domingo, 13 de julio de 2008

Ustedes me disculpan, pero no puedo creerlo.


Corre por estos días una polémica que lo único que incentiva es a la derecha reaccionaria, así como siento que da más armas a quienes le sobran.
Y no digo la polémica, sino las palabras.
Se trata de las supuestas palabras de Fidel sobre la organización armada más grande de Colombia, las FARC-EP en momentos en que sufrió un duro golpe pero que en ningún momento se conoció documento que dijera que la estructura está desarticulada.
La polémica se inicia a partir de las “Ocho tesis erróneas de Fidel Castro”, según James Petras.
No podemos negar que ambos hombres que hoy esgrimen opiniones diferentes, son autoridades en todo el sentido de la palabra, uno ejemplo de lucha y heroísmo, el otro dentro del mundo de las letras y el análisis político, y las diferencias entre ambos en cuanto a la situación colombiana no los empequeñece.
Si debo ser sincera no puedo más que decir, sin entrar en un debate para el cual no estoy a la altura de las circunstancias, que rotundamente no creo que Fidel sea el autor del mencionado análisis.
Fidel jamás olvidaría, al referirse al líder de la organización guerrillera, Manuel Marulanda que si bien fue un hombre sin estudios, junto a otros 48 hombres campesinos como él, resistieron los embates del imperio cuando implementó el Plan Laso (Latin American Security Operation), año 1964, bajo el argumento lanzado por el Frente Nacional, compuesto por liberales y conservadores durante el gobierno de León Valencia que declarara “Repúblicas Independientes” al foco de insurrección comunista que se disparó hacia la montaña para esquivar las bombas de altísimo poder que dispararan por orden del imperio.
Fidel no olvidaría que apenas 48 hombres, sin más preparación que la que se obtiene a partir de la miseria y el avasallamiento de los derechos elementales a los que todos tenemos derecho, se enfrentaron a 16 mil soldados del ejército con sus correspondientes armamentos, así como no olvidaría Marquetalia, Villarrica, El Pato, El Guayabero, Río Chiquito, dirigidas desde el norte por el presidente Johnson y en plena escalada de la guerra contra Viet-Nam, y actuando a la vez en Indochina.
Fidel no hubiera olvidado a los asesinados dela Unión Patriótica, tampoco los Acuerdos de Cese al Fuego, Tregua y Paz conocidos como los Acuerdos de la Uribe traicionados por el gobierno colombiano.
Fidel recordará, sin dudas, aquel diciembre de 1990, cuando el ejército colombiano sin declaración de guerra previa y mientras se desarrollaba el proceso de diálogo para encontrar la salida política al gravísimo problema colombiano, descargó la ofensiva contra Casa Verde, sede del Secretariado Nacional de las FARC-EP.
Fidel no puede olvidar que en Colombia los grupos paramilitares fueron y son entrenados por el MOSSAD y no precisamente para hablar de paz con el pueblo, sino para afilar los dientes de las motosierras que cortarán en pedazos con precisión quirúrgica, los cuerpos de los luchadores que históricamente se oponen al crimen, a la miseria, a los desplazamientos campesinos, a la marginación.
Fidel no desconoce que Colombia será la cabecera de playa de la movilización de la IV Flota que ya se encamina hacia nuestras tierras y que no distinguirá académicos de ignorantes, que viene para violar nuestra soberanía y avasallar las dignidades.
Fidel sabe muy bien quién es Uribe, quién es Bush, quienes son los que están para desarticular los proyectos bolivarianos que se iniciaron en América Latina y que no son precisamente las FARC.
Por eso prefiero no entrar en debates, porque la historia habla por sí sola y dejó páginas escritas con sangre que jamás podrán borrarse y Fidel es un gran estudioso de la historia.
Y por eso digo también que no creo que Fidel haya manifestado esos criterios que están dando la vuelta al mundo.
O tal podría ser, que no pueda creerlo…


Ingrid Storgen

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