Un año atrás el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, firmó junto al ministro de Planificación, Julio De Vido, el acta para el traspaso del subte. Esa transacción tenía un plazo de 90 días para su concreción. La suspensión de la línea A y el aumento de boleto las primeras medidas “polémicas”.
El Jefe de gobierno dio una conferencia de prensa durante la tarde del miércoles para despejar todo tipo de duda sobre cómo se iniciará el proceso donde la ciudad tomará a su cargo la administración del subte. Por un lado comunicó que comenzarán las discusiones para “renegociar” el contrato con la empresa Metrovías. Por otro, explicó que es cierto que la tarifa aumentará en los próximos meses, aunque no serán $6 (que es el costo que “debería tener” sin subsidio), sino que ese número servirá para buscar “una tarifa de equilibrio, con un sistema más transparente y más sensato y no un subsidio indiscriminado como el que hizo el Gobierno (nacional), con falta total de inversión durante diez años”. Además ratificó la decisión de cerrar la línea A al menos 60 días durante el verano, y anunció que no se realizarán extensiones de ninguna línea, sino que se comenzará un proceso de “reacondicionamiento del servicio”.
En cuanto a la tarifa, el Gobierno nacional dejó de emitir subsidios para el subte. En ese sentido, el subsidio que Nación otorgaba era utilizado para mantener la mitad del boleto, la otra se cubría con el aumento del 127% que hizo la ciudad, por eso se sospecha que el faltante del subsidio que llegaba de Nación sea nuevamente cubierto por el bolsillo de los contribuyentes (como ya sucedió con el último aumento del ABL).
La ley de traspaso aprobada por la Legislatura porteña establece que la tarifa del servicio será revisada anualmente al momento de la discusión paritaria. Para sostener la tarifa durante el 2013 se prevé contar con 600 millones de pesos que se recaudarán por la venta de boletos y unos 1.100 millones que ingresarían con el aumento de las alícuotas en los impuestos de sellos a las transacciones financieras y patentes.
El líder del PRO también se refirió a las crítica que se realizó en referencia a la suspensión de la línea A por el cambio de vagones: “Es sorprendente que algunos miembros del Gobierno nacional opinen luego del desastre que hicieron en el transporte. No pueden los dos tipos de trenes circular al mismo tiempo. Vamos a revisar todos los negocios colaterales. La prioridad es trabajar con el concesionario actual pero lo vamos a revisar. El servicio como está hoy, no es el que teníamos hace 10 años”. Lo cierto es que no sólo desde el Gobierno nacional dijeron que no es necesaria esa medida. También lo hicieron técnicos de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) y trabajadores del subte mismo.
En cuanto al inminente cierre de la línea A, se supo que los nuevos coches chinos no serán instalados en un 100%, ya que contarán con el mismo sistema de frenado que los coches “La Brugeoise” (los tradicionales vagones de madera), que según la auditoría que revisó le subte no pueden continuar funcionando. El sistema de frenado que tienen los nuevos vagones será instalado recién en septiembre de 2013, por lo que a pesar de contar con vagones de última generación la seguridad de los mismos será regulada por el mismo sistema que hace 80 años. Este dato no quiere decir que los subtes sean inseguros, pero sí es otro argumento a favor de quienes dudan que sea necesario el cierre de la línea por más de un mes.
Otro dato que comentaron quienes están encargados de realizar el cambio de vagones es que no se podrá utilizar el aire acondicionado que viene con los nuevos trenes. Esto se debe a problemas en la ventilación de los túneles por dónde los equipos de aire acondicionado extraen el aire para funcionar. Sin embargo, desde el Gobierno nacional (responsable de la compra de los nuevos vagones) explicaron que por el tipo de construcción del trazo de la A los aires deberían poder funcionar. En caso de que no funcione el sistema de refrigeración se vería “perjudicado” el confort de los usuarios ya que los vagones nuevos tienen tan solo dos ventanillas por coche, lo que representa un cambio considerable en relación a la situación actual.
Marcha
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