En un extenso artículo-reportaje, que apareció ayer en Pagina 12 en su dos páginas centrales, el abogado laboralista Juan Manuel Ottaviano, acompañado de la Secretaria adjunta de un Sindicato de APP del que no conocemos mucha actividad, salvo sus apariciones frecuentes en los medios de difusión, realiza una serie de consideraciones acerca de la llamada “economía de las APP” con las que tenemos algunas diferencias que queremos expresar, aunque seamos concientes que las mismas es muy difícil, sino imposible, sean publicadas en ese medio
En ese artículo, la periodista, Julia Gondelberg, concluye con Ottaviano que, “Todos (sin explicar quienes son todos) confluyen en la idea de que la expansión de la economía de plataformas y sus nuevas formas de trabajo son inevitables. Toda la cuestión reside en fijar un marco regulatorio o alguna política de Estado para que este fenómeno no se convierta en una usina de empleo precario.”
Comencemos por aclarar que la economía de las APP no es un fenómeno, ni una tormenta (como suele expresar Macri) sino una política
Si partimos de la inevitabilidad de esta nueva política del sistema capitalista en su etapa neoliberal ya arrancamos aceptando su contenido y nos queda, a lo sumo, atenuar sus consecuencias, mitigar en algo la profundización del sistema de explotación.
Lo refirma en sus respuestas a la entrevista planteando que : “La expansión de las economías de plataforma es un hecho. Evidentemente hay un nuevo mercado. Hay una nueva manera de generar mercados y oportunidades de empleo”.
Osea, ya esta, esto genera trabajo, aunque sea precario y casi esclavo. Agarremos esto porque el mercado así lo decidió y solo tratemos de modificar algo.
A esta aceptación lineal del Mercado y sus políticas de explotación del trabajo Octaviano, aunque no muy convencido y en algunas definiciones contradictorio, plantea como solución alguna regulación de parte del Estado. Téngase en cuenta que habla del Estado Macrista, condicionado y manejado por el FMI y las multinacionales financieras, energéticas, etc; que promueve una reforma laboral de igual contenido al que proponen las APP y además, sin considerar que una regulación de ese tipo serviría para generalizar ese sistema de explotación del trabajo a otras actividades con el beneplácito de los empresarios.
A esto Octaviano le llama “política inteligente”.
Para remachar sus conceptos, el entrevistado, la emprende contra la estrategia de los taxistas en su lucha contra UBER. Plantea que el objetivo de nuestra lucha para terminar con UBER y que sea prohibida su actividad ilegal y violatoria de todas las leyes es equivocada. Osea que, deberíamos aceptar su regulación, que monopolice la actividad de transporte de pasajeros llevando a pequeños empresarios y trabajadores a la ruina, que es su objetivo. Para ser más elocuente, nos acusa sin vueltas de que nos “adecuamos a los intereses de los patrones en contra de nuevos patrones tecnológicos”.
Un especie de resígnense, ríndanse y “modernícense” a las exigencias del los monopolios.
Alberto “Cacho” Rodríguez - Secretario de la Asociacion Taxistas de Capital
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