sábado, 5 de enero de 2019
Cipayismo a la latinoamericana: el Grupo Lima no reconoce la presidencia de Maduro
Este último viernes doce de los trece países que integran ese grupo firmaron una declaración que desconoce la nueva presidencia de Nicolás Maduro en Venezuela. Estados Unidos detrás de esa resolución.
El Grupo Lima (GL) fue creado en 2017 en Lima a instancias del ex presidente de ese país, Pedro Pablo Kuczynski, que fue eyectado de la presidencia por denuncias de corrupción.
Este grupo reúne a Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía. El objetivo primordial fue ejercer presión sobre Venezuela para sacar de la presidencia a Maduro, haciendo monitoreos sobre este país, aunque en la letra del documento fundacional intentaron disfrazarlo inicialmente como la búsqueda de una salida negociada.
El canciller peruano Néstor Popolizio al presentar la declaración sobre Venezuela, afirmó que “el principal mensaje es sin duda el no reconocimiento de la legitimidad del nuevo período del régimen venezolano”.
El único país que no firmó fue México, su presidente Manuel López Obrador no asistió a la reunión del GL y en su lugar envió al subsecretario para América Latina y el Caribe Maximiliano Reyes Zúñiga.
Es probable que la negativa del presidente mexicano a firmar la declaración rechazando la nueva presidencia de Maduro, se deba a la disputa que lleva adelante ese país contra Estados Unidos por el muro segregacionista que Trump insiste en construir en la frontera de ambos países.
Es tan clara la injerencia de Estados Unidos sobre este grupo de países de Latinoamérica, que ni se molestan en guardar las formas. Mike Pompeo –Secretario de Estado norteamericano- participó mediante video conferencia de esa reunión, sin que ese país sea miembro del Grupo Lima.
Es más, en la reciente asunción del ultraderechista Jair Bolsonaro, Pompeo aprovechó la ocasión para reunirse con el presidente colombiano y el representante del Perú, precisamente para hablar sobre el tema y presionar para lograr esa declaración, en una abierta injerencia sobre aquel país.
Esto último no es un dato menor. Países abiertamente alineados con Estados Unidos emiten una declaración donde instan a Maduro a no asumir un nuevo gobierno y darle todo el poder a la Asamblea Nacional, dirigida por la oposición de derecha.
Un salto en el entrometimiento de los asuntos internos de ese país, que lleva la “firma de agua” de la principal potencia imperialista, que trata a Latinoamérica como su patio trasero, con un Grupo de Lima que se aviene a ese tratamiento.
Precisamente esos mismos países saludaron la asunción de Bolsonaro como presidente de Brasil, un claro heredero del golpe institucional que realizara la derecha junto con el Poder Judicial, con el Departamento de Estado norteamericano actuando entre bambalinas.
Después de un tiempo del golpe institucional, realizan un llamado a elecciones con el candidato del PT con mayor intención de votos, Lula Da Silva, proscripto, sin derecho a ningún tipo de propaganda política.
Este Grupo Lima guardó silencio sobre todo este proceso en Brasil. Que no tengan la misma vara para medir a los distintos países, habla a las claras de la injerencia que ahora buscan realizar en Venezuela. Pero también de un intento de corrimiento a derecha de la región, con EEUU con mayor peso específico en ella.
La principal potencia hegemónica, que interviene militarmente países, viola sistemáticamente libertades democráticas en su propio país, apuntando a la población negra y latina y que no tuvo ningún reparo en poner en jaulas, literalmente, a niñas y niños inmigrantes latinos.
Ese país pretende tener el “derecho” a cuestionar gobiernos y rechazarlos.
Las elecciones en Venezuela, que atraviesa una crisis económica y política de gran envergadura, realizadas en mayo del último año, contó con una participación muy baja de electores de ese país (votó un 46, 01% del padrón).
Maduro obtuvo el porcentaje más bajo en la historia del chavismo, si se tiene en cuenta el total del padrón electoral, solo lo votó un 28% de la población, lo que habla a las claras –junto con el factor de la alta abstención- del hartazgo del pueblo trabajador venezolano que día tras día sufre grandes padecimientos por la crisis económica.
Precisamente esta gran crisis en curso, una verdadera catástrofe para el pueblo, no hace otra cosa que mostrar a dónde condujo el “socialismo del siglo XXI” del chavismo.
Pero esto de ninguna manera habilita a que países alineados con Estados Unidos, puedan definir los gobiernos de otros países. Solo el pueblo venezolano tiene ese derecho.
Mirta Pacheco
@mirtapacheco1
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