Las formas de acumulación de capital se siguen profundizando en distintas regiones del país, a través de empresas locales y transnacionales mineras, hidroeléctricas, constructoras y productoras de agro combustibles, entre otras. Las empresas buscan controlar los territorios, incluidos sus recursos naturales, su población y sus mercados, para explotar a la clase trabajadora, saquear los recursos naturales, desplazar de manera forzosa a población que para les resulta desechable, etc.
La respuesta de la organización social, las comunidades y pueblos indígenas y no indígenas, ha sido la resistencia y el enfrentamiento, a través de demandas, propuestas y prácticas profundamente democráticas –como las consultas comunitarias- y han combativo con bloqueos y enfrentamiento directo a las fuerzas represivas del Estado cuando éstas han agredido al pueblo para defender los intereses oligárquicos e imperialistas.
Esta resistencia del pueblo guatemalteco y la clase trabajadora, como manifestación de la lucha de clases, enfrenta a la burguesía local y al imperialismo que para asegurar sus intereses están impulsando diversas acciones de manera directa en contra de la protesta y lucha social. De forma directa ejecutan amenazas e intimidaciones, desprestigio y asesinato de líderes, intento de comprar a comunidades y liderazgos locales, etc. De manera indirecta, a través del Estado como su instrumento de clase, están criminalizando la protesta y movilización social, a la cual reprimen, le imponen estados de excepción, la persiguen policial, militar y penalmente, la desalojan de manera violenta y criminal.
En esa misma dirección, el gobierno de Álvaro Colom “El Entreguista”, sigue impulsando y profundizando el injusto modelo económico agro exportador y neoliberal, por un lado, y garantizando los intereses del capital a través de permitir la política intervencionista de los Estados Unidos que mantiene presencia militar y de inteligencia en el país con la justificación hipócrita del narcotráfico. El gobierno de Colom implementa la política estadounidense y oligárquica, consistente en mantener y profundizar la militarización y la represión contrainsurgente que nunca cesaron y que persiguen garantizar los intereses geoestratégicos y económicos del imperio, del capital transnacional y de la burguesía local.
En este marco se entiende no solamente la política fascista que ha impulsado el actual gobierno en contra de la protesta social, manifiesta en represión y estados de excepción en Izabal, San Juan Sacatepéquez y Coatepeque –para citar los casos más ilustrativos- sino también el fortalecimiento de la casta militar a través del aumento de su presupuesto y sus efectivos, a costa del presupuesto de salud, educación y de la seguridad ciudadana que requiere deslindar las tareas de defensa de la soberanía nacional –que obviamente desechan- de la seguridad interna.
Los revolucionarios debemos gestar el aumento y fortalecimiento de la resistencia popular en contra de un sistema económico que reproduce explotación, opresión e injusticia, agudizada por el aumento y profundización de la pobreza generada por la crisis económica que nos afecta directamente y que el gobierno oculta.
Denunciamos desde ya el carácter fascista de la política del gobierno de Colom, que no duda en criminalizar la protesta social y utilizar las fuerzas policiales y militares para controlar la protesta social y defender, de esta manera, los intereses de su clase social: la burguesía, y los intereses del imperialismo norteamericano, al cual sirven.
PARTIDO GUATEMALTECO DEL TRABAJO
Por Guatemala, la Revolución y el Socialismo
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