El Indec publicó el índice de inflación del mes de abril, el cual se ubicó en 8,4%%, consagrando un acumulado anual de 32% y un interanual de 108,8%, un nuevo récord. Estos números dan cuenta del fracaso del plan Massa, y de que el acuerdo con el FMI, lejos de estabilizar la economía, continúa profundizando la crisis, pero los platos rotos los pagan los laburantes con su bolsillo.
Esta escalada inflacionaria continúa siendo liderada por el rubro Prendas de Vestir y Calzado, con un 10,8% y Alimentos, el cual se ubicó en 10,1%. Así, consagran un acumulado anual del 28,9% y 41,2% respectivamente. En el caso de los alimentos el aumento es mayor incluso que el índice de inflación general, una consecuencia de que el comercio exterior se encuentre en manos privadas y de la enorme concentración de las alimenticias, por lo que la oscilación de precios de los insumos clave y productos alimentarios quedan supeditadas pura y exclusivamente al beneficio capitalista.
El gobierno es el principal responsable de toda esta situación, porque atiza la inflación autorizando aumentos en las tarifas para complacer a las privatizadas de servicios, como en la luz o las prepagas de salud. Ahora autorizó un aumento del 50% para los peajes también tiene previsto el de combustibles (4%) , y el de las tarifas de televisión, telefonía e internet, las cuales incrementarán un 4,5% mensual de acá a fin de año. Queda claro que es el principal formador de precios. En tanto, también otorga vía libre a las remarcaciones para incrementar la recaudación fiscal, en línea con el ajuste que impone el FMI, mediante impuestos al consumo como el IVA.
Al mismo tiempo genera las condiciones para las corridas cambiarias que amenazan sistemáticamente a la moneda nacional, generando efectos inflacionarios, mientras perpetúa la fuga de capitales, causante de la crisis de reservas, donde radica el orden de las tensiones sobre el tipo de cambio. El FMI, por su parte, presiona por una mayor devaluación y nuevos tarifazos para sostener el acuerdo; políticas que atizarán aún más el índice de precios.
Lejos de poner un freno, el gobierno le abre paso a esta escalada preservando el secreto comercial de las empresas alimentarias que remarcan, a las que luego acusa de formadoras de precios, manteniendo intacto el dominio privado del comercio exterior y reforzando la preeminencia del agronegocio. Incluso lanza medidas para beneficiar a los capitalistas del campo que encarecerán aún más los alimentos, como el nuevo dólar agro, y también emite para pagarle intereses usurarios de deuda la banca, recalentando la inflación.
Como contrapartida, condena al hambre a nuevos sectores de la población con sus políticas fondomonetaristas de recortar planes sociales y ajustar en asistencia alimentaria y asignaciones familiares. En cuanto a los salarios, Massa mantiene el techo para las paritarias en un 60% hasta fin de año para favorecer a las patronales, lo que acentuará la caída real del salario, hundiendo en la pobreza a más trabajadores. Es la burocracia sindical peronista la encargada de convalidar estos aumentos a la baja, a espaldas de las bases, en los diferentes gremios.
Frente a la estampida inflacionaria en curso, defendamos el poder adquisitivo de los trabajadores luchando por un sueldo inicial equivalente a la canasta familiar, aumentos salariales indexados a la inflación y trabajo genuino. Abajo el programa de ajuste e inflación del FMI.
Camila García
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