Los milicos que Milei y Villarruel quieren reponer en las tareas de seguridad interior.
Salió a la luz un nuevo caso que vincula a las Fuerzas Armadas con las redes de pedofilia. En Entre Ríos detuvieron a un exjefe de escuadrón del Ejército por tenencia de videos e imágenes de menores de 13 años en situación de abuso sexual. Parece ser una práctica extendida entre los uniformados que pone en evidencia a una institución completamente descompuesta.
Se trata de Juan Facundo Candiotti, exjefe del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada N°2 “Coronel Zelaya” de la ciudad de Gualeguaychú. El fiscal Federal Pedro Rebollo ordenó revisar su celular en el marco de una investigación por haber encubierto hechos de abuso sexual cometidos por un suboficial del cuartel contra al menos tres compañeras del regimiento. “Candiotti habría cometido falso testimonio, destruido alguna prueba, habría amenazado algún testigo que vino a declarar a la Fiscalía puntualmente, entre otras cuestiones” (Página 12, 24/7).
Así fue como se encontraron con 249 videos y 69 imágenes con representaciones sexuales de niños, niñas y adolescentes descargados de la aplicación de Telegram. Actualmente se encuentra procesado con prisión preventiva en la ciudad entrerriana de Paraná, en una causa caratulada como “tenencia en su poder de representaciones (material fotográfico y videos) con contenido sexual explícito (pornográfico) en el que participan menores de dieciocho (18) años, previsto y reprimido por el art. 128 del Código Penal, debiendo aplicarse la escala establecida en su último párrafo por ser las víctimas, indudablemente, menores de trece (13) años”.
Además de estos hallazgos, lo sucedido expone que en ese escuadrón el Ejército opera un entramado de encubrimiento hacia la violencia sexual en la que también está implicada la Justicia de Entre Ríos, ya que una de las víctimas declaró que no había recibido respuestas frente a sus denuncias ni en el ámbito castrense ni en la Justicia local; por eso la causa pasó al fuero federal.
Anteriormente, pusimos de relieve los numerosos antecedentes en este tipo de delitos que pesan sobre la Armada Argentina, a propósito del contenido pedófilo hallado en el celular Carlos Pérez, capitán de navío retirado involucrado en la desaparición de Loan. Ahora bien, la producción, comercialización y consumo del abuso sexual contra las infancias en representaciones digitales no es exclusivo de la Marina sino que envuelve al conjunto de las Fuerzas Armadas.
En el Ejército, previo al caso de Candiotti, podemos mencionar el del militar retirado Mario Alberto Peña, que en marzo de este año fue condenado en la ciudad de Salta por ser miembro activo de una red de explotación sexual contra menores. En noviembre de 2018, detuvieron a un soldado del Batallón de Ingenieros de Concepción del Uruguay (también provincia de Entre Ríos) por almacenar y distribuir material de mal llamada “pornografía infantil”. Como ocurre en la Armada, caen individuos aislados pero no se investiga la posibilidad de que haya redes de pedofilia orquestadas desde las cúpulas militares.
Sus lazos con los servicios de inteligencia y la impunidad que les confiere el Estado hacen de las Fuerzas Armadas un terreno fértil para que prolifere esta trama criminal. Además, los militares están educados en imprimir violencia sobre los cuerpos de la población para imponer su autoridad y en naturalizar las vejaciones que reciben de los altos mandos para luego reproducirlas sobre aquellos que no tienen armas con qué defenderse.
Finalmente, este sistema concibe al abuso sexual contra las infancias como una de sus principales herramientas de disciplinamiento social y a la trata de niños para ese fin como una fuente de acumulación. Por eso no debe extrañar que las fuerzas represivas, en tanto parte constitutiva y brazo armado del Estado capitalista, sean las primeras en perpetrar estas aberraciones. Expresan de forma más nítida la putrefacción del régimen social en su conjunto.
Milei y Villarruel buscan reponer políticamente a esta escoria para reforzar la represión sobre los trabajadores que salen a luchar contra sus políticas de hambre. Incluso, no disimulan que avalan hasta sus métodos más atroces; ese es el significado de la visita oficial a los genocidas de la dictadura, responsables de torturas, desapariciones, violaciones y robo de bebés.
Exigimos que se investigue fondo el entrelazamiento de las Fuerzas Armadas con el tráfico de menores. Una complicidad ineludible que el secuestro de Loan vino a poner de manifiesto.
Sofía Hart
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