viernes, 5 de mayo de 2023

Quiebra el First Republic Bank y se extiende la crisis bancaria


¿Y por casa como andamos? 

 La crisis bancaria internacional sigue su curso y tras la quiebra del Silicon Valley Bank cae ahora también el First Republic Bank, el segundo mayor banco en quebrar en la historia de Estados Unidos, por detrás de Washington Mutual en 2008. Frente al constante aumento de tasas de interés por parte de la FED, que ha hecho caer el valor de mercado de los bonos públicos que están en poder de los bancos, se desatan corridas bancarias en la que los clientes retiran sus depósitos por miedo a la insolvencia, hasta que la entidad no pudo hacerle frente a esa demanda. En tanto, el gobierno ha llamado a una subasta de emergencia y el banco JP Morgan decidió asumir la compra del quebrado. 
 El dato más notorio es que, después del colapso del SVB, el gobierno estadounidense y la FED armaron un esquema para evitar que más bancos quiebren. El mismo consiste en que la Corporación Federal de Seguros de Depósitos garantiza el efectivo para que los bancos puedan responder al retiro de los depositantes (tomando créditos cuya garantía son los propios bonos públicos desvalorizados) de manera de despejar temores para desincentivar la corrida. Además, el First Republic había recibido un fondo aportado por los principales bancos Estados Unidos, entre ellos el JP Morgan, de 30 mil millones de dólares. Todo el plan de rescate fracasó. 
 Ahora el Estado yanqui facilitó la compra por parte del JP Morgan, ya que por un lado flexibilizó las leyes que impiden a bancos muy grandes absorber a otros, y por otro porque la Corporación de Seguros se hizo cargo de enormes pérdidas. Desde la quiebra del Silicon Valley hace un mes y medio, ese fondo -que se presenta como el seguro para evitar el colapso del sistema bancario norteamericano- ya perdió más de la cuarta parte. 
 Pero parece que la crisis no termina acá. El PacWest Bancorp está generando preocupación por una posible quiebra. La entidad percibió caídas del 35% en Wall Street tras informar sus ganancias del cuarto trimestre del 2022. Es la confirmación de que estas quiebras no son “casos aislados de bancos en condiciones muy particulares”, como quieren hacer creer algunos analistas, sino que tiene como telón de fondo la desaceleración de la economía mundial y la caída de las tasas de ganancia. 
 Argentina no es inocua a estos cimbronazos y además atraviesa una situación similar. Hoy por hoy, el 70% de los activos bancarios están puestos en títulos públicos, algo que se agrava producto de la política fondomonetarista del gobierno del Frente de Todos -que consiste en financiarse con endeudamiento para evitar la emisión monetaria. Lo más grave es que para adquirir las Leliqs y pases del Central y ciertos títulos del Tesoro (Lelites, etc.) los bancos utilizan parte de los encajes, que es dinero que debería estar inmovilizado en el BCRA como garantía a los ahorristas. 
 Las presiones devaluatorias hacen que los depositantes tiendan a retirar su dinero para correr hacia el dólar. La banca privada, frente a la desconfianza de que el Estado pueda asumir el pago de la deuda por su carácter explosivo, se presenta reticente a entrar en los canjes, lo que ubica al default a la vuelta de la esquina. Esto allanaría el terreno para que los bancos se retiren con los depósitos de los ahorristas y así se generaría un nuevo corralito. 
 Por este motivo se estableció como zanahoria un seguro que obliga al BCRA a salir a comprar los bonos del Tesoro en caso de que caiga su cotización en el mercado, para que los tenedores se desprendan de ellos sin exponerse a las pérdidas. Es una política de rescate parecida a la que puso en práctica la Reserva Federal norteamericana, que de esta manera blinda a la banca de todo riesgo en sus negocios con la especulación financiera. 
 La diferencia es que, para poder rescatar a la banca, en un contexto de permanente aumento de tasas de interés en Argentina, el BCRA tendría que encausar una enorme emisión que empujaría la inflación, incentivaría la corrida cambiaria y pondría en jaque el pago de sus letras, que fueron adquiridas mediante encajes. Así, una crisis de deuda soberana desataría con seguridad una corrida bancaria. 
 La dolarización que propone Milei agravaría el cuadro porque se requiere la dolarización de toda la base monetaria (incluyendo los depósitos) y las deudas expresadas en pesos, para lo cual sería necesario una emisión de bonos en dólares para cambiar toda la deuda en moneda local del BCRA y del Tesoro por títulos con jurisdicción de Nueva York u otros grandes centros financieros. La experiencia ya ha demostrado que los tribunales neoyorquinos han fallado siempre en beneficio de los acreedores y avanzado en el embargo de cualquier bien que esté vinculado al Estado nacional, como sucedió con los fondos buitre, por lo que la dolarización solo aseguraría la profundización total del saqueo. Además, el contexto de crisis financiera y suba de tasas de interés a nivel internacional aleja toda perspectiva de una atracción masiva de capitales a la Argentina. 
 Queda claro que los Estados capitalistas son los que garantizan que los especuladores se la lleven en pala, a costa de enormes penurias para la población. La crisis financiera que azota al mundo promete profundizarse al ritmo de la del fracaso de los regímenes democráticos y del propio derrumbe del capital. La única forma de reorientar este destino es que los trabajadores, que son los que producen la riqueza de cada país, tomen el gobierno en sus manos y echen a todos los políticos capitalistas que nos trajeron a esta debacle. 

 Camila García

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