jueves, 4 de febrero de 2010

La batalla que se libra hoy en Kraft- Terrabusi y el temor a la pandemia...


Luego de la heroica lucha del 2009 de los trabajadores de Kraft contra el brutal ataque de la empresa, que implicó el despido de 162 trabajadores por haber reclamado medidas de higiene frente a la pandemia de la Gripe A, hoy se libra una nueva batalla de la que en gran medida depende el curso del nuevo movimiento obrero argentino.
Es ya sabido que de fondo la empresa intentó sacarse de encima a un activismo obrero que desde el 2004 venía abriéndose paso en la fábrica, reclamando por mejores condiciones de trabajo frente a la prepotencia patronal y que en el 2008 puso en pie el Cuerpo de Delegados por Sector, organizándose desde abajo para enfrentar a la poderosa transnacional estadounidense. Así, la mejor medida de la empresa frente a la “pandemia” fueron los despidos del nuevo activismo obrero
A mas de 5 meses del inicio de esta gesta histórica del proletariado industrial, la mas importante de los últimos 30 años, donde se expresaron claramente dos tendencias políticas con diferentes métodos y estrategias para llevar adelante la pelea, la Nueva Comisión Interna que mantuvo una política independiente, no solo de esta empresa y el sindicato burocrático de Rodolfo Daer, sino también del conjunto de las patronales, del gobierno de los Kirschner y de la embajada norteamericana, se planteó el enorme desafío de reorganizar las fuerzas al interior de la fábrica para encarar con firmeza la lucha por la reincorporación de los trabajadores despedidos que aún continúan peleando y por los derechos de los trabajadores.
Valiéndose de las brechas abiertas desde el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre libertad sindical, la Comisión Interna convocó a elección de delegados de sector. En todos los turnos y sectores de la fábrica los trabajadores vienen votando a sus delegados, donde ya se han elegido a más de 23.
Así el mayor intento de Kraft, de terminar con la tendencia a la autoorganización obrera y el “estado asambleario”, en palabras de Julián de Diego asesor de la empresa, sufrió un duro golpe después de la enorme lucha del 2009.
La empresa hizo público su desconocimiento de los nuevos delegados de sector y con la colaboración de Daer y sus maniobras burocráticas, pretenden en vano terminar con el surgimiento de los nuevos delegados de base en la fábrica, algo tan difícil como tapar el sol la con las manos.
La pelea por la reorganización de base de las/os obreros de Terrabusi, que junto a los trabajadores del Subte pusieron en el centro de la escena nacional las banderas de la democracia obrera y la organización “libre y democrática” de los trabajadores, es un faro y una referencia para miles de trabajadores que sufren en carne propia las cadenas de la dictadura patronal en las fábricas, empresas y establecimientos laborales.
El conocido “sindicalismo de base” que se viene gestando desde abajo como una verdadera pandemia, es lo que desvela a los asesores patronales como Julián de Diego, Funes de Rioja y compañía, que reclaman una especie de “seguridad jurídica gremial” frente al desarrollo de esta tendencia.
Pero ¿porque las patronales necesitan tal seguridad jurídica?, ¿que relación tiene la seguridad jurídica que reclaman, con la libertar y necesidad de los trabajadores de organizarse desde las bases?
He aquí la preocupación de un empresariado en última instancia temeroso de que se desaten las cadenas de la lucha “democrática” de los trabajadores por desarrollar sus organizaciones de base como mejor respondan a sus intereses y los prepare para enfrentar a las patronales.
En las fábricas, establecimientos laborales, empresas de servicios, etc, reina lo que desde el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos consideramos dictadura patronal. Es sabido que el derecho constitucional a la libertad de expresión prácticamente no existe, quien emita sus opiniones gremiales o políticas, ni hablar de reclamos, se gana seguramente la represalia patronal, la sanción, persecución y hasta el despido. El conocido derecho de reunión también constitucional no encuentra lugar en las relaciones laborales, es lo que, unos días antes del conflicto por la Gripe A en Terrabusi, De diego calificó de “estado asambleario” que debía terminar para recobrar la cadena de mando del capital.
Las cadenas de la explotación capitalista necesitan ajustarse con la supresión de derechos civiles y políticos al interior de las relaciones laborales y durante las jornadas de trabajo. Cualquier intento de ejercitar derechos de organización mínimos para los intereses de los obreros merece la intensa mirada patronal y las consecuencias de rigor. Esto es lo que explica que en el 80 por ciento de los establecimientos laborales no existan delegados de base y lo que explica en última instancia el “gran” debate sobre libertad sindical y el modelo sindical argentino abierto con los fallos de la Corte Suprema.
El caos, la incertidumbre, que gritan las Cámaras Patronales y sus voceros frente al derecho a la “organización libre y democrática” de los trabajadores, demuestra que regimentar mediante leyes, decretos y resoluciones las organizaciones gremiales de los trabajadores es una “Cuestión de Estado” y un derecho que se arrogan las patronales por el solo hecho de ser las “propietarias” de los lugares de trabajo y los medios de producción, por mantener su “señorío” incuestionable sobre las vidas de los obreros durante la jornada laboral. Esto es lo que reclaman cuando exigen que se modifique la ley de Asociaciones Sindicales para cerrar las brechas abiertas que favorecen el surgimiento de los nuevos delegados
El camino de reorganización que han iniciado los trabajadores de Kraft representa la fortaleza de un “sindicalismo de base” que protagoniza las luchas en común con los estudiantes y desocupados, y constituye el faro que decenas de miles de trabajadores necesitan encontrar, y al cual las patronales pretenden apagar.
El despotismo patronal le teme a este fantasma del “sindicalismo de base” en desarrollo mas que a cualquier pandemia en gestación.

Edgardo Moyano, abogado de la Comisión Gremial Interna de Kraft-Terrabusi, integrante del Ce.Pro.D.H.

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