viernes, 16 de octubre de 2009
Pacto Daer-Kraft-Tomada para derrotar la lucha. Echan lastre y no lo consiguen
Los cinco delegados impedidos de entrar desde hace más de 50 días a la planta han sido reinstalados en sus puestos de trabajo por la Justicia.
El giro judicial se produjo como resultado de una presentación del Ministerio de Trabajo. El gobierno nacional jugó fuerte para imponer este punto, mientras seguía empeñado en desconocer la condición de delegados de los compañeros que ejercen esa función en la planta, con el argumento de que se les había vencido el mandato, y mantenía sin resolver la reincorporación de los 162 activistas. Los evidentes esfuerzos de los K y los Moyano-Daer para descomprimir el conflicto y sacarlo de la calle se hacen con la expectativa de descabezar o neutralizar a la Comisión Interna. En los últimos días, Daer no se ha cansado de repetir que la función sindical en Kraft había quedado en manos de la dirección del sindicato, a partir del vencimiento del mandato de la interna. La patronal pretende un paquete final, entero, que incluya una cláusula d! e paz social por 60 días y el fin del conflicto, firmada por todo el cuerpo de delegados.
Mientras tanto, los despedidos aún siguen siendo 142, esto entre los primeros indemnizados y los 72 despedidos finales, aunque se ha dejado trascender que podrían haber más readmisiones. Los cinco delegados repuestos y el total de la Comisión Interna legal de planta, conformada por diez compañeros, son desconocidos como tales por parte de la patronal, la burocracia y el Estado, debido al vencimiento de sus mandatos el pasado viernes 9 de octubre. Esta caducidad objetiva, como consecuencia de la imposibilidad de celebrar elecciones en las condiciones de conflicto, normalmente se resuelve con una prórroga de mandatos. Daer se ha negado por completo a otorgarla y se ha declarado la “única representación sindical en la planta hasta una nueva elección”, que él mismo tiene que convocar.
El Ministerio, que también podría prorrogar los mandatos por su cuenta, no lo hace y se empeña, por el contrario, en controlar que los compañeros no retomen su función gremial sino que se incorporen a “sus puestos de trabajo”. La policía, en tanto, se retira de la planta al mismo ritmo que las tropas norteamericanas de Irak.
No han podido doblegar la lucha
Las concesiones obtenidas en esta lucha han sido arrancadas por los piquetes y marchas heroicas de los compañeros y las organizaciones solidarias, modificando continuamente los escenarios de la huelga. El gobierno ha operado frente a la huelga desde un cuadro de debilidad, lo mismo la patronal, lo cual está relacionado con las divergencias de todo tipo que se manifiestan en la burguesía y en los aparatos del Estado, desde el acuerdo con el FMI, la ley de medios, la no cerrada querella sojera y agraria y, por sobre todo, los giros de la crisis mundial. Tomada creyó que podía irse a Estados Unidos, mientras habilitaba a la patronal a producir los despidos, pero después quedó claro que los K no tenían resto para sostener la apuesta, ni cuando se jugaron a la represión de los piquetes. Es claro que la participación de la Fuba le dio al conflicto una resonancia que va más all! á de las fuerzas que se movilizaron en la práctica, pero que trajeron a la memoria la crisis desatada cuando la Fuba, hace dos años, desafió con movilizaciones callejeras a la camarilla profesoral de la Universidad. Moyano fracasó en su reclamo de dejar las calles y atenuar las críticas a la CGT y al Sindicato de la Alimentación a cambio de su apoyo verbal a los trabajadores. El resultado provisorio es una situación contradictoria de concesiones en los despidos y una continua tentativa para despedir a los activistas y privar de sus derechos a la organización obrera de la planta. También ha jugado un papel fundamental la resistencia interior en la planta. Una resistencia a las horas extras, a los aprietes de los jefes, al nuevo código de trabajo, a los nuevos tiempos de producción, a los nuevos tiempos para ir al baño, a la violación de las categorías o los actos de protesta contra! la patronal –como las ovaciones recibidas por algunos delegados cuando ingresaron al comedor– por parte de sus compañeros. Ni hablar de la asamblea de más de cien compañeros en la puerta al entrar el último de los delegados, todos síntomas de un límite infranqueable para las pretensiones de la patronal.
El plan B de Daer, Moyano y K
Más allá del planteo de dejar en la Justicia la decisión sobre las reincorporaciones y despidos, y más allá de la pretensión de paz social, la política de Daer y de la patronal, de cercenar la actividad sindical de los delegados, lleva a un mayor conflicto. El Plan B ante el fracaso del plan de represalias y represión no tiene mayor viabilidad que el que tuvo el A. Esto explica los ajetreos de la burocracia de la CGT para arrancar algún acuerdo con la interna o con un sector de ella con relación al futuro.
Daer, con 140 activistas en la calle, con la planta regimentada por los supervisores y la policía, con sus “congresales” actuando como sindicato libremente en planta, pretende armar en el momento oportuno “su” Comisión Interna. Por eso, viola toda la tradición en los sindicatos argentinos, que establece la prórroga automática de mandatos cuando la convocatoria a elecciones de un cuerpo de delegados se demora por razones de fuerza mayor, en este caso una gran lucha. Pero la ambición supera a Daer y a su mentor Moyano. La lucha de Kraft ha abierto una crisis en la CGT, porque al cuestionamiento de la UTA por el Subte se suma el cuestionamiento de los burócratas cegetistas por una gran planta industrial. La tanda Daer-Moyano, con el socorro de algunos asesores de K, como el secretísimo Zannini, pretenden recuperar un control, exactamente en el momento en que se desarrolla una rebelión entre franjas crecientes de jóvenes trabajadores contra la burocracia sindical. En paralelo a la burocracia, Kraft pretende (y necesita) imponer sus planes internacionales de ajuste bajo la presión de la bancarrota capitalista mundial. Moyano es parte integral de ese tejido.
La reincorporación de los despedidos y la prórroga del mandato de la Comisión Interna son los puntos irrenunciables. Se ha votado implementar un petitorio masivo, de toda la fábrica, para respaldar el reclamo al sindicato y al Ministerio de que reconozcan a la Interna y los delegados y reincorporar a todos los despedidos pendientes. Se ha votado también otra gran marcha a Plaza de Mayo para el jueves 15. No hay lugar para la burocracia sindical en Kraft, existe todo el espacio para la organización obrera representativa e independiente a lo largo y ancho de la planta.
A la CGT y a la CTA (¡la otra gran ‘ausente’ de la lucha, pero presente en todos los circos oficialistas!) les reclamamos el paro general por la victoria de las obreras y obreros de Kraft, y del Subte, Mahle, Paraná Metal, el aumento del mínimo no imponible, la reanudación de las paritarias, la prohibición de despidos y suspensiones, y un plan de obras públicas (bajo control obrero) para que trabajen todos los desocupados.
Néstor Pitrola
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