Enseguida después del planteo golpista, Milei anunció que no iría a Asunción a la reunión del Mercosur para no encontrarse con Lula, pero que sí lo haría a Camboriu para participar de una Conferencia que promueve la camarilla de Trump con el apoyo de Bolsonaro. Milei vuelve a salir para un viaje privado, sin autorización del Congreso, mientras rehúye otro viaje, de categoría de Estado. Bolsonaro fue el autor real del golpe de 2019, que derrocó a Evo Morales, motorizado por el Estado Mayor de las FF. AA. de Brasil. La prensa informó abundantemente, en su momento, acerca de las reuniones de Fernando Camacho, exgobernador de Santa Cruz, con Marcelo Araujo, el excanciller de Bolsonaro. Milei está impulsando una guerra civil continental. Tampoco el gobierno de Biden condenó el golpe contra Arce, se ocultó detrás de la OEA y sólo pidió “calma”.
La única conexión que se podría advertir entre el presidente Arce y el jefe golpista Zuñiga es que las Fuerzas Armadas y el Gobierno tienen la coincidencia en que Evo Morales tiene vedada, constitucionalmente, la posibilidad de presentarse a las elecciones del año que viene. La posibilidad de una amalgama entre el presidente, que busca la reelección, y el mando militar, en cuanto a bloquear una candidatura de Evo, es una hipótesis que todavía deberá verificarse. En cualquier otro sentido, el amotinamiento de Zuñiga y otros jefes militares en el golpe reciente está fuera de dudas. Lo que sí es una amalgama irrefutable es la que hay entre Milei y Bolsonaro, que es juzgado por su participación en el golpe de Estado contra Lula en enero del año pasado, para impulsar un golpe de Estado en Bolivia. A eso apunta la descalificación que hace del mandato del gobierno actual.
El Congreso argentino no se ha pronunciado en tiempo y forma contra el atropello del viajante presidente de Argentina. Quienes continúan validando el DNU/70 ratifican con este silencio su carácter reaccionario.
Jorge Altamira
03/07/2024
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