La aprobación de la Ley Bases y el Pacto de Mayo (en julio) fueron colocados por el gobierno y los medios de comunicación afines como el inicio de la “segunda etapa” de la gestión Milei. Según esta visión, con la ley aprobada y la “demostración de gobernabilidad” que se buscó con la foto en Tucumán, Milei tendría las condiciones para avanzar y remover las trabas que condicionaban su gestión. Sin embargo, 24 horas después, en un discurso en la Bolsa de Comercio, Milei denunció que su gobierno era víctima de “acciones golpistas” por parte de un banco en particular -el Macro. Es decir, la crisis sigue y se agrava.
La pelea con los bancos es uno de los problemas que el gobierno enfrenta y está íntimamente ligado al problema central que es la cotización del dólar y la eliminación del cepo. Sobre esto hay una enorme presión y pronunciamientos directos por parte del FMI, de los exportadores, entre otros. El conflicto con los bancos entra de lleno en esta crisis. El banco Macro, y no solo él, decidió hacer uso del “seguro” -put- que le permite liquidar los bonos que le otorgó el Banco Central en su momento, obligando a que este se los pague a valores nominales y actualizados por el CER, en forma inmediata. El monto total de bonos en estas condiciones es de 16,7 billones de pesos -un poco más de 16.000 millones de dólares al cambio oficial-; de esto el Banco Macro tiene el 10% de los bonos. Si se ejecutaran todos los “puts” esos pesos irían al dólar precipitando una hiperdevaluación. El gobierno pretende desarmar esta bomba canjeando esos pasivos del Central por bonos del Tesoro -mucho más inseguros para los bancos en el medio de una caída de los ingresos del fisco.
Mientras Milei se pelea con el Macro los dólares financieros siguen subiendo. La pérdida de puestos de trabajo se acentúa –solo 130.000 en la construcción y 570.000 en general. La caída del consumo también, en mayo fue del 7,7% con relación a igual mes de 2023 y de 2,2% respecto a abril, que ya había caído. Todos los indicadores plantean la entrada en una depresión económica. Ni recuperación en V ni en U, como “mejor” perspectiva una L prolongada.
A su vez los pronósticos plantean que la bandera principal del gobierno -la baja de la inflación- está en peligro, esto sin considerar el impacto que tendría una devaluación oficial o impuesta por el mercado. La inflación de junio que se conocerá en horas puede superar el 4,2% de mayo, lo cual indicaría que se frenó la curva descendente; pero además puede subir en julio como resultado de la suba de alimentos y la incidencia de la actualización de tarifas.
“Pacto de Mayo” en julio: otra vez la oposición al rescate
En la fría madrugada tucumana del 9 de julio, Milei montó el escenario para que una fotografía -rodeado por la casta- le permita mostrar que, a pesar de su debilidad estructural, de sus pocos diputados y senadores, de no tener un solo gobernador propio, es capaz de aglutinar tras de sí a la mayoría del espectro político del país. Una exigencia del FMI, entre otros.
La fotografía tuvo sus costos. Por un lado debió comprometerse a algunas concesiones a los gobernadores -sobre todo descongelamiento de fondos para algunas obras públicas que ya están en ejecución-, abriendo la puerta a encarar reclamos más onerosos que pueden afectar su promocionado déficit 0. Por otro, se destacaron las ausencias. De las que más ruido hicieron están las de la Corte Suprema en pleno, de la burocracia sindical y la de su vicepresidenta. La de Villarruel importa en tanto es una expresión de la crisis que envuelve al oficialismo, que tiene más episodios como la recurrente renuncia de funcionarios -ahora el secretario de Ganadería por el reclamo de las retenciones-, o el ingreso de Sturzenegger como ministro con un plan diferenciado en puntos esenciales con Caputo y que hace prever una escalada de la crisis política en el medio de la económica. El Pacto de Mayo fue un acto inocuo para resolver la crisis.
Las cámaras empresariales, con el G6 a la cabeza, dieron su apoyo al pacto, como una muestra de “credibilidad”, pero junto a esto hicieron conocer sus propios reclamos.
Lo que dejó en claro el acto en Tucumán es la disposición de todas las fuerzas políticas patronales a sostener al gobierno y a Milei, tal como lo hicieron votando la Ley Bases, no tratando el DNU 70/23 en el Congreso, etc. El PRO y el radicalismo aportaron todos sus gobernadores; el peronismo estuvo presente a través de Jaldo, Llaryora, Jalil, Sáenz y el kirchnerista Zamora de Santiago del Estero.
Hambre, represión, más ajuste: la “prenda de unidad”
Lo que une a este conglomerado -con intereses incluso enfrentados- es el carácter rabiosamente antiobrero, antipopular y de ataque a los derechos y libertades de los trabajadores que tiene a Milei como abanderado.
La reforma laboral, la criminalización de la protesta gremial y social, la reducción del déficit fiscal vía la licuación de las jubilaciones, los planes sociales, el recorte de fondos a aquellas áreas que afectan la vida de millones de argentinos como es la educación, la salud, la asistencia social, la vivienda, etc. son saludados como una salida a la crisis nacional, cuando están sumiendo en la pobreza y la miseria a la inmensa mayoría de quienes habitan este país.
La pretensión de quienes sostienen al gobierno es que éste avance con la reforma previsional: que aumente la edad, que modifique el acceso a la jubilación, que deje el tendal de trabajadores precarizados sin posibilidades de jubilarse, que instituya el ahorro del trabajador para sostener un retiro. También que avance con una reforma tributaria y disminuya las cargas que pesan sobre los capitalistas.
Cuando Milei armó -en el medio del “no hay plata”- un costoso desfile militar pretendió, además de una provocación, dejar en claro el sesgo represivo de su gobierno, que se completa con la militarización de las calles ante cada anuncio de una movilización o marcha de protesta. Y eso tiene un objetivo preciso: bloquear, desarmar y frustrar la intervención de los trabajadores y los golpeados por la política del gobierno, cuando sus condiciones materiales y sus derechos y conquistas corren severos peligros.
Lo mismo sucede con la represión directa a las luchas y movilizaciones. Todavía siguen presos dos de los 33 detenidos hace un mes por haberse manifestado contra la aprobación de la Ley Bases; una violación al elemental derecho a manifestarse.
Milei se ha servido de una justicia que no le es propia para ir tras un objetivo que toda la burguesía y sus partidos fijaron y fomentaron: desarmar la organización popular en las barriadas, creada ante el avance de la pobreza, de la precarización laboral, de la impunidad de los punteros políticos y los intendentes, y liquidar así las organizaciones piqueteras que se colocaron a la vanguardia de la lucha contra la pretensión de trasladar sobre los trabajadores los costos de la crisis capitalista, ya con los gobiernos anteriores.
El ataque judicial a las organizaciones piqueteras -con centro en el Polo Obrero-, con una fuerte injerencia de los servicios, con medios y periodistas sumados como parte de todo el operativo, revela que estamos ante la pretensión de cambiar el régimen político para liquidar derechos democráticos esenciales.
Asambleas para intervenir
Tensión con el FMI. Tensión con el dólar. Tensión con los bancos. Tensión con las luchas populares que ocupan las calles. Tensión dentro de la camarilla que gobierna. Tensión entre Caputo y Sturzenegger. Tensión en los partidos de la oposición que se fragmentan, y no solo el PRO, también el radicalismo y sobre todo el peronismo. Tensiones que ni el Pacto de Mayo en julio pudo disimular, ni tampoco la aprobación de la Ley Bases. Todas esas tensiones estallarán en mayores crisis de gobierno cuyos alcances se irán aclarando al calor de estas.
Para los trabajadores las tensiones se expresan en las dificultades de la vida cotidiana y son comunes incluso a los que aún apoyan a Milei. Las tensiones que soportamos los trabajadores solo pueden ser liberadas con la lucha. La burocracia sindical se ha reunido estos días para decir que no piensa hacer ningún paro ni movilización, la explicación de Gerardo Martinez es que “tienen la Ley Bases ahora que gestionen”. La gestión es reforma laboral, despidos masivos en el Estado y en los privados, aplicación de ganancias a los salarios, entrega del litio y todos los recursos estratégicos. Es la filosofía de Andrés Rodríguez de UPCN: no podemos ir contra Milei porque no hay recambio, mientras crecen las penurias populares.
Los tiempos de la burocracia no son los tiempos que necesitan los trabajadores. Para el pueblo trabajador la derrota de Milei y de la motosierra de gobernadores e intendentes es una cuestión de vida. Desde el Partido Obrero convocaremos en las próximas semanas asambleas de trabajadores y la juventud, de luchadores, para preparar una gran intervención, con los métodos propios de la clase obrera, los que usaron los docentes misioneros para triunfar: paros, movilización, piquetes y la huelga general. En nuestras asambleas votaremos un plan de acción, con agitaciones sobre gremios, barrios, escuelas y universidades, reclamando las asambleas de los sindicatos y organizaciones populares. Y estando presente y organizando todas y cada una de las luchas por los reclamos populares.
Así concebimos la tarea de la izquierda.
Eduardo Salas
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