El frustrado levantamiento de Zúñiga -que había tenido un rol fundamental en el golpe de 2019 que desplazó a Evo Morales de la presidencia- no halló eco popular ni respaldos políticos consistentes. El militar fue increpado frente a las cámaras en los pasillos del Palacio Quemado -sede del gobierno boliviano- por el mismísimo presidente Luis Arce, acompañado de varios de sus ministros. Aunque parezca mentira, el militar se mostró impotente frente a Arce, quien blandía el bastón presidencial. La cúpula de las Fuerzas Armadas fueron reemplazadas a las pocas horas.
La información da cuenta de que la intención de Zúñiga, aparentemente, no era hacerse del poder. Al menos, no mostró los respaldos mínimos para asumir la presidencia, distinto a lo que ocurrió en 2019, cuando Jeanine Añez fue nombrada presidenta por una asamblea legislativa, cargo que ocupó hasta su detención, y contó con el apoyo de toda la oposición derechista, la OEA y hasta la complicidad de la Central Obrera Boliviana. En este caso, el expresidente Carlos Mesa, derrotado por Evo Morales en 2019, los alcaldes de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, y de La Paz, Iván Arias Durán, y hasta la expresidenta de facto se pronunciaron en contradel golpe. La OEA tomó distancia, los presidentes de la región -con excepción de Javier Milei- condenaron el levantamiento y la COB llamó a “la huelga general indefinida”. Morales, duramente enfrentado a Arce, llamó a rodear el Palacio Quemado contra los golpistas. Hubo, sí, entre los opositores, quienes acusaron que se trató de un intento de autogolpe.
Zúñiga alimentó esa versión, ante el patético desenlace de su aventura, afirmando que todo había sido un montaje pactado con Arce para levantar su popularidad. Podría enfrentar una condena de hasta 30 años de prisión.
Zúñiga es un militar de dilatada trayectoria. Fue denunciado por el propio Evo Morales “como uno de los presuntos ejecutores del llamado "Plan Negro", una operación supuestamente dirigida a perseguir e incluso atentar contra la vida de líderes políticos y sociales”(Página/12, 27/6). Una versión indica que Zúñiga tenía ambiciones de ser nombrado comandante general de las Fuerzas Armadas de Bolivia y posiblemente se haya enterado de que eso no iba a ocurrir (ídem). En un entrevista televisiva reciente, había anunciado con todas las letras que detendría a Evo Morales si se lanzaba a una nueva candidatura presidencial. A pesar de haber sido vetada judicialmente, el Congreso del MAS lo proclamó candidato para el cargo que ocupó entre 2006 y 2019. El ´programa´ de Zúñiga reclamaba, además, la libertad de los “presos políticos” -en relación a Áñez, Luis Camacho y otros dirigentes del golpe de 2019-, y la destitución del ministro de Defensa. La vena ´democrática´ de Áñez y Camacho probablemente se haya encendido ante la evidencia de que el golpe frustrado los perjudicaría.
Pero detrás de este escueto programa, hay una disputa de intereses ´geopolíticos´ de proyección internacional. “En 2021, en visita a México, el presidente Luis Arce remarcó que en la campaña elctoral la oposición se había mostrado interesada en que, en caso de ganar, Tesla, la empresa de Elon Musk, se instalara en Bolivia para explotar el litio. El mandatario recordó también que a las pocas semanas, un alto ejecutivo de Tesla había dicho que ellos harían un golpe de Estado allí donde fuera necesario".Arce estimó que el objetivo del golpe de 2019 era "el control del litio boliviano". Un interés que quizás haya sido el motivo de fondo de lo que se vivió en las últimas horas” (Página/12, 26/6).
Por caso, el gobierno de Biden evitó una condena a la tentativa. A través de un breve comunicado, la Casa Blanca dijo estar "siguiendo de cerca" la situación en Bolivia y llamó a la "calma y moderación". Por su parte, otro amigo de Musk, Javier Milei, tampoco se comprometió con una condena. Se limitó a repostear un lacónico mensaje de su canciller, Diana Mondino. Poco después la cancillería argentina, en un comunicado oficial, repudió “las movilizaciones irregulares (sic) de algunas unidades del Ejército boliviano” y expresó “su firme apoyo al Estado de Derecho, mientras remarca la importancia de sostener las instituciones democráticas en el Estado Plurinacional de Bolivia”, lo cual puede ser leído también como una advertencia a los partidarios de Morales. Los golpistas de 2019 lo destituyeron denunciando un supuesto fraude electoral.
La disputa por las reservas de litio, en este caso, -un insumo fundamental para las baterías de los autos eléctricos de Tesla, entre muchas otras aplicaciones- entre los bloques internacionales en guerra, envuelven a toda la región.
Jacyn
28/06/2024
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