Ciertamente el ajedrez es una actividad donde la precocidad no es un hecho aislado. Paul Morphy, quien derrotó a Lowenthal con tan solo 12 años, José Raúl Capablanca –para muchos el más grande jugador de todos los tiempos– fue apodado “el Mozart del ajedrez” por su precocidad, lo que lo llevó a derrotar a jugadores de primera categoría a los 4 años de edad en su Cuba natal, Samuel “Sammy” Reshevsky, quien a los 6 años realizaba giras jugando partidas simultáneas o Arturo “Arturito” Pomar quien fue campeón provincial español a los 11 años y a los 12 hizo tablas (empate) con el extraordinario Alejandro Alekhine, son ejemplos de esta afirmación. Multitud de jugadores han logrado el título de Gran Maestro (GM) siendo menores de 15 años.
Lo de Faustino no es el caso de un jugador al que le han puesto profesores y entrenadores con lo cual, fatalmente, debería progresar; no es el producto artificial de un laboratorio, ni el rayo de un cielo sereno. Se lo puede catalogar como una mezcla de talento natural y de entrenamiento arduo. Diría que de mucho talento natural que abrevó y se desarrolló con el trabajo cotidiano. Al día de hoy vive en Barcelona –donde sus padres se mudaron para acercarlo al centro del ajedrez mundial– con entrenadores para distintos aspectos del juego. Faustino es la figura más llamativa de una generación que viene abriéndose paso a partir de resultados extraordinarios: los hermanos Joaquín y Francisco Fiorito (13 y 15 años, Maestro Internacional y Maestro Fide, respectivamente), Candela Francisco (Gran Maestra Femenina y Campeona Mundial Femenina Juvenil), Ian Schneider (ex número uno del mundo de la categoría de hasta 10 años) y el propio Faustino como los más destacados.
De cualquier manera, el ajedrez moderno es más receptivo a la precocidad o, mejor dicho, cada vez es más fácil encontrar ejemplos de precocidad en el ajedrez. La disolución de la URSS produjo una extraordinaria diáspora de grandes jugadores. Muchos de ellos recalaron en España, convirtiéndola en el centro del ajedrez mundial por bastante tiempo. Hoy no podría señalar un lugar en el mundo que haya reemplazado a España, pero en Asia, la India se ha convertido en un lugar donde “aparecen” GM cada vez más jóvenes, al punto que entre los mejores 10 jugadores tomando en cuenta el Elo (el ranking internacional) hay tres jugadores indios todos de menos de 20 años de edad. La tecnología de la que se dispone hoy hace más accesible que una persona empiece a conocer los secretos de nuestro milenario juego. Los entrenamientos prácticamente no se realizan más con libros y cualquier aplicación de ajedrez (lichess, Chess.com, por citar las más populares) cuenta con un motor de análisis de última generación. Cualquier aficionado puede analizar su partida, o las de cualquier otro, desde el celular con los mejores “analistas”.
La cuestión es que lo logrado por Faustino Oro tiene implicancias particulares: es un jugador nacido en Argentina, lejos de los centros ajedrecísticos internacionales –esto lo asemeja a Capablanca– y proviene de una familia que no está ligada (hasta ahora) al ajedrez –lo que lo acerca a las figuras de Reshevsky y Morphy– y no sólo logró el record mencionado: previamente le ganó en partidas individuales a Ian Nepomniachi (quinto en el ranking mundial), Hikaru Nakamura (número tres del mundo y ex retador al título mundial) y Magnus Carlsen (ex campeón del mundo, número uno del mundo y el jugador con más rating de la historia) En momentos de escribir esta nota, Faustino cometió otro “pecado de juventud”: le volvió a ganar a Nakamura, esta vez en partidas blitz, dándole un paseo fenomenal ¡Todo esto logrado por un niño que aprendió a jugar al ajedrez durante la pandemia!
Luis Antón
05/07/2024
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