral. Por su parte, IU no ha dudado en volver a llegar a un acuerdo con ICV de cara a compartir lista en las próximas elecciones europeas. Tanto ICV como IU se reafirman como opciones institucionales, alejados de cualquier proyecto de ruptura real con el actual sistema. Esta ruptura, cada vez más necesaria, debe abrir las puertas a la verdadera realización de los intereses de los estudiantes, la clase obrera y los sectores populares.
Pero a pesar de todo lo anteriormente mencionado, no todo se le presenta negro al movimiento antibolonia, pues la solidaridad con los y las compañeras de Barcelona no se ha hecho esperar en otras partes del Estado. La incorporación de nuevos sectores a la lucha da una nueva dimensión a las reivindicaciones, y así lo muestra la firma, por parte de aproximadamente 300 profesores, de una carta en contra del proceso de Bolonia, o la incorporación a las movilizaciones de nuevos colectivos y sectores sociales.
La movilización sostenida y la lucha continuada contra el EEES y por una educación pública, laica, científica y de calidad se torna clave en el contexto actual de imposición de políticas neoliberales en el ámbito de la educación. En esta lucha, como la realidad ha dejado bien patente, no podemos confiar en proyectos institucionales como IU o ICV, que ante las justas demandas del estudiantado, sólo responden con porras y violencia. Los CJC, como ya lo ha expresado nuestra organización en Catalunya, los JCPC, mostramos nuestra solidaridad con todo el estudiantado catalán en lucha y, especialmente, con las compañeras y compañeros que han sufrido la represión violenta de la policía de Joan Saura. También animamos a seguir la lucha. ¡Hasta la Victoria siempre!
Comité central de los CJC
Marzo 2009
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