sábado, 29 de noviembre de 2008

Con la dignidad en alto y el corazón de todos como si fuéramos uno


La Minga se hizo comunidad en Bogotá. Llegó caminando la palabra desde las montañas y valles del Cauca, las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, las riveras del Sinú, las arenas de la Guajira, las selvas del Pacífico, Amazonía y Orinoquía, Antioquia y el Eje Cafetero, los cerros y valles del Tolima, los Llanos Orientales, los páramos, los nevados y los volcanes de las cordilleras andinas. Paso a paso el paisaje animó los corazones; reunió las voces de nuestros pueblos; afinó las ideas y avivó los sueños de un país para todos.
La Minga se hizo canto en la lluvia, huella en el asfalto, savia en el sol, ritmo en el viento, alimento generoso en el fuego, encuentro que despertó el espíritu y recordó que la memoria ancestral es de todos.
La Minga fluye, es fuerza que enamora, razón abierta a la armonía y al equilibrio; comunidad dispuesta a pensar, trabajar, crear y crecer en colectivo. Avanza, camina, se desplaza con rostro de indio, campesino, negro, hombre, mujer, por las avenidas del país y las calles de Cali, Palmira, Risaralda, Ibagué, Fusa, Soacha y Bogotá.
La Minga llega a cada lugar, henchida de palabras y de ganas, con la dignidad en alto para mostrar que es posible mirarnos a los ojos, unir la manos, romper los miedos, reconocer las búsquedas y los afectos de los otros, encontrarnos en las diferencias, unir los sueños y las voces para rechazar el autoritarismo, la arbitrariedad y la violación de los derechos humanos. Cada paso anima el espíritu y la gente retoma sus derechos, abre las calles y los centros universitarios negados por el poder y da albergue a los sueños y a las resistencias. Hombres y mujeres de todas las regiones rechazamos el despojo del conocimiento, de la cultura y de la madre tierra.
Esta travesía trae consigo, también, las voces de las víctimas de la violencia estatal, entre ellas las de los guardias indígenas que dieron su vida en los procesos de liberación de la Madre Tierra y en el inicio de la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, que reclaman la vigencia de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, definen desobediencia civil a las leyes que contraríen el espíritu de la Constitución Política y exigen del gobierno el cumplimiento de los acuerdos entre el Estado y los sectores sociales.
Un asesinato de Estado, 150 heridos, 30 mil personas caminando la palabra durante 45 días, jornadas de encuentro entre sectores, el inicio de un debate pendiente entre la sociedad civil y el presidente Uribe en La María Piendamó y 11 horas de pulso con los ministros del gobierno nacional, en Bogotá, no han sido suficientes para que el poder en Colombia ajuste su política a los mandatos constitucionales y a los convenios internacionales que el Estado ha suscrito en materia de derechos humanos o haga efectivos los acuerdos firmados con los sectores sociales en jornadas de movilización.
La Minga confirma una vez más que este gobierno no está con el pueblo, que su política económica favorece al capital multinacional en detrimento de los colombianos; que no atiende fundamentos constitucionales; que señala de terrorista a todo aquel que reclame sus derechos; y que usa los medios de comunicación para acallar el clamor popular y distraer la opinión pública con mentiras y amenazas.
La Minga agradece a los estudiantes de las universidades públicas del Valle, Cundinamarca y Nacional la decisión de abrir sus puertas y brindar las condiciones para la estadía de las más de 30 mil personas que acamparon durante varios días en sus instalaciones, y los convoca a continuar en minga por la defensa de la autonomía de la universidad pública.
Igualmente, la Minga manifiesta su gratitud a las alcaldías de Cali, Ibagué y Bogotá por el apoyo logístico que permitió el encuentro con los ciudadanos, a quienes agradece su hospitalidad e invita a unirse en este esfuerzo de construcción de un país para todos.
Convencidos de que nos asiste la razón en las demandas de garantía de derechos para el pueblo colombiano y comprometidos en la conformación de un Estado realmente democrático, hoy, regresamos a nuestras tierras y lugares de habitación, llevando con nosotros la alegría y el afecto de los sectores, organizaciones y personas que hicieron posible nuestro caminar de la palabra.
Nos vamos con la certeza de que la Minga continúa y que los cambios estructurales que requiere el país sólo serán posibles con la acción unida y organizada de quienes soñamos un país libre y respetuoso de sus identidades.


Minga de Resistencia Social y Comunitaria


Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, 24 de noviembre de 2008


www.nasaacin.org

25 de noviembre de 2008

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