sábado, 6 de septiembre de 2008

Se reanuda el servicio de la máquina de humo kirchnerista


NUEVA JORNADA DE FURIA DE LOS USUARIOS DEL TREN

Complementando las declaraciones del comisario a cargo del operativo y en su rol de vocero del gobierno, el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos Aníbal Fernández, rememorando sus mejores apariciones macartistas y serviciales, encontró entre algunos militantes del Partido Obrero, Quebracho, Proyecto Sur y el MST las principales causas de los destrozos e incendios de vagones producidos tras la detención de un tren en Castelar, que luego se repitieron en Merlo. El gobierno, que en su segundo período hizo de la instalación del tren bala uno de sus principales ejes, lo único que mejoró en este aspecto fueron los montos de los negociados con los empresarios amigos gerenciadores de los trenes, en este caso los hermanos Cirigliano, tarifas incluídas. Este año los subsidios a los trenes aumentaron un 71 por ciento.
Como si fuera la primera vez que los usuarios estallan ante el indigno servicio que prestan casi todas la líneas ferroviarias urbanas –a excepción de la que lleva pasajeros a las zonas acomodadas del Norte – el ministro salió apurado a poner blanco sobre negro respecto de los incidentes. Durante el discurso – con un fuerte tono judicial y de inteligencia, en el que le ministro se explayó fotos en mano sobre tecnicismos en torno a los incidentes, que calificó de sabotaje - el oficialismo nacional y popular apuntó esta vez sus dardos sobre un conjunto de fuerzas políticas de izquierda.
De la calidad de los servicios ferroviarios el gobierno no parece tener mucho que decir, de la ausencia de controles que son su responsabilidad primaria, tampoco. Vuelvan los humos estatistas, los retos a los que “no invierten”, queden los mismos gerenciadores de siempre o vengan otros, se reformule el destinatario de los "generosos" subsidios de la Secretaria de Transporte, el kirchnerismo ya ha dado muestras de su falta de interés en mejorar el servicio de transportes masivo.
"Lo que sucedió fue una cuestión armada, no puede ser una reacción espontánea de la gente. Los pasajeros fueron víctimas inocentes de algo armado", expresó en una de la estaciones el jefe de la bonaerense Daniel Salcedo. En suma, trenes que no llegan a destino; servicios que se interrumpen y se suspenden muchas veces sin mediar siquiera explicación, hacinamiento a horas pico; bajas condiciones de operatividad; entre otros aspectos, resultaron razones insuficientes para el funcionario policial a la hora de explicar lo ocurrido esta mañana.
Como corresponde, el discurso del ministro Fernández puso nombres a las sospechas policiales. La hipótesis oficial de sabotaje es a todas luces incompleta. ¿Qué otra razón explicaría el repentino y rotundo éxito de un puñado de “activistas” que el inconmensurable hartazgo generalizado de los que diariamente utilizan los trenes para ir a trabajar? Las tarifas de la línea Sarmiento subieron a fines de 2007 en un 17 por ciento. 12 millones de pesos es el monto del último subsidio a TBA otorgado por el gobierno en junio. Fernández dijo que este gobierno abrió líneas en el interior del país, y se negó a juzgar la calidad del servicio prestado por los trenes de la concesionaria TBA.
En los últimos años, casi un decena de estos episodios, fijaron en la agenda pública el paupérrimo servicio ferroviario, cuando la cámaras y los discursos oficiales se retiran, las condiciones de los trenes de pasajeros jamás mejoran y las voces de las agrupaciones de usuarios aparecen solitarias. El centenar de organizaciones políticas y sociales que participan del “Movimiento tren para todos”, ya han recolectado más de un millón de firmas. Sin embargo, para el gobierno del tren bala elitista y los capitalistas amigos, el humo, los destrozos, los incendios, las piedras y las puteadas se deben únicamente al accionar de un puñado de activistas con buzos prendidos fuego.

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