viernes, 7 de junio de 2024

Norberto Milei, otro capitalista que se enriqueció con los subsidios del Estado


El padre del presidente es otro ejemplo de empresario que hizo negocios "con la nuestra" durante el kirchnerismo. 
 Su empresa de transporte recibía subsidios, evadía impuestos, y reclamaba tarifazos. 

Para un supuesto enemigo del intervencionismo estatal como Milei debe ser duro que haya trascendido que las empresas que tenía su padre, Norberto Milei, recibieron subsidios millonarios durante el gobierno de Néstor Kirchner. Entre 2005 y 2007, las empresas Rocaraza S.A. y Teniente General Roca S.A. se embolsaron al menos 33 millones de dólares, según datos del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística. En el transcurso de ese periodo, además, las compañías hicieron chanchullos de todo tipo “con la nuestra”.
 “Beto” Milei tenía dos compañías de colectivos que operaban en el AMBA cuando asumió el gobierno de Kirchner, y fue otro de los “empresarios prebendarios” que acumularon fortunas gracias a los subsidios del Estado. Con estafa incluida, porque de los al menos 33 millones de dólares cobrados entre 2005 y mediados de 2007 al tipo de cambio entonces vigente la empresa solo declaró ante la Inspección General de Justicia el equivalente a 10 millones. Asimismo, la firma Rocaza percibió beneficios extra por estar incluida en regímenes especiales del gobierno K, y consumía gasoil a precio subsidiado de un tercio de su valor al público. 
 A eso se suma que las compañías de Norberto Milei han evadido el pago de impuestos y acumularon deudas con la Afip, Anses y Arba, que más tarde regularizaron con moratorias de cómodos planes de pago. Ya ante de empezar a embolsar las subvenciones públicas, la empresa Teniente General Roca fue condenada por evasión de tributos a la Afip entre 2002 y 2003 por 120.000 pesos. Milei padre tiene al menos cuatro ejecuciones fiscales iniciadas por la Afip. Pero, claro, nunca se privó de quejarse de la presión impositiva sobre los empresarios y reclamar subas de tarifas. 
 A mediados de 2007 Milei dejó la presidencia de las empresas y vendió sus acciones a personas y sociedades vinculadas al grupo Dota, un pulpo del transporte de pasajeros que monopoliza decenas de líneas de colectivos en el Gran Buenos Aires. No se sabe hasta el momento por cuánto dinero vendió su participación, porque evitó declararlo. Con esa plata Javier se compró un auto, Karina un departamento en Vicente López y Norberto invirtió en el mundo del agronegocio con la creación de la empresa Buena Yunta S.A. 
 Además de indignante, esta historia es una fiel radiografía de quiénes fueron los que se beneficiaron con el estatismo kirchnerista, definida como una política de rescate de la burguesía nacional luego de la crisis económica de 2001. Así, el apellido Milei puede ser considerado como otro caso a pequeña escala de exponentes como los Lázaro Báez, los Cristóbal López, los Cirigliano o los Eskenazi. Que sus firmas hayan terminado en manos de Dota es sintomático de la concentración empresaria a la que sirvió el régimen de subsidios, con el resultado de vaciamiento y pésimos servicios que sufrimos hoy.
 Kirchner financió el rescate y la concentración de estos grupos capitalistas con subsidios que eran presentados como una política redistributiva en favor de la población trabajadora. En realidad, el congelamiento tarifario permitió a los capitalistas pagar salarios más bajos a sus trabajadores, los cuales se hundieron medidos en dólares con la megadevaluación de Duhalde, ejecutada tras la salida de la convertibilidad. Cuando se acabó el boom de los precios internacionales y se habían gastado los dólares repagar la deuda externa, empezó la “sintonía fina” de tarifazos, generalizaron el impuesto al salario y emitiendo pesos con consecuencias inflacionarias que pagaba la clase obrera. 
 Ahora que los libertarios impulsan un ajuste monumental lo descargan sobre la población, con tarifazos permanentes para compensar a los capitalistas que se beneficiaron del estatismo burgués kirchnerista. Peor aún, con la Ley Bases de Javier Milei pretende reventar a los trabajadores con su contrarreforma antilaboral, mientras a los ricos y capitalistas les otorga exenciones fiscales y prebendas económicas, al mismo tiempo que promueve tarifazos en beneficio de pulpos capitalistas como Dota. 
 En lo que hace a sus beneficiarios y su resultado de saqueo del país, libremercado e intervencionismo estatal son dos caras de la misma moneda. 
 El miércoles 12 movilicemos masivamente al Senado para rechazar el plan Milei.

 Nazareno Suozzi

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