martes, 1 de enero de 2013
Martí, por qué el Autor Intelectual del Moncada
"No hay proa que taje una nube de ideas", escribió José Martí en un ensayo publicado en El Partido Liberal de México en 1891. Y el 26 de Julio de 1953, el joven abogado Fidel Castro y sus compañeros no lograron la victoria en el asalto al Moncada, pero sus ideas habrían de triunfar. Estas tenían como cimiento principal las propias ideas de José Martí. De ahí que en el juicio, iniciado el 21de septiembre de aquel año en el Palacio de Justicia de Santiago de Cuba, el líder del Movimiento Revolucionario, proclamara a José Martí como autor intelectual del Moncada y lo reiterara en su alegato de defensa del Moncada —conocido como La Historia me Absolverá— el 16 de octubre del propio año, en la pequeña sala improvisada de Justicia, en el Hospital Civil Saturnino Lora.
Con el asalto a la segunda fortaleza militar de la dictadura se reivindicaba al Apóstol en el año de su centenario. En este, 2013, se cumplen 60 años de aquel hecho y de aquel juicio —Causa 37—, y ha comenzado a celebrarse el 160 aniversario del nacimiento de José Martí.
Pero, ¿cómo se propuso celebrar el gobierno de facto, originado en un golpe de Estado que perpetró Fulgencio Batista desde la fortaleza de Columbia, la madrugada del 10 de marzo del año anterior?
Los actos conmemorativos del Centenario del Apóstol comenzaron con una gran fanfarria por el repudiado régimen, pero sería el pueblo el encargado de pagar los gastos hipertrofiados o ficticios, para rebosar las cuentas particulares de los personeros del régimen. Uno de los primeros decretos (1952) fue el cobro de los "impuestos martianos" para sufragar las celebraciones del Centenario: Se había impuesto un gravamen de un día de haber en los salarios de los empleados públicos; de dos pesos de pago de impuesto a cada profesional; y un centavo de aporte por cada niño escolar matriculado en escuelas públicas o privadas. Centavo a cobrar a cada niño en su propia aula. Más, directa o indirectamente no fueron los únicos gravámenes.
Es justo decir que ese año visitaron a Cuba martianos fervientes. Que hubo programas patrióticos, alejados de la mencionada fanfarria y que se hizo sentir, desafiando amenazas, el Frente Cívico de Mujeres Martianas, entre otras acciones valientes.
Por su parte, lo mejor de la juventud ya había empezado a proceder consecuentemente:
El Comité 10 de Enero, fundado entre los estudiantes de la Universidad de La Habana, el cual tomó el nombre de la fecha en que cayera baleado en México Julio Antonio Mella, se propuso extender la autonomía universitaria hasta el área exterior de la Colina, incluyendo la plazoleta donde está emplazado el busto del fundador del primer partido marxista leninista de Cuba, junto a Carlos Baliño, compañero de José Martí, así como de la Federación Estudiantil Universitaria. Entre otros jóvenes, formaban parte de este Comité, los estudiantes Raúl Castro, Pedro Miret, y Léster Rodríguez así como el trabajador del Mercado Único, Antonio (Ñico) López, luego combatientes en Santiago de Cuba y Bayamo, el 26 de Julio de ese año.
En el propio enero de 1953, Fidel Castro participaba en una reunión del Congreso Martiano por los Derechos de la Juventud, en el local de la FEU donde se acordó coordinar un gran desfile por la Flor y la Bandera a efectuarse el día 28 de Enero por la tarde, en Homenaje al Centenario del Apóstol. La víspera sería efectuada una peregrinación que la historia ha recogido como La Marcha de las antorchas, que partió de la escalinata de la Universidad hasta la Fragua Martiana, donde una multitud estudiantil y de pueblo en general esperó el advenimiento de la fecha del natalicio de José Martí.
Asumiendo la discreción debida, acorde con la máxima martiana de que en silencio ha tenido que ser. No se supo, hasta que Fidel lo expresara en el juicio del Moncada, que entre las masivas manifestaciones, tanto la marcha de las Antorchas como la de la tarde del 28 con destino a la estatua de Martí en el Parque Central, estuvieron presentes unos mil doscientos jóvenes que integraban las células revolucionarias clandestinas que se entrenaban bajo su liderazgo para el futuro asalto al Moncada.
Ya había ocurrido un acontecimiento fatal, al aparecer mancillado el 10 de enero el busto de Julio Antonio Mella. En la acción de protesta y vindicación de tal hecho fue mortalmente herido por la policía, el estudiante Rubén Batista quien tras días de agonía, debatiéndose entre la vida y la muerte, falleció en la Sala de los Estudiantes del Hospital Calixto García. Rubén Batista sería el primer mártir en el año del Centenario de Martí.
La oposición política tradicional se pronunciaba contra "el régimen de facto" que había expulsado al presidente constitucional y abolido la Constitución de la República, pero esos políticos querían canalizar un proceso acorde con sus intereses de poder y no contra la corrupción administrativa que minaba el país, ni a favor de las mejores causas sociales. Obviamente tampoco tenían en su agenda los postulados martianos. Para ellos Martí era solo un objeto de propaganda.
Algunos líderes honestos —por su parte—, pensaban que las condiciones aún no estaban dadas para ir más lejos, o sea emprender la acción armada contra el régimen castrense imperante.
Pero, el joven abogado Fidel Castro que hasta entonces había integrado el ala más radical del Partido del Pueblo Cubano, Ortodoxo, de gran arraigo popular, y otros muchos jóvenes sí asumieron, en la práctica, el pensamiento martiano, y fueron consecuentes con ese ideario que otros alababan, pero solo de palabra.
Martí:
"Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario". Ese apotegma del Apóstol, que registra Gonzalo de Quesada y Miranda fue decisivo (... )"Aplazar no es nunca decidir" (... ) "Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos". (... ) "La libertad cuesta cara y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio".
A tenor de ello la divisa de Fidel y sus compañeros en el Moncada muy pronto se hizo realidad.
Luego, desde la cárcel de Isla de Pinos, en su presidio político, Fidel escribiría un folleto que circuló clandestinamente, titulado Para Cuba que sufre, él pidió que se ilustrara con una foto de José Martí y otro pensamiento del Apóstol, que dice:
"Antes de cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte". Aquel pequeño folleto, que precedió a La Historia me Absolverá, ratificaba el pensamiento martiano y en él se denunciaban los crímenes cometidos el 26 de julio de 1953 y en días sucesivos en la provincia de Oriente.
Retomando la respuesta de Fidel en el juicio por los sucesos del 26 de Julio, al aseverar que el único autor intelectual del Moncada era José Martí, bastaría una mención más de las ideas del prócer para constatar cuán certeras eran las palabras del acusado.
"Hay un límite al llanto sobre la sepultura de los muertos, y es el amor infinito a la patria y a la gloria que se jura sobre sus cuerpos, y que no teme ni se abate ni se debilita jamás; porque los cuerpos de los mártires son el altar más hermoso de la honra".—José Martí.
Y Fidel terminaría subrayando:
"¡Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo, hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba a darle su sangre y su vida para que siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!".
Marta Rojas
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