lunes, 7 de enero de 2019
A cien años de la Semana Trágica
Iniciamos una serie de artículos en el centenario de uno de los episodios más importantes de la lucha de clases en la Argentina y parte de la oleada revolucionaria internacional abierta con la Revolución rusa.
En enero de 1919, la huelga de los obreros metalúrgicos de los talleres Vasena, después de una feroz represión en la puerta de la fábrica de Nueva Pompeya, se transforma en una huelga general que conmueve a la Ciudad de Buenos Aires durante más de una semana, con elementos semiinsurreccionales, movilizaciones de masas, barricadas y enfrentamientos con las fuerzas represivas, y el despliegue de una gran espontaneidad, combatividad y solidaridad obrera y popular.
Compartimos fragmentos de Cien años de Historia Obrera, de Ediciones IPS
La llamada “semana trágica” se inscribe en una etapa de ascenso de la lucha de clases en el país, del que fueron hitos también las huelgas de La Forestal (1920-1922) y las de los peones rurales de la Patagonia (1920-1922) y fue parte de la oleada revolucionaria internacional abierta con la Revolución rusa.
Para estos años Vasena es una de las empresas más importantes del país con unos 2.500 empleados. Los trabajadores exigen la jornada laboral de 8 horas, aumento de salarios y mejores condiciones laborales y comienzan una huelga a principios de diciembre de 1918. La empresa se mantiene funcionando con un pequeño sector de obreros que no adhiere y con carneros enviados por la Asociación Nacional del Trabajo. La organización patronal, fundada un año antes, se encarga de contratar los rompehuelgas y llevarlos a las fábricas, es presidida por Pedro Christophersen, también presidente de la Bolsa de Comercio, junto a Joaquín Anchorena, una figura central de la Sociedad Rural y del gobierno radical de Yrigoyen.
El 7 de enero de 1919, cuando una de las camionetas con rompehuelgas se acerca a las instalaciones, un grupo de trabajadores intenta detenerla junto con mujeres y niños, y al grito de “¡Carneros!”, lanzan palos y piedras, pero ésta no se detiene. La policía sale en defensa de los rompehuelgas cargando sobre los huelguistas y sus familias. Cientos de heridos graves y varios muertos son el saldo de este primer enfrentamiento que dura algunas horas.
La represión contra las familias obreras en el corazón del barrio de Pompeya genera una gran indignación. La Sociedad de Resistencia Metalúrgica, organización que responde a la FORA del V Congreso (anarquista), contesta de inmediato con la huelga en todo el gremio. Los obreros marítimos, que se hallan en huelga previamente, realizan una asamblea donde tratan como primer punto los hechos ocurridos en los talleres y aprueban el boicot para la empresa Vasena. Al caer la noche y durante el día 8 de enero, miles de obreros concurren a los locales gremiales; se realizan asambleas y reuniones en empresas y talleres en toda la ciudad y los trabajadores están dispuestos a salir a la huelga.
La huelga general
El día 9 de enero, el diario La Razón titula: “La ciudad bajo el imperio de la huelga general”. Durante la mañana se voltean tranvías y se tiran abajo los cables de electricidad. Piquetes obreros recorren talleres y comercios. Aunque algunos tienen dudas, terminan adhiriendo a la huelga; el comercio se paraliza; se multiplican actos espontáneos en diferentes barrios y en la zona de Avellaneda.
Pedro Christophersen, J.P. Macadam, Atilio Dell’Oro y T.L. Mogay, integrantes de la patronal Asociación Nacional del Trabajo, se ofrecen para “mediar” en el conflicto. Con este objetivo se presentan en las instalaciones de Vasena donde se reúnen con miembros del directorio y de la FORA IX. Pero ya no pueden salir, miles de obreros se suman a las barricadas en los alrededores de la planta. En los techos y puertas del local se ubican matones a sueldo de los capitalistas, armados con fusiles Máuser. La tensión va en aumento. Pasadas las 2 de la tarde el cortejo fúnebre inicia su marcha hacia el Cementerio de la Chacarita, y una multitud se va sumando. El cortejo es encabezado por un grupo de autodefensa compuesto de un centenar de obreros armados.
Cuando la numerosa columna se encuentra sobre la calle Corrientes, llegando a la esquina de Yatay se producen nuevos disturbios. Un grupo se adelanta, ingresa a una iglesia y arma una fogata. Al llegar los contingentes obreros más numerosos, policías y bomberos que se habían refugiado en la iglesia comienzan a disparar a la multitud, asesinando a varios de los manifestantes y dejando un tendal de heridos. Se produce un tiroteo, corridas, parte de la columna se dispersa, pero no se detiene en su camino hacia la Chacarita. En el cementerio mismo va a producirse una represión aún mayor.
Frente a los talleres Vasena, al mismo tiempo, se mantiene una gran concentración obrera, que al recibir las noticias de la masacre de Chacarita estalla en furia. Se desata un tiroteo y la policía queda desbordada; pasadas las 19 horas interviene el Ejército para desalojar a los huelguistas.
Ese día Yrigoyen había nombrado al general Dellepiane como jefe de policía de la Ciudad de Buenos Aires, poniendo bajo sus órdenes al conjunto de las fuerzas represivas. La violencia se extiende a varios puntos de la ciudad y continúa durante la noche del 9 al 10 de enero. Pequeñas batallas se suceden en las esquinas, especialmente en el barrio de La Boca, donde grupos de obreros atacan patrullas policiales. La prensa informa sobre unos 25 muertos cerca de las instalaciones de Vasena y otros en incidentes durante la noche en otros puntos de la ciudad.
Esa misma noche se reúne nuevamente el consejo de la FORA sindicalista (IX Congreso) con la presencia de delegados de 36 organizaciones gremiales de la Ciudad de Buenos Aires. Es una reunión muy importante, ya que la FORA IX es mayoritaria en el movimiento obrero de la Ciudad y está en curso la huelga general. En la reunión, el Consejo Federal presenta las bases sobre las que considera que se puede dar fin a la huelga general: la solución del conflicto de los metalúrgicos de Vasena y la libertad de todos los presos por cuestiones obreras que hubieran sido detenidos durante los últimos días. Se produce un debate importante cuando los delegados de la Federación Obrera Ferrocarrilera proponen incorporar al pliego de reclamos otras reivindicaciones de su gremio, como la readmisión de los cesantes con motivo de las huelgas ferroviarias recientes, por ejemplo, y los delegados de los obreros del calzado que plantean otros reclamos para incorporar al pliego unitario de la huelga general.
El Consejo Federal de la FORA IX busca limitar la huelga a objetivos parciales, restringirla al conflicto de los obreros de Vasena y a la libertad de los presos recientes, y se niega a extender el pliego de reclamos al conjunto de los trabajadores. Pero al día siguiente la huelga continúa. Por su parte, la FORA del V Congreso realiza una reunión extraordinaria donde ratifica el llamado de huelga general por tiempo indeterminado. La consideran una “huelga general revolucionaria”, que debe tener como banderas de lucha la libertad de todos los presos por cuestiones políticas, incluyendo la de los anarquistas Radowitzky y Barrera.
El 10 de enero, la huelga ya se había extendido a otros importantes centros urbanos e industriales. Mar del Plata amanece conmovida por el paro total de los empleados de comercio, restaurantes, talleres y transportes. La Razón informa también que 22 gremios están plegados a la huelga en Mendoza.
Al día siguiente, finalmente Vasena accede a dar cumplimiento al pliego de los obreros. El jefe de policía informa a los delegados de la FORA IX y se compromete a dejar en libertad a los detenidos durante las últimas jornadas. Los diarios informan que la huelga está finalizada, ya que la FORA IX se ha comprometido en esto. El Partido Socialista emite una declaración considerando conveniente la vuelta al trabajo. La FORA V, sin embargo, declara que la huelga continúa hasta que se resuelva el conflicto en Vasena, se haga responsable a ese empresario de todos los hechos sangrientos desarrollados en los últimos días, se otorgue la libertad a Radowitzky y Barrera y se dicte la amnistía para todos los presos por cuestiones sociales.
El domingo 12 de enero, se conoce una declaración de los obreros de Vasena que dice:
(…) a pesar de las informaciones dadas por la casi totalidad de los diarios locales, esta huelga no se ha solucionado, por cuanto los obreros en huelga no han tenido intervención alguna en el anunciado arreglo. Los obreros no han tenido entrevista alguna con el patrón, ni comunicación alguna de las mejoras anunciadas, y habiendo tratado de averiguar el paradero del citado burgués, no se ha podido dar con él.
Resulta que sin haberse realizado aún la asamblea en Vasena ni los obreros contar con un compromiso escrito por parte del patrón de esa empresa, la FORA IX había levantado la huelga general por los comunicados en los periódicos. Cuando los trabajadores se aprestan a realizarla, la policía irrumpe deteniendo a 170 obreros.
Finalmente, el 13 de enero, los obreros de los talleres firman un acuerdo con Vasena y definen la vuelta al trabajo. Se logra la libertad de los presos, aumento salarial y reducción de la jornada laboral a 8 horas.
Sin embargo, la situación no se normaliza enseguida. La FORA V mantiene el llamado a continuar con la huelga general. El Ministerio del Interior recibe informes de los gobiernos de Córdoba, Santa Fe, Salta y Santiago del Estero dando cuenta de huelgas en los ferrocarriles, paros de solidaridad y manifestaciones obreras. En la Cuidad de Buenos Aires la policía continúa con los allanamientos a los locales obreros y anarquistas; entre ellos la redacción de La Protesta, donde la noche del 14 de enero son detenidas 40 personas e incautados todos los materiales impresos.
Balance de la Semana Trágica
El balance sobre el total de las víctimas de la Semana Trágica no es unánime. El Gobierno nunca otorgó cifras oficiales. La policía informa 60 a 65 muertos, pero los archivos diplomáticos de los Estados Unidos informan 1.356 muertos y aproximadamente 5.000 heridos. Las fuentes de la diplomacia francesa mencionan 800 muertos y entre 3.000 a 4.000 heridos. La Vanguardia y La Protesta, a su vez, denuncian más de 700 muertos y 4.000 heridos. Los detenidos pueden haber sido entre 5.000 personas tan solo en la Ciudad de Buenos Aires (según La Prensa), o hasta 45.000 prontuariados en todo el país (La Protesta).
La lucha combativa de los obreros del taller se transforma en una huelga general que involucra al conjunto del movimiento obrero de la Ciudad y que comienza a extenderse a otros centros urbanos e industriales (Rosario, Mar del Plata, Mendoza), abriendo una gran crisis para el Gobierno y el régimen político. Una vez desatada la huelga general, la FORA IX define tomar la dirección del movimiento, reuniéndose con el Gobierno y los empresarios para intentar llegar a un acuerdo y poner fin al conflicto.
La estrategia sindicalista se muestra contraria al desarrollo de las tendencias más combativas y espontáneas que están en curso en las masas obreras. En vez de desarrollar la huelga general en el sentido de una huelga general política, basada en los reclamos más sentidos de los trabajadores, busca contenerla y limitarla a los reclamos parciales de los obreros de Vasena. En estos tumultuosos días los capitalistas frente al peligro de la revolución desatan la represión del Gobierno, con el Ejército y las bandas fascistas en el centro de la escena. Las direcciones sindicalistas y reformistas del movimiento obrero no estuvieron a la altura del ataque reaccionario de las clases dominantes, imponiendo el retroceso de la vanguardia obrera.
La gran lucha de la Semana Trágica ofrece lecciones claves para el presente de la clase trabajadora. Recuperemos estas experiencias, reflexionemos sobre ellas para transformarlas en punto de apoyo para las luchas que tenemos por delante.
Alicia Rojo
Historiadora UBA
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