jueves, 24 de enero de 2019
El Partido Obrero repudia la escalada golpista en Venezuela
1. Repudiamos la escalada golpista que ha pegado un salto en los últimos días en Venezuela. La autoproclamación como presidente de Juan Guaidó, dirigente de la Asamblea Nacional, ha estado precedida por una frustrada asonada militar.
2. Donald Trump se apresuró a reconocer a Guaidó como mandatario legítimo. Y lo mismo acaban de hacer Macri, Bolsonaro y otros presidentes latinoamericanos.
Repudiamos esta conducta que pretende hacerse nada menos que en nombre de la "democracia", cuando está encabezada por un magnate que viene llevando a cabo una persecución implacable contra los inmigrantes, las minorías, las mujeres y sus derechos y que pretende reforzar el rol de gendarme internacional de Estados Unidos, destruyendo pueblos enteros en Medio Oriente y el Norte de Africa. Una ofensiva que está encabezada también por un notorio fascista brasileño, rodeado por militares, que terminó llegando el poder tras la proscripción de Lula y luego de un golpe que destituyó al gobierno de Dilma Rousseff.
Denunciamos la hipocresía y la duplicidad de los promotores de esta escalada, que no tienen ningún reparo en sostener dictaduras sangrientas y aberrantes como la que encabeza el príncipe de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, responsable del reciente descuartizamiento de un periodista opositor al régimen saudí, en la embajada de ese país en Turquía.
3. Denunciamos también que el presidente de Argentina, más allá de los Panamá Papers, los paraísos fiscales y los cuadernos Gloria, pertenece a una corriente política vinculada a todos los golpes y dictaduras militares que tuvieron lugar en el país desde 1955.
Y que el Peronismo Federal (Massa, Pichetto, Urtubey) se ha subido a la cruzada golpista contra Venezuela en momentos en que viene acompañando el giro represivo en que está empeñado el gobierno con la expulsión de los inmigrantes, la baja de la edad de imputabilidad y el código Chocobar de gatillo fácil.
4. No se nos escapa, sin embargo, la aguda descomposición del régimen bolivariano. La camarilla cívico-militar de Nicolás Maduro ha llevado al pueblo venezolano a un callejón sin salida. Un movimiento que debutó con planteos de emancipación nacional de alcance latinoamericano, y que llevó adelante algunas medidas importantes en esa dirección, ha concluido, como otros similares en el pasado, en una bancarrota económica y política colosal. Desde el comienzo estableció un régimen de poder personal y estatización de las organizaciones populares, en especial los sindicatos, y alentó el desarrollo de una ‘boliburguesía' con los elevados ingresos petroleros, que sirvieron para enriquecer a sus beneficiarios. Ahora que el país ha tocado fondo, Maduro anuncia la privatización de la riqueza minera a compañías rusas y chinas, y no excluye hacerlo en beneficio de las norteamericanas.
5. Advertimos que, si la escalada golpista lograra prosperar, Venezuela asistiría a un remate descomunal de sus riquezas mineras e incluso a la pérdida de conquistas importantes y nuevas privaciones. La oposición, dividida y diezmada, está intentando recobrar aliento pero no cuenta con el apoyo popular. Por eso reclama una intervención militar -interna y externa.
6. Los trabajadores venezolanos deben aparecer en escena con una fisonomía propia e independiente: impulsar la convocatoria de un Congreso de delegados electos en las empresas, para discutir una salida a la crisis nacional y desarrollar su alternativa de poder. Llamamos a los trabajadores latinoamericanos a movilizarnos en común y formar un frente de alcance continental contra esta escalada golpista.
Venezuela atraviesa una crisis humanitaria, que la intervención militar no va a resolver. Una movilización internacional de los trabajadores debe servir también para arrancar esa ayuda a los Estados de todo el mundo, bajo el control de organizaciones de trabajadores y de derechos humanos independientes.
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