jueves, 31 de julio de 2008

El FMI propaga la tuberculosis


Olivier Bonnet
CADTM

Traducido por Caty R.

La publicación Loubnan ya Loubnan señala un artículo aparecido en la edición del 22 de julio del The New York Times que llama la atención. Se trata de una investigación científica sobre un asunto sorprendente: la relación entre el resurgimiento de la tuberculosis en los países de Europa del Este y… el Fondo Monetario Internacional. «Los estudios precedentes demuestran que los programas económicos del FMI influyen en las infraestructuras de los sistemas sanitarios de los países en los que se aplican», explican en la introducción los tres investigadores, de las universidades de Cambridge (Gran Bretaña) y Yale (EEUU), autores del estudio. Dichos investigadores han escudriñado minuciosamente, entre 1992 y 2003, las evoluciones respectivas de la progresión de la tuberculosis en los países que contrataron préstamos del FMI y los que no. Su conclusión es afirmativa: «El aumento de la tuberculosis está relacionado con los préstamos del FMI».
Por su parte, el organismo internacional ha puesto el grito en el cielo: «La tuberculosis es una enfermedad que se desarrolla lentamente», objeta su portavoz William Murray, «por lo tanto, el aumento de las tasas de mortalidad sin duda está relacionado con cualquier cosa que actuaba antes de las financiaciones del FMI. No es más que un truco científico». David Stuckler, de la facultad de Ciencias Sociales y Políticas de Cambridge, se defiende esgrimiendo sus cifras: De los 21 países estudiados, los que obtuvieron un préstamo del FMI registraron un aumento del 13,3% de nuevos casos de tuberculosis cada año, un 13,3% de afectados por este mal y un 16,6% más de defunciones relacionadas con la enfermedad. La ecuación es la siguiente: por cada porcentaje suplementario de préstamo, un 0,9% de aumento de la mortalidad. Por el contrario, cuando un país abandona el programa del FMI, su mortalidad desciende, milagrosamente, una media del 31%. «Cuando encuentras una relación, te asalta una sospecha», explica David Stuckler, «pero cuando encuentras más de 20 relaciones en el mismo sentido, empiezas a establecer un fuerte vínculo causa-efecto». Y de hecho, la curva comparativa de los países deudores del FMI y los demás es elocuente, como se puede comprobar aquí:
Pero, ¿cómo se explica esta inquietante relación? ¿El FMI inocula a sabiendas a las poblaciones concernidas el bacilo de Koch, bacteria responsable de la tuberculosis, enviando a portadores de gruesas maletas de billetes de banco que padecen la enfermedad para que escupan su infecciosa tos (única vía de contagio) en la cara de esos desgraciados de los países del Este? La hipótesis es atractiva, pero poco probable. Las cosas son a la vez más sencillas y más perversas. Las exigencias del FMI, cuando se trata de conceder un préstamo a un Estado, son draconianas. Y llevan el sello del liberalismo más ortodoxo: el FMI exige las «reformas estructurales» -un cómico parecido con el discurso sarkozista ¿no creen?-, a saber: claros recortes, por ejemplo, en los gastos de educación y sanidad, en paralelo con la privatización de los servicios públicos. «¡Si quieren nuestro dinero, respeten la doctrina liberal!». Suciedad, hacinamiento, alcoholismo: estos factores que favorecen la tuberculosis indican claramente que se trata de una enfermedad de los pobres. Así, de la misma forma que por dondequiera que se aplican, las recetas liberales originan un agravamiento de las desigualdades y una explosión de la pobreza, las condiciones de obtención de los préstamos del FMI conducen a sus deudores a aplicar políticas antisociales que llevan al resultado expuesto en el estudio: un 16,6% de mortalidad suplementaria causada por la tuberculosis.
Actualmente esta enfermedad mata a dos millones de personas en el mundo todos los años y se diagnostican 8,5 millones de casos nuevos, de ellos unos 6.000 en Francia. Apostamos a que gracias a las bellas «reformas» y la bonita «modernización» asestadas a nuestro desgraciado país por la camarilla dirigente, rápidamente escalaremos puestos en la jerarquía de los tuberculosos del mundo.

El estudio completo en inglés está publicado en la Web de la «Public Library of Science»:
http://medicine.plosjournals.org/perlserv/?request=get-document&doi=10.1371/journal.pmed.0050143&ct=1&SESSID=ab9221dd7a54e736507a888d412b38da

Texto original en francés: http://www.cadtm.org/spip.php?article3590

Olivier Bonnet es un periodista independiente francés y acaba de publicar el libro: Sarkozy, la grande manipulation, Les points sur les i (mayo 2008).

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

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