martes, 8 de enero de 2019

Fuera los Trump, los Bolsonaro y los Macri de Venezuela y América Latina



Declaración del PARTIDO OBRERO (FIT) contra el Grupo de Lima.

Argentina y la casi totalidad del llamado Grupo de Lima (Brasil, Colombia, Perú, Chile, Canadá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Guyana y Santa Lucía) han sacado una Declaración que reclama al presidente Maduro de Venezuela que desista del nuevo mandato para el cual fuera electo en mayo del año pasado y que transfiera el gobierno a la Asamblea Nacional para que convoque a nuevas elecciones. Fundamenta su exigencia en el planteo de que aquellas elecciones habrían sido fraudulentas, sin la presencia de observadores internacionales. Exige también que se viabilice la entrega de ayuda humanitaria por medio de organizaciones internacionales. Amenaza con represalias económicas en el caso de que estos reclamos fueran negados. El emplazamiento de Macri y el grupo de Lima a Venezuela recibió de inmediato el apoyo del secretario de Estado norteamericano, Pompeo, y del presidente Trump
América Latina y los trabajadores de todo el mundo asistimos a un ultimátum totalmente extraordinario de parte del imperialismo y de sus lacayos, como es la consagración de un doble poder en Venezuela, que por regla general es puntapié inicial de una guerra civil. La Asamblea Nacional, con mayoría absoluta de los partidos que tributan al imperialismo internacional, evitó suscribir estos extremos, limitándose a exigir que Maduro renuncie a iniciar un nuevo período presidencial.
Lo que distingue a esta acción contra el régimen de Maduro de otras similares en el pasado es, también, la asunción, en Brasil, de un nuevo presidente de definida filiación fascista, que no oculta su intención de promover la instalación de bases norteamericanas en su país, establecer un cerco militar contra Venezuela e insertar a Brasil en un eje político-militar internacional con EE.UU-Israel y Colombia. Para el flamante régimen ‘cívico-militar’ de Brasil, esta política apunta a reforzar sus bases de sustentación interna y la implementación de su agenda reaccionaria.
La envoltura bélica del ultimátum dirigido a Venezuela no debe oscurecer la finalidad de promover una campaña de agitación ‘democrática’ en América Latina, en vista a los procesos electorales que tendrán lugar en el corriente año en Bolivia, Argentina y Uruguay. El “caos venezolano” y el desmadre social, económico y político de la camarilla militar de Maduro serán usados con la intención de extorsionar al electorado para imponer salidas derechistas.
Los cabecillas del grupo de Lima y Trump, su mentor, han desviado la mirada de la crisis humanitaria que se desarrolla, ahora mismo, en la frontera de México y Estados Unidos, y de la determinación de Trump de construir un Muro contra toda América Latina. Esto ha provocado una crisis política adentro mismo de Estados Unidos y promovido una creciente indignación de los trabajadores y la juventud norteamericanas.
Venezuela atraviesa efectivamente una crisis humanitaria descomunal; lo prueba el número extraordinario de personas que abandonan el país, a pesar de que el madurismo les niega o retacea la documentación para salir. Esta crisis humanitaria es la expresión del derrumbe de un régimen político, que defiende los intereses de clase de una burguesía arribista y de una camarilla fuera de control, a expensas del sufrimiento de los trabajadores de Venezuela. El Partido Obrero puede caracterizar la realidad tal cual es, por la autoridad que le da haber planteado tempranamente los límites insalvables de la tentativa nacionalista militar del chavismo; haber opuesto a ella la independencia de la clase obrera y el gobierno de trabajadores; y haber caracterizado a tiempo el desplome del madurismo como consecuencia de una incapacidad para desarrollar una alternativa independiente frente a los estragos de la crisis mundial en un país donde la mono producción de petróleo se acentuó en el período chavista, paralelamente a una deuda externa completamente parasitaria.
Nuestro partido, el Partido Obrero, advierte acerca de la gravedad de la crisis humanitaria, pero se opone al planteo imperialista de instrumentar una ayuda de emergencia para infiltrar políticamente al país y reconvertir a Venezuela en una colonia. Llamamos a los trabajadores, en especial de América Latina, a que se organice una ayuda humanitaria internacional bajo el control de las centrales obreras y de representantes obreros elegidos en sus lugares de trabajo. En oposición a la salida política de los Trump y los Macri, planteamos la expulsión del estado de la camarilla chavista de los sindicatos; la vigencia plena de las libertades democráticas; la nacionalización integral del petróleo y el gas, bajo control obrero, y por un gobierno de trabajadores. Solamente un gobierno de trabajadores puede garantizar elecciones limpias y democráticas – sea Venezuela o toda América Latina.
En abril pasado, una Conferencia internacional de partidos de izquierda, convocada por la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la Cuarta Internacional) y organizada por el Partido Obrero, en Buenos Aires, advirtió que “uno de los objetivos centrales de Trump es disciplinar a los gobiernos latinoamericanos en una ofensiva diplomática y comercial contra Venezuela y su gobierno” y denunció que “detrás del boicot económico al comercio con Venezuela se insinúa la preparación de una eventual invasión militar” y que el objetivo de esta “es avanzar en la privatización del petróleo venezolano, rematando su empresa estatal, una de las mayores reservas mundiales de hidrocarburos”.
Venezuela se ha convertido también en un escenario especial de la ofensiva del gobierno imperialista de Trump contra la presencia “pedratoria” (Bolsonaro dixit) de Rusia y China en América Latina. Esto no impide, sino que incluso favorece, una asociación reaccionaria por el reparto de influencias a nivel mundial y contra la lucha de los pueblos latinoamericanos por la independencia política. Advertimos a los trabajadores acerca de todos los perjuicios que provocará esta lucha de intereses entre las potencias existentes, en el marco de una crisis capitalista mundial cada vez más severa. El objetivo último de esta ofensiva es combatir a la revolución social en América Latina y devolver a Cuba, mediante la restauración capitalista en desarrollo, a la órbita del imperialismo.
En función de esta caracterización de conjunto, planteamos:

Por una movilización internacional contra el boicot imperialista a Venezuela y a Cuba, y las amenazas guerreristas organicemos marchas y concentraciones.

Ruptura con la OEA, el FMI y todo el aparato político-diplomático imperialista.

Desconocimiento de la deuda externa en todos los países.

Abajo los planes de reforma laboral y previsional reaccionarios y antiobreros.

Por el retiro de las bases yanquis en Colombia, la triple frontera argentina-paraguaya-brasilera, Guantánamo en Cuba y por el cese de todo tipo de operativos militares conjuntos.

Por el retiro de las tropas latinoamericanas que actúan como policía yanqui en Haiti.

Repudio al grupo de Lima y sus planteos contrarrevolucionarios; por una lucha de clases consecuente contra los gobiernos que lo integran en cada uno de los países; por el derecho a la autodeterminación de Venezuela; por gobiernos obreros y campesinos y la unidad socialista de América Latina.

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