sábado, 24 de octubre de 2009

Camilo Cienfuegos: la fuerza de su palabra y principios


En diversas ocasiones cuando se hace referencia a la vida y obra del Comandante Camilo Cienfuegos en primer lugar se resaltan sus méritos significativos durante la etapa de la lucha de liberación nacional y también aspectos relacionados con su carácter jovial y su sencillez en el modo de actuación en forma cotidiana.
Por supuesto si tan sólo tenemos en cuenta su participación en la guerra revolucionaria, en el período comprendido entre diciembre de 1956 y finales de 1958, no hay dudas que por ello ya Camilo ocuparía, por derecho, un lugar meritorio en la historia de nuestro país.
Pero Camilo también, no obstante el poco tiempo que vivió tras haberse producido la victoria popular en enero de 1959, tan sólo menos de diez meses, dio un aporte muy trascendental al desarrollo y defensa de la Revolución con la fuerza de la palabra y con sus principios y entrega total a la causa de su pueblo.
Más allá de sus responsabilidades dentro del Ejército Rebelde, desempeñó una encomiable labor como dirigente de la Revolución. Pronunció alrededor de 20 discursos en distintos lugares de Cuba, mantuvo un estrecho contacto con sectores de la población, así como se refirió a temas cruciales en sus intervenciones.
Desde la etapa inicial del proceso revolucionario cubano se preocupó primero por hacer comprender a los integrantes del Ejército Rebelde, y al pueblo de Cuba, en general, cuál era el papel que debían desempeñar los miembros de las fuerzas armadas, cómo era necesario que se superaran y como cuestión esencial destacó la importancia que tenía la unidad de los uniformados con el pueblo.
Ya el 9 de febrero en un encuentro con miembros del Ejército Rebelde en el campamento militar de Columbia, meses después convertido en Ciudad Libertad, Camilo destacó: “debemos estar más conscientes en nuestro deber como verdaderos soldados de la Patria.”
Dos días después, en ocasión de la inauguración del primer curso de alfabetización del Ejército Rebelde, enfatizó: “Éste es un ejército que estará al lado de cada una de las exigencias que haga el pueblo cuando éstas sean justas y sean limpias y sean honradas.”
Igualmente precisó al respecto: “Ganamos la guerra y vamos a hacer la verdadera revolución, que es ésta que ahora tenemos en nuestras manos que defender.”
En el transcurso de las semanas siguientes Camilo sigue llevando a cabo una gran actividad política. Participa en una asamblea de trabajadores telefónicos habla en la inauguración de un curso en el recién creado Cuerpo de vigilancia de carreteras, y también el 27 de marzo al intervenir en la apertura del primer curso de oficiales del Ejército Rebelde, detalla: “Tenemos un deber histórico para con la Patria y nosotros mismos.”
Ya entre finales de marzo y durante el mes de abril realiza recorridos por Cienfuegos y también visita Zulueta, poblado que él y los hombres que dirigía liberaron en dos ocasiones durante la etapa final de la lucha revolucionaria.
En Zulueta Camilo habla con sus habitantes. Resalta el papel de la clase obrera y reitera la importancia de la unidad entre los obreros, campesinos y soldados.
El primero de mayo de 1959 habla ante una gran concentración popular que se realiza en la ciudad de Camagüey para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores. Destacó: “Hoy hemos visto con gran orgullo y con gran satisfacción, una vez más, a los obreros, al pueblo y al Ejército marchando juntos.”
Y añadió más adelante: “Este Ejército desfila hoy aquí con ustedes, trabajadores, porque nosotros somos como ustedes trabajadores, porque este Ejército es de estudiantes, Ejército de obreros y estudiantes.
Incluso Camilo se refirió a que había visto cartelones en que los obreros pedían armas y deseaban organizarse para recibir instrucción militar y acerca de ello, expresó: “Los obreros quieren instrucción militar y nosotros les daremos a esos obreros instrucción militar, Se la vamos a dar porque el pueblo y los trabajadores son iguales que los soldados de este Ejército; porque todos estamos para defender la causa común.”
Particularmente a partir del 17 de mayo cuando se firma la Ley de Reforma Agraria, este tema pasa a tener una gran prioridad igualmente en los encuentros que Camilo sostiene con campesinos así como en los discursos que pronuncia en lo adelante.
Por ejemplo en ese mismo mes de mayo, unos días antes de promulgarse la citada ley, Camilo había expuesto: “Y apoyaremos la Reforma Agraria, y la haremos una realidad a pesar de los numerosos enemigos que tenemos para realizarla. El pueblo quiere Reforma Agraria, el campesino quiere reforma agraria, los obreros quieren reforma agraria, el Gobierno lo quiere y la queremos el ejército Revolucionario. Entonces, ¿quién puede oponerse a todo un pueblo unido?
Entre los meses de junio, julio, agosto, septiembre y octubre Camilo se multiplica en su accionar en distintos escenarios. Así, por ejemplo, lo mismo habla en algún otro o actividad de tipo cultural, así viaja a La Habana al frente de una caballería campesina que partió de la zona de Yaguajay para participar en el acto por el aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, está junto a Fidel en el enfrentamiento de una acción realizada por el dictador Leónidas Trujillo contra la Revolución, participa en el acto de conversión del campamento de Columbia en un gran centro educacional, así como después viaja a la provincia de Camagüey, y más adelante visita la ciudad de Santiago de Cuba donde reafirma que la consigna era trabajo, trabajo.
También sostiene emotivos encuentros con habitantes de las zonas rurales de la entonces provincia de Las Villas, así como participa en el acto de constitución del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias efectuado en La Habana el 16 de ese mes.
Varios días después a Camilo, como un gran hombre de confianza de Fidel, se le encomendó la misión de trasladarse a Camagüey para enfrentar la maniobra contrarrevolucionaria encabezada por el jefe del Regimiento militar de la provincia.
Incluso en un discurso pronunciado en el teatro del Regimiento Militar, Camilo con esa característica muy peculiar con que era capaz de matizar sus razonamientos llegó a enfatizar: “La Revolución Cubana no se detendrá nunca ante nada, si tenemos que llegar a la luna, con un cohete nuestro, a la luna llegará la Revolución Cubana, en un cohete también.”
Tan sólo cinco días más tarde, en este caso en La Habana, en la gran concentración popular efectuada frente al entonces Palacio Presidencial, continuó haciendo un análisis con respecto a la fortaleza de la Revolución al contar con el apoyo mayoritario del pueblo.
En lo que fue la última intervención que realizara ante el pueblo cubano, porque dos días después se produjo su desaparición física, recordó además un fragmento del poema dedicado a la bandera cubana por el poeta Bonifacio Byrne y también resaltó la firmeza del pueblo cubano al asegurar: “De rodillas, de rodillas nos pondremos una vez, y una vez inclinaremos nuestra frente y será el día que lleguemos a la tierra cubana que guarda veinte mil cubanos, para decirles: ¡Hermanos, la Revolución está hecha, Vuestra sangre no corrió en balde!”
Fue poco el tiempo que Camilo pudo como dirigente de la Revolución dar su aporte, pero indudablemente que con la fuerza de su palabra, con sus razonamientos y principios contribuyó de manera decisiva a su desarrollo y defensa

Víctor Pérez Galdós
Colaborador de Radio Rebelde
web@radiorebelde.icrt.cu

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